viernes, 26 de abril de 2013

El cine pedagógico y entretenido



Quien se irrita con la conducta de otro en realidad se enoja con los defectos propios proyectados en el censurado.

Días pasados, en un video que complementa el artículo titulado Nuestro representante James Bond (1), les decía que prefiero estudiar al ser humano mirando películas en vez de entenderlo leyendo libros. Estos suelen aburrirme, y peor aún, suelen darme las ideas digeridas por el autor; las películas, sin embargo, nos muestran situaciones que los amantes del cine y del psicoanálisis utilizamos para hacernos de cuenta que estamos en una sesión de análisis escuchando y viendo a los consultantes más fascinantes (los personajes de cada film).

Hace más de 30 años quedé hechizado con una serie de tres películas sobre las aventuras de un mestizo domador de potros norteamericano llamado Billy Jack (2).

Este héroe bueno, fuerte, justiciero, defensor de los débiles y especialista en ayudar a los eternos fracasados, cierta vez dialogó con el anciano sabio de una tribu.

Billy Jack — ¿Cómo puedo yo llegar a conocer mi lado malvado, abuelo?

Abuelo indio — Por las cosas en otros que hacen enojarte. Doquiera que te molestas por algo o alguien, es debido a que esa cualidad que te altera realmente existe en ti. Siempre es más fácil ver el mal en otra persona. Y al tratar de cambiar a esa otra persona, crees que te estás deshaciendo de tu propio mal, de tu propia sombra. Se requiere de una valentía sobrehumana para ver que esta falta realmente existe en ti, que lo que realmente estás odiando y tratando de cambiar es una cualidad de ti mismo.

Durante mucho tiempo creí que los indios realmente poseían esa sapiencia, pero luego, golpeado por la vida, comencé a pensar que en realidad era el libretista quien había estudiado psicoanálisis..., pero esa película me educó.

(Este es el Artículo Nº 1.879)


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