jueves, 27 de mayo de 2010

La creatividad y el miedo

En un artículo publicado hace poco con el título La mujer de Juan Pérez les decía que nuestra psiquis actúa metafóricamente, esto es, repite el mismo esquema de diferentes formas.

Les comentaba que el afán de poseer un terreno donde poder sembrar, cultivar y cosechar lo que necesitamos para comer, se repite metafóricamente en el afán de poseer una mujer (terreno), fecundarla (sembrar y cultivar), para que nos dé hijos (cosechar), que luego nos ayuden.

Si tenemos en cuenta que casi todas nuestras acciones son semejantes entre sí (metáforas unas de otras) y que nuestra única misión (1) es conservarnos (producir) y tener hijos (reproducirnos) (2), ahora les propongo pensar en el fatídico aburrimiento.

Cuando trabajamos con nuestras manos (reparando, cocinando, tejiendo), estamos creando.

En otras palabras, las tareas que hacemos son una forma de gestar, de reproducirnos, de preservar la especie.

La «tarea» que hace el útero cuando está gestando, se parece (metafóricamente) a lo que hace un artesano cuando moldea el barro, o a lo que hace un obrero cuando construye un edificio, o a lo que hace un escritor cuando escribe una novela.

Nuestro sistema nervioso necesita estímulos (trabajo, desafíos, curiosidad, diversión) en forma constante.

Cuando nuestro sistema nervioso recibe esos estímulos (aferencias), nos sentimos bien, disfrutamos de la vida, estamos entretenidos.

Cuando nuestro sistema nervioso no recibe esos estímulos, nos sentimos mal, tristes, aburridos.

Conclusión: las máquinas que hacen nuestro trabajo, también nos quitaron esos estímulos, que ahora tratamos de sustituir con temores por la salud, por la seguridad y por la economía.

Los estímulos que nos quitaron las máquinas, provienen de la creatividad y los estímulos sustitutivos que hemos encontrado, provienen del miedo.

La creatividad aporta mejor calidad de vida que el miedo.

(1) Ver blog titulado La única misión

(2) Menos orgasmos y menos salario

●●●

11 comentarios:

Alicia dijo...

Una vez estaba aterrorizada y me puse muy creativa. Necesitaba hacer algo muy estimulante para apartar ese miedo que amenazaba ahogarme. Esos actos "creativos" (en el sentido de que lograban crear un estado de ánimo en mí, capaz de auyentar el miedo)resulta que eran al mismo tiempo muy estrafalarios, desusados. Cuando me di cuenta ya era un poco tarde porque mi madre había llamado al médico.
El médico vino y trató de ayudarme, pero echó por tierra mi trabajo de auyentar el miedo. Volvió el miedo con más fuerza, pero desaparecieron los actos estrafalarios y pude -aunque con mucho dolor- volver a adaptarme a la vida normal. Por suerte tuve paciencia y con el tiempo también desapareció ese miedo monstruoso y en su lugar quedó un miedito bastante fácil de manejar.

Aldo dijo...

En cuanto a disfrutar de la vida, lo mejor que me pasó fue aprender a disfrutar del estar con gente. Yo era un solitario por incapacidad, no por elección, y sin embargo la mayoría pensaba que desestimaba la compañía de los demás.

Ildefonso dijo...

El trabajo es la forma de conservar la especie. Cuando hablo de trabajo no estoy diciendo "ufa! el trabajo". Adoro trabajar.

Morgan dijo...

Hay que imponerse desafíos posibles. Parece una perogruyada, pero está lleno de tipos que pierden la perspectiva.

Ps. M. Rubio dijo...

Los antipsicóticos enlentecen el pensamiento y agraban los síntomas negativos de las psicosis, es decir, aquellos síntomas que difícilmente ceden con la medicación, como la apatía, la falta de interés y de iniciativa para hacer, actuar, disfrutar.
Disminuye el delirio y la agresividad, lo cual no es poca cosa, pero se cae en una especie de depresión indolora, difícil de superar.

Marta dijo...

Voy a tener que volver a convocar a la diversión para que vuelva a visitar mi vida.

Acéfalo dijo...

Cuando tenés una sóla neurona, esta se sobreestimula y es entonces cuando empezás a hacer groserías.

Verónica dijo...

Quizás algunos adolescentes se aburren porque el miedo a crecer los paraliza cuando se trata de animarse a hacer cosas.

Gerardo dijo...

Para mí era maravilloso, cuando niño, hacerme mi honda, mis cuchillos, mis propios arcos y flechas. Todos mis amigos hacían lo mismo y entonces ponía todo mi empeño porque quería que los míos fueran los mejores. Sentía una felicidad difícil de describir cuando encontraba la horqueta perfecta para mi honda, y cuando conseguía las gomas de cámara de tractor que eran las mejores.
Crear era algo que hacíamos todos los días sin darnos cuenta. Disfrutar y divertirnos, nos parecía completamente natural.
En algún momento la vida cambia y uno no se da mucha cuenta. Por eso descubrirse rutinario y apático es fundamental para reencontrarse con lo que uno realmente es.

Nolo dijo...

si el presente es pleno, es más difícil que el futuro pese como amenaza

Ingrid dijo...

Antes los artefactos se rompían y uno los reparaba o los mandaba reparar. Ahora, cada vez más, cuando algo se rompe se tira y se compra un artefacto nuevo que sustituye al anterior. Se hace así porque sale más barato. Es una manera de proceder lógica pero nos quita la posibilidad de reparar.
En la vida de una persona es importante sentirse capaz de reparar lo que se dañó. No vamos a perder esa facultad porque ya no mandemos a arreglar el lavarropas, pero...