domingo, 7 de abril de 2013

Viaje al más acá



 
Video clip – Corazón espinado – Santana y Maná. 

Desde que subió al ómnibus en la terminal, comenzó a pensar más intensamente en cómo lo abrazaría.

Se acomodó pensando que tendría que estar ahí sentada por más de cuatro horas, encendió sus auriculares con música romántica en francés, cerró los ojos y procuró dormir.

Alguien se sentó en el asiento vacío de forma un tanto brusca. Seguramente habría llegado muy sobre la hora de partida. Una vez que se sentó, todo quedó en calma. Gilbert Becaud y un lejano zumbido del motor. Reaparecieron los pensamientos sobre cómo lo abrazaría. Se imaginó acariciándole la nuca, abrazados interminablemente, con un balanceo propio de las últimas horas de un club nocturno.

Hacía muchas semanas que no tenía sexo. Sólo un lluvioso domingo de tarde se sintió inspirada para ser autónoma.

Entreabrió los ojos y vio que su ocasional compañero se había cruzado de piernas y quedaba en un plano muy visible la piel escasamente velluda que iba del mocasín al bajo del pantalón.

Los párpados no obedecieron y siguió mirando esa pequeña parte de un desconocido. La canción hablaba de un triste desencuentro en la costa mediterránea, la piel joven y de su color preferido estaba siempre ahí, fascinándola.

¿Qué está pasando? ¿Otra vez esa maravillosa sensación en la pelvis? No, ¡no puede ser! Los ojos entrecerrados no lograban escapar de aquella piel. Trató de distraerse contando los pelitos escasos sobre el talón de Aquiles, las venitas del tobillo, una especie de ralo vello púbico algo más arriba. Tenía la certeza de que la temperatura y la suavidad serían infinitamente agradables y la sensación en la pelvis se expandió al vientre y a los glúteos.

Cruzó sus piernas y comenzó a mirarlo buscando estimularse más. Ya sabía ella que cuando no puedes con el deseo, mejor únetele. Presionando los muslos como le había enseñado su mejor amiga del internado católico, observó que había alcanzado la posición perfecta para hacer contracciones rítmicas que estimularan el clítoris.

Ahora necesitaba mirar la pierna del joven para llegar cuanto antes al éxtasis y poder tener un viaje menos perturbado.

Imaginaba cómo podrían caer sus pantalones y mostrar unas piernas delgadas pero fuertes y torneadas, con esa vellosidad tan suave. La excitación subió varios escalones más cuando accedió a pensar en el olor de sus genitales. Le pareció sentirlo realmente. Bajándole lentamente su boxer y mirando maravillada ese espectáculo siempre renovado de un pene erecto que al tocarlo se lo siente latir como si fuera un amoroso bebito.

El perfume de su cuerpo y la potencia de la fragancia corporal le pareció que subían por sus narinas y empezaron los primeros anuncios de un orgasmo inminente. Veía con cierta preocupación que su cuerpo estaba teniendo movimientos involuntarios y que podrían llamar la atención de su ocasional amante.

Imaginó que ese hermoso pene entraba en su boca, acariciando con una suavidad imposible de adjetivar su lengua y el paladar. Sus labios formaron una verdadera vagina. Le acarició las piernas, los glúteos, los testículos.

Al ver que el orgasmo llegaba muy rápidamente quiso frenarlo para disfrutarlo un poco más pero fue imposible. Las piernas continuaban el masaje sobre el clítoris por sí solas. Un cantante desconocido contaba una historia intrascendente con varios quiebres en su voz. Las oleadas voluptuosas la invadían por todo el cuerpo, el movimiento rítmico no paraba porque había perdido todo posible control. El placer no paraba de subir, trató de no seguir mirando el tobillo del hombre pero no pudo. Estaba poseída. El estómago se contraía espasmódicamente, dejó de oír la música, se mareó levemente, se le taparon los oídos, apretó los puños con fuerza hasta que por fin comenzó a retomar el dominio de su cuerpo. Recobró la tranquilidad y sus ojos pudieron dejar de mirar aquella piel masculina.

(Este es el Artículo Nº 1.860)

10 comentarios:

Gabriela dijo...

Un tobillo alcanza cuando el cuerpo esta dispuesto.

Fernanda dijo...

Cuando se extraña se ama con desesperacion, y esa es un arma de doble filo.

Elena dijo...

La sugerencia de un tobillo expuesto, potencia la fantasia de construccion del resto de un amante ideal, por eso creo que la chica perdio el control tan rapidamente.

Raul dijo...

Cuando era chico y leia novelas eroticas en otros idiomas, la carga erotica era mayor porque las partes que no entendia las cargaba con mis fantasias.

Alvaro dijo...

A mi como varon un tobillo de una mujer no me da para imaginarme una mujer ideal y menos para exitarme, mas cuando tengo un rico plato despues de cuatro horas de espera.

Mirna dijo...

Es posible que si por casualidad hubiera rozado ese tobillo no se habria disparado una fantasia tan urgente, quizas hasta le habria provocado rechazo.

Daniel dijo...

Cuando estamos a la espera de una relacion con una mujer a la que deseamos mucho, pensamos en algun pequeño detalle femenino para masturbarnos y asi esperar y poder hacer bueno ese encuentro futuro.

Rulo dijo...

Los tobillos eran eroticos en la epoca de mi abuela. Ahora nos gustan los culos.

Alba dijo...

No preciso posiciones de autosatisfaccion cuando quien me espera durante cuatro horas es el ser que amo y deseo.

Yoel dijo...

Bueno el relato; logro exitarme.