Las palabras
impronunciables aportan un poder mágico a quienes las pronuncian. Por ahora la
palabra «psiconeuroinmunoendocrinología» es mágicamente impronunciable.
Según sea el objetivo, la
popularidad puede ser un beneficio o un perjuicio.
Naturalmente es un beneficio
cuando el objetivo es ser reconocido por la mayor cantidad de personas.
Claro que ese conocimiento
puede ser positivo o negativo. Adolfo Hitler está «en la boca de todo el mundo» pero como ejemplo de
lo que no se debería hacer, mientras que Albert Einstein es famoso por
cualidades dignas de imitación.
Por el contrario, si el
objetivo fuera evitar la popularidad, entonces los interesados en que se cumpla
este propósito extremarán sus esfuerzos para ocultar el conocimiento.
No es fácil encontrar un
ejemplo de este caso porque, precisamente, no son conocidos, porque cumplen su
objetivo de no ser populares, porque han logrado no estar «en la boca de todo el mundo».
Uno podría preguntarse: ¿qué interés puede existir en evitar la tan
preciada popularidad? Parecería ser que esta preferencia apunta a la soledad,
al aislamiento.
La respuesta es sencilla cuando lo que tenemos que ocultar son
características agraviantes. Es normal que alguien trate de que sus rasgos
impresentables no tomen estado público.
La respuesta no es tan sencilla cuando lo que tenemos que ocultar son
características dignas de orgullo, de aprobación, de asentimiento.
Cuando la estrategia consiste en evitar que algo valioso esté «en la boca de todo el mundo», podemos pensar que, no conformes con la
simple popularidad, se busca ir más allá y lograr la idealización, el
endiosamiento, la fascinación, el misticismo, el misterio rodeado de un halo
mágico.
La medicina utiliza muchísimas palabras impopulares, pero quienes pueden
conocerlas y pronunciarlas (los médicos), elevan su poder mágico.
Por ahora, la palabra «psiconeuroinmunoendocrinología» (1) es
mágicamente impronunciable hasta para los médicos.
(Este es el Artículo Nº 1.857)
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8 comentarios:
Me parece una falta de respeto que el médico no trate de hacerse entender cuando uno está preocupado nada menos que de su propia salud o la de un ser querido. Me resulta muy violento.
Los psicólogos no usan la jerga con los pacientes pero entre colegas abusan de ella.
Para ser sincera prefiero en endiosamiento a la popularidad... (pero no puedo permitir que alguien se entere)
Estar en boca de todo el mundo implica que además de amigos, tendrás que soportar a los enemigos.
Soy bastante obsesivo. Creo que quiero controlar mis rasgos impresentables.
¿Se puede ser popular sin ser mediocre?
Las palabras importantes, complicadas, y sobre todo de poco uso, asustan sólo a los inexperientes. Cuando pasan los años nos vamos dando cuenta de que son puro adorno y vanidad.
Quiero ser popular pero dentro de alguna minoría.
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