martes, 2 de abril de 2013

La condición mortífera del placer




Aunque suene paradójico, las limitaciones al placer impuestas por las leyes protegen nuestra vida.

Por lo menos en Argentina y en Uruguay, es posible escuchar este diálogo:

— ¿Cómo te va, José?;
— ¡Ja! Tengo miedo de que me vaya mejor!

En todos los pueblos hispanoparlantes es posible que la gente diga que alguien «Murió de la risa» o que «Se desternilló de la risa» y si ese alguien escuchó mal la palabra, quizá también diga «Se ‘destornilló’ de la risa».

Los franceses denominan al orgasmo «pequeña muerte» y cuando alguien recibió una interpretación psicoanalítica muy rica, acertada como pocas, quizá diga con entusiasmo que el profesional «lo mató con la interpretación».

En el habla popular, las palabras placer y goce funcionan como sinónimas, pero en psicoanálisis hay un matiz que vale la pena considerar, no para conocer la jerga de esta profesión sino para tener en cuenta una idea trascendente.

Algunos psicoanalistas consideran que por «goce» debería entenderse una cierta sensación psicofísica cargada de sensaciones tan ambiguas como para que hagan pensar en «disfrutar de la vida» y en el «temor a morir».

Por esto las expresiones populares recordadas más arriba nos advierten que no solo los analistas hacen una interpretación ambivalente de «gozar».

Resumiría el concepto diciendo que a veces disfrutamos tanto que tenemos miedo de perder la vida y lo encuentro razonable porque morir es quedarse sin deseo.

Ciertas situaciones de gran intensidad placentera pueden provocarnos el temor de que en esas circunstancias se agote todo nuestro deseo y perdamos la vida.

Este sentimiento me parece realista porque el hastío, el aburrimiento, la ausencia total de interés (deseo) por lo que nos rodea, nos provoca una apatía que parece o es mortífera.

Si estos razonamientos fueran correctos entonces las limitaciones al placer impuestas por las leyes protegen nuestra vida.

(Este es el Artículo Nº 1.855)

9 comentarios:

Tatiana dijo...

Según lo poco que he leído, el goce es inherente al síntoma. Es un placer que en última instancia genera dolor. Viene por el lado de los beneficios secundarios de la enfermedad.

Andrés dijo...

Las limitaciones al placer protegen nuestra vida. El goce es un placer que no tiene límites y eso lo convierte en un placer del que somos esclavos.

Yoel dijo...

Según entiendo ud. plantea que el temor a morir de placer, el goce, estaría limitando nuestras posibilidades de ser felices. ¿Va por ese lado?

Amanda dijo...

El goce es un placer oscuro.

Elena dijo...

El goce en Lacan se relaciona a la pulsión que procura irrumpir aferrada al principio del placer, de manera transgresora.

Verónica dijo...

El goce es el deseo que pretende desconocer sus limitaciones cuando pasa al plano de lo Real.

Evangelina dijo...

El goce sólo puede ser alcanzado por Dios.

Joaquina dijo...

Conozco la ausencia total de interés, pero no un placer tan grande que me haga temer la muerte.

la gordis dijo...

He experimentado algo que podría llamarse goce: la bulimia.
Supongo que la anorexia nerviosa produce la misma sensación.
Se sigue un placer desesperante, porque nunca se satisface y genera terror. Es un placer que nunca llega a su culminación.
Lo que siente quien padece de bulimia es un vacío imposible de llenar. Supongo que la anorexia es una forma de experimentar el vacío de forma tan dolorosa que AMAGA, PROMETE, MOSTRARNOS SU LÍMITE, el fondo de ese pozo sin fin, AUNQUE SIN LOGRARLO PLENAMENTE, por eso el/la anoréxica no puede parar de no comer y el/la bulímica no puede parar de comer.