Las luchas por igualar a hombres y mujeres serían
menos estresantes si tuviéramos culturalmente permitido cambiar de roles
libremente.
Para darnos cuenta si estamos
actuando según los dictados de la Naturaleza o de la cultura, tenemos que
detenernos, observarnos, analizar, estudiar, meditar.
Sin embargo, discernir cuál es
el origen de nuestros actos no es algo que nos intereses frecuentemente. Más
bien actuamos lo mejor que podemos, sobre todo para sentirnos cómodos, para no
traernos problemas y suponiendo que la situación actual será reemplazada por
otra similar.
Por ejemplo, cuando estamos
trabajando desempeñamos nuestro rol habitual (vendedor, administrativo,
vigilante, cobrador) hasta que el reloj indica que podemos irnos para nuestra
casa. En el vehículo de transporte haremos lo necesario para que el traslado
carezca de tropiezos. Llegamos a nuestro hogar y ya no actuaremos ni como
empleados ni como pasajeros, sino como padre, madre, hijo, abuelo.
En cada rol, ¿estamos cómodos,
querríamos cambiarlo, nos aterroriza modificarlo? No sabemos qué puede
inducirnos a cambiar o a conservarlo. Según algunos pensadores, cualquier rol
está determinado por la sociedad porque los factores anatómicos, (hombre o
mujer), no son suficientes, es la cultura la que nos obliga a comportarnos de
cierta manera y tendemos a pensar que está bien que así sea siempre.
Algunos militares a veces
desearían jugar un rol de menor
responsabilidad y otras veces desearían jugar
un rol de mayor autoridad. Un médico puede desear ser enfermero y viceversa. El
gerente, abrumado por los problemas, puede envidiar al mensajero y este quizá
sueñe con las ventajas de ser gerente.
Las luchas por igualar a
hombres y a mujeres serían menos tensas y crispadas si estuviera permitido jugar libremente en uno u otro rol, sin
la condena severa que nos impone la cultura, pues es real: no siempre queremos
ejercer nuestro sexo asignado.
(Este es el Artículo Nº 1.858)
●●●
13 comentarios:
Me parece divertido el juego de cambio de roles. En lo sexual, pero también en lo laboral. ¡Cómo me gustaría experimentar el rol de mi jefa y que ella experimentara el mío! Tengo la idea o fantasía de que a mí me gustaría estar en su lugar y a ella le irritaría estar en el mío.
Uno se ubica en un rol determinado, y a su vez otros te lo adjudican. Una vez que ocupaste ese rol, es difícil salirse de él.
Por suerte ocupamos varios roles. En algunos lugares me siento más valorado que en otros.
En lo sexual soy bastante libre pero me cuesta más cambiar de rol en lo que se refiere a las conductas típicas del género. De vez en cuando me gustaría hablar como un hombre, fumar como un hombre, imitar los gestos, las actitudes, la forma de vestir, de un hombre. Hay muchas más trabas sociales para estas conductas que para el comportamiento sexual, que se reserva al ámbito de lo privado.
Veo muchas más resistencias en los hombres en cuanto a ocupar roles femeninos que al revés.
Es cierto, actúo de determinada forma para sentirme cómodo, no necesito hacer experimentos extraños.
Últimamente pongo especial atención en disfrutar los roles que me toca cumplir y por supuesto, también los que elijo. Sin embargo me doy cuenta que hay roles que ni siquiera tomo en cuenta. No pasa por mi cabeza la posibilidad de ocuparlos.
La lucha por igualar a hombres y mujeres es imposible. Evidentemente somos distintos. Muchos deberes y derechos pueden ser compartidos e igualados... ¿pero pueden serlo todos?
Algunas personas eligen el rol de los tropiezos, las disputas, confrontaciones, discusiones inútiles.
Actuamos, también, siguiendo los dictados de la moda. La moda es cultural, y tiene el agregado de ser compartida por un amplio grupo. Por un lado la moda nos coacciona, y por otro nos aporta seguridad y protección.
Ocupemos el rol que ocupemos, siempre seremos los mismos.
No estoy de acuerdo con Facundo. Cambiamos mucho según el rol que cumplimos. Está como ejemplo la típica diferencia entre ocupar el rol de madre o el rol de abuela.
Cambiar de un rol masculino a uno femenino o viceversa, en lo sexual, implica una mayor libertad de expresión de lo que somos.
Publicar un comentario