viernes, 19 de abril de 2013

La seducción y la conquista son inútiles


La Naturaleza es la única encargada de juntar las parejas para que estas conserven la especie. Nadie seduce ni conquista.

Queridos varones, no pierdan el tiempo.

Les voy a contar algo que probablemente no sepan, pero, eso sí, no me van a creer porque el deseo que ustedes sienten de que todo ocurra como piensan ahora es más fuerte que la verdad más obvia.

Para ratificar esta incredulidad, observen que seguimos diciendo que «el sol SALE por el este» cuando lo que realmente ocurre es que nosotros comenzamos a verlo por el este, pues somos nosotros los que nos movemos y no el sol.

Como nos gusta más que sea el sol el que se toma el trabajo de girar  alrededor de la Tierra, entonces reconocemos que Copérnico fue muy inteligente hace más de 500 años pero, sin embargo, seguimos pensando como si él no hubiese existido.

Acoplada a esta aseveración que ustedes tendrían que aceptarme, va mi hipótesis confiado en que correrá una suerte similar (no será creída).

Por lo tanto, queridos compañeros de sexo masculino, el asunto es como les diré a continuación:

Para que una mujer nos desee tenemos que tener la suerte de que sus hormonas así se lo indiquen y esto no puede gobernarlo ni el Premio Nobel de endocrinología femenina.

Ellas tampoco tienen control alguno sobre ese impulso que las controla, a pesar de que suponen que el beneficiado por su predilección superó algún examen que ellas habrían hecho (inteligente, atractivo, trabajador, divertido, pulcro).

No es como ellas creen: las hormonas de ellas les dicen algo así como «Fulano será el padre de tus hijos» y allá van ellas cargadas de ilusión, sueños, vergüenza, miedo, esperanza, seducción.

El feliz «Fulano» no tendrá nada que hacer y si lo hace perderá el tiempo lamentablemente.

(Este es el Artículo Nº 1.872)


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