domingo, 14 de septiembre de 2008

Psiquiatría Windows

Un joven de 31 años tuvo mucha suerte pero más que nada tuvo una gran inteligencia para crear una fortuna enorme si tenemos en cuenta la pequeñez del país en el que hizo esa proeza. Hasta cierto punto se explica porque además de su destreza para los negocios financieros, tenía suficientes conocimientos de informática como para que su verdadero campo de operaciones fuera el planeta entero.

A esa edad no quiso seguir creando nueva riqueza sino que sólo se dedicó a la administración de la renta que le generaba. Para ello contrató una secretaria y se retiró a un apartamento lujoso que adquirió.

Se comunicó con un informático muy ingenioso y le encargó que le construyera la computadora más completa que pudiera imaginarse.

Cuando la recibió pudo confirmar que esa pequeña caja metálica de color plata era casi un robot cuyas acciones a telecomando eran las mismas que haría un empleado eficiente.

La personalidad del joven millonario empezó a cambiar y cada vez estaba más recluido en su lujoso apartamento. En cierto momento prefirió despedir a la secretaria porque con esta computadora ya no la necesitaba. Prefería no atender el teléfono y sólo miraba películas por televisión.

Cierta vez tuvo un corte de energía en plena tarde y cuando consultó a la supercomputadora, ésta le informó que se debían a que tenía varios meses de consumos de luz impagos. Quiso resolver el asunto telefónicamente y también éste carecía de línea. Minutos después llegaron unos operarios que se llevaron los muebles y adornos de la casa por orden judicial por incumplimiento en el pago de algunas deudas hipotecarias.

Su debilitada personalidad por tantos años de encierro no toleró este shock y salió corriendo de su apartamento hacia la orilla del mar, gritando «me robaron, me robaron, me quiero matar, me quiero matar».

Generó tanta conmoción entre los transeúntes que alguien llamó a un servicio de salud que lo contuvo y lo internó en un nosocomio psiquiátrico donde quedó en estudio para ser atendido y sanado.

La supercomputadora recompuso el verdadero saldo de las cuentas bancarias, se pudieron cobrar los diferentes acreedores así como también el sanatorio psiquiátrico encontró habilitada la tarjeta de crédito de la que se cobraría el tratamiento y todo quedó en espera de un pronto restablecimiento del joven quien seguramente (por lo menos así fue programada la supercomputadora) haría ciertos cambios en su vida que lo salvaran de una nueva descompensación psíquica.

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21 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto de que una compu pueda hacer tantas tareas como para eliminar a una Gerente, no me llama la atención. Es cierto que generan desocupación... salvo que seas informático y ahí sí que tendrás trabajo.

Anónimo dijo...

La riqueza enferma de la psiquis. Este relato sólo refleja la realidad. Está muy bien lo que dice. Lo creo y es moralizante.

Anónimo dijo...

El teletrabajo es la minería del futuro. Hay muchos yacimientos inexplorados. En lugar de "la fiebre del oro", se va a producir "la fiebre de Internet".

Anónimo dijo...

Me gusta la ciencia ficción, aunque en este caso no se usa mucho la imaginación futurista.

Anónimo dijo...

Existe un programa de computación que sustituye parcialmente al psicoterapeuta que trabaja la teoría de Carl Rogers.

Anónimo dijo...

Quizá la genialidad del personaje para hacer fortuna, contaba con una cierta patología psicológica de base. Hay enfermedades muy rentables (como la obsesión, p.e.)

Anónimo dijo...

...y puede ser, porque si hoy en día están tan automatizadas la temperatura, las luces, los simuladores de presencia y todas esas cosas, es probable que alguien termine viviendo totalmente sólo sin que necesite a alguien, hasta que colapse porque la soledad un tiempito es linda, pero permanente, debe ser horrible!!!

Anónimo dijo...

¡Quiero esa supercomputadora ya!

Anónimo dijo...

A muchos la soledad a muchos nos produce trastornos de salud y otros la necesitan para mantener el equilibrio. Es el caso de los hermitaños, los llamados linyeras, algunos religiosos.

Anónimo dijo...

Lo que me pareció más maravilloso de esa computadora imaginaria fue que haya podido impulsar, a través de una serie de programas, un cambio en la vida del jóven que le llevara a restablecer su salud psíquica.

Anónimo dijo...

El penúltimo párrafo es conmovedor. Un transeúnte preocupado y solidario con un perfecto extraño LO CONTUVO. Luego fue internado en un psiquiátrico donde quedó EN ESTUDIO para ser ATENDIDO y SANADO.
¡Esto si que es futurista! ¡Ciencia ficción al mango!!!

Anónimo dijo...

Yo si me quisiera matar también correría hacia el mar, como Alfonsina.

Anónimo dijo...

Sos una romántica, Celeste. Me sentí identificada con vos, lástima que pertenesco al seleccionado nacional femenino de natación.

Anónimo dijo...

Ese chavón era brasilero, en fija. Después que la conquistan, es pura pachanga. Seguro que un uruguayo o un argentino controla el pago de sus cuentas.

Anónimo dijo...

Vos Arnaldo porque les tenés bronca a los brasileros. Si leés bien vas a ver que dice bien clarito que el hombre nació en un país pequeño.
Seguro que era uruguayo o cubano ...y ya de paso
VIVA CHILE MIERDA!
AFUERA YANQUIS DE LA PATRIA BOLIVARIANA!
LA IMAGINACIÓN AL PODER!

ta, ya me desquité.

Anónimo dijo...

No sé nada de negocios financieros y en cuanto a la informática, se puede decir que me salvo de ser analfabeta. No tengo esperanzas. En la puta vida me pondría a estudiar alguna de esas cosas.
Ah, y en cuanto a inteligencia, he tenido una suerte moderada.

Anónimo dijo...

La moraleja de ese cuento es que a los 30 años uno no puede dejar de producir, es inmoral.

Anónimo dijo...

Me gustaría ver que hace ese tal Damián si hereda una fortuna.

Anónimo dijo...

Mi campo de operaciones es también el planeta entero:
"Vivo en un país libre, que solamente puede ser libre en esta Tierra, en este instante
y soy feliz porque soy gigante
amo a una mujer clara
que amo y me ama
sin pedir nada o casi nada
que no es lo mismo, pero es igual"

Único el Silvio!!

Anónimo dijo...

Lo único que no puedo entender de toda esta historia es cómo pudo despedir a la secretaria. Con la guita que tenía el tipo, seguro que la mina era un camión.

Anónimo dijo...

No quiero la supercomputadora. A mí dame al informático ingenioso.