miércoles, 17 de abril de 2013

El uso clandestino del psicoanálisis



 
El psicoanálisis parece un procedimiento terapéutico, pero en realidad es utilizado para vivir la vida con más intensidad.

Muchos quizá me comprendan si les digo que una película se disfruta plenamente comentándosela a alguien. La única forma de completar el fenómeno cinematográfico personal consiste en contar la película a quien demuestre verdadero interés.

Esta necesidad pocas veces confesada es la que dio lugar a la profesión de los críticos cinematográficos. Los opositores de este oficio dicen con gesto de asco que estos profesionales no son otra cosa que directores frustrados, pero no, esta es una percepción superficial y hasta mal intencionada, me animaría a decir.

Los críticos de arte en general son personas que no han encontrado a la persona de carne y hueso que los escuche sin bostezar, que haga consultas sobre algún pasaje no bien explicado, que pueda expandir el diafragma ocular en los momentos oportunos, que capte sin que se lo digan cuándo la narración llegó a su fin y que seguidamente se desperece demostrando así que estuvo todo el tiempo absorto en la verbalización de quien realmente vio la película.

Los críticos de arte son personas solitarias como cualquier artista pero poseedoras de un instinto gregario generalmente frustrado.

Tengo la suerte de conocer gente que si fue a ver una película interesante para mi gusto, esperaré a que estrene su descripción porque seguramente será mejor que el propio film.

En realidad lo más importante de este fenómeno, (la vivencia que se siente recién cuando es relatada), ocurre con las relaciones de pareja.

Lo hacemos sin darnos cuenta pero un matrimonio se vive sí y solo sí tenemos con quién comentar lo que nos pasa.

Para poder vivir plenamente, (el cine, el matrimonio, o lo que sea), se inventó el psicoanálisis. Algunos todavía no lo saben.

(Este es el Artículo Nº 1.870)

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