Como los juegos son una
forma de procesar símbolos, muchos criminales no asesinarían si pudieran escribir,
dibujar o jugar.
En un artículo de ElColombiano.com (1), del 23 de setiembre
de este año 2013, se publica una noticia con el título Brasilia,
la capital brasileña, prohibió los juguetes bélicos, que
en su resumen, dice:
“La capital brasileña puso en
vigor este lunes (23-09-2013) una ley que
prohíbe la fabricación, distribución y venta de cualquier tipo de juguete
bélico, una medida adoptada para contribuir
con la reducción de los índices de violencia en el país, informó el gobierno
local”.
Me saltearé una cantidad de ideas respecto a qué significa
el juego como expresión simbólica para comentarles, directamente, para qué
puede ser útil la medida adoptada por los gobernantes de esa ciudad brasileña.
Comenzaré salteándome las consideraciones para ir
directamente a la conclusión: Esa ley no va a servir para nada de lo que se
propone, sino todo lo contrario.
Ahora sí, para los menos ansiosos y con más paciencia, les
comentaré algunos fundamentos de esta conclusión tan radical y atrevida.
Para evitar la violencia los gobernantes deben propiciar
aquel viejo refrán que dice: «Perro que ladra no muerde».
Esta sentencia popular nos dice que cuando una persona
amenaza, insulta, promete, habla hasta por los codos, no hace más nada, es
decir: solo habla, es puro bla-bla-bla.
Las palabras (escritas o habladas) son símbolos que tienen
un efecto de cambio en sus receptores pero, sobre todo, en sus emisores.
Cuando alguien confiesa sus intensiones, expresa sus deseos,
canaliza verbalmente sus sentimientos, logra (quizá sin darse cuenta) disminuir
su intensidad: la furia, los anhelos, el odio, una vez expresados, son
notoriamente menos intensos después de ser simbolizados.
Como los juegos son una forma de procesar símbolos, muchos
criminales no asesinarían si pudieran matar jugando.
(Este es el Artículo Nº 2.052)
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