Antiguamente se pensaba que para todo había alguna
solución, pero actualmente esa creencia ya no tranquiliza a las nuevas
generaciones.
Un dicho popular exclama: «¡Es más difícil que
encontrar una aguja en un pajar!».
Este problema existe porque la paja y la aguja son visualmente muy
similares. La dificultad estriba en que una aguja en una pajar está camuflada,
encubierta, disimulada.
Reflexionando inclusive con
escasa lucidez podemos continuar
opinando que el dicho popular debería aclarar si existe alguna certeza
de que esa aguja buscada está o no está en el pajar, porque si tenemos la
convicción de que alguien la puso ahí, el problema se reduce a mirar paja por
paja hasta que podamos descubrir la aguja. Por el contrario, si no tenemos
seguridad sobre la presencia del mencionado objeto monocular, (porque tiene un
solo ojo), la búsqueda aumenta su dificultad exponencialmente.
¿En qué escenario estamos
viviendo? ¿Qué tiene esto que ver con buscar una aguja en un pajar?
Según creo, antiguamente, (nuestros padres y
abuelos), tenían la sensación de que las soluciones para los eternos problemas
existenciales, (salud, dinero y amor), estaban y que solo había que buscarlas,
estudiando, consultando, esforzándose.
En términos del dicho popular, las antiguas
generaciones tenían la sensación de que encontrar la solución a los problemas
existenciales era tan trabajoso como buscar una aguja en un pajar contando con
que la aguja seguramente estaba ahí.
Desde que nuestra cultura comenzó a descreer
de lo viejo y adhirió al culto de lo nuevo, esa sensación de tranquilidad y de
apego a la perseverancia y laboriosidad, similar a las que se necesitan para
encontrar un objeto disimulado entre miles, dejó de tranquilizarnos.
Desde que nuestra cultura solo cree en lo
nuevo y que quizá aún no llegó al país, buscamos ansiosamente porque ignoramos
si la aguja está.
(Este es el Artículo Nº 1.877)
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