No es posible creer en lo que nos dicen por más sincero que sea el otro. Lo más que podemos llegar a pensar es que el otro nos dice exactamente lo que está pensando.
A las 10 de la mañana, miro a mi compañera y le digo: «¡Qué hermosa que eres! ¿Podemos tener sexo ahora?»
Ella puede estar segura de que lo que le digo es exactamente lo que estoy pensando pero lo que no debe creer es que sea hermosa.
Otro día, a las 20 y 15 de la noche, miro a mi compañera y le digo: «¡Qué necia que eres! ¿No entiendes que el dinero no nos alcanza para hacer esa compra?»
Ella puede estar segura de que lo que digo es exactamente lo que estoy pensando pero lo que no debe creer es que sea necia.
Puse un ejemplo positivo y otro negativo porque me interesa dejar claro que tanto vale para lo que nos endulza los oídos como para lo que nos amarga la existencia.
El valor universal de lo que opina el otro ES NULO. Es su idea, su ocurrencia, piensa de esa forma. Nada más.
El valor universal de lo que opino yo también ES NULO. Es mí idea, mi ocurrencia, pienso de esa forma. Nada más.
Esta disección de algo tan simple de la vida cotidiana procura dejar sentado que lo creíble es la relación entre el pensamiento y lo expresado pero que no siempre existe relación entre el pensamiento y la verdad universal.
Todo esto vale también para lo que acabo de escribir. Puede creer que es lo que yo pienso pero no debe creer que estas sean verdades universales.
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21 comentarios:
Muy bueno. Lo aùn mejor serìa que todos lo llevemos a la pràctica. Que no nos afectemos, por lo que piensa el otro.
La verdad es la que cada uno descubre. Si aprendiéramos eso podríamos ser más tolerantes y felices, y si lo practicaramos seríamos libres de prejuicios y opiniones ajenas.
Esta vez lo felicito Licenciado.
Estoy de acuerdo con los anteriores y agrego que soy una imbécil que se viene creyendo cualquier cosa que encuentre escrito en algún lado (aunque sea un grafitti).
Es lindo creer en lo que los demás opinan porque es una forma de sentir que todavía vivimos con nuestros padres. Esa fue mi época de oro, cuando los grandes me decían que debía pensar. Soy coqueta, amo la juventud y no me sobra nada. Si puedo aprovechar algo que me mantenga en la ilusión, lo aprovecho y soy feliz.
Yo creo lo que me sirve y descreo lo que no me sirve. Hago algo parecido con la banana: ya que la cáscara no me sirve, la tiro. Las críticas que me molestan, tb las tiro.
Este art se relaciona con el tema de la adulación para seducir y esclavizar que me parece que fue en este mismo blog que alguna vez leí algo.
Como caramelos aunque sé que no me alimentan nadita y me creo las lisonjas aunque sé que son mentirillas piadosas.
Muy inteligente eso de poner un ejemplo bueno y otro malo porque uno siempre cree que algunas cosas están bien o mal según nos gusten o no nos gusten.
Creo que acá no está mencionada la otra posibilidad: Cuando el otro no nos dice lo que realmente piensa.
Es como una maldición ¡Siempre le creo al último que oigo opinar! ¿No seré down y me lo ocultan?
Para mí que las mujeres están mejor dispuestas a creer cualquier cosa que los hombres. Somos más desconfiados que ellas.
Qué reconfortantes son las verdades universales aunque no sean ciertas. Claro que sería un autoengaño tonto apoyarse en falsedades. Pienso igual que hay algunas verdades casi universales. Son los valores que en general no se discuten: el amor, la libertad, la justicia, la solidaridad, la honestidad.
Es imposible que no nos afecte la opinión de los otros. Seríamos unos monstruos si todo lo que piensan los demás nos resvalara. El tema es mantener nuestro margen de libertad a pesar de los otros.
Si le digo a mi mujer:"sos hermosa", eso significa que lo es para mí. No me interesa lo que pueda opinar un tribunal de belleza.
Lo que estoy pensando es el resultante de la lucha entre lo conciente y lo inconciente. Es sincero y es una transa al mismo tiempo.
¡Pobre su compañera! Es hermosa y necia pero nada de eso es cierto. Ahora mismo debe estar flotando en el aire. Le falta definición.
A las que me endulzan los oídos les digo "¡juera canejo!". No quiero que vuelva el moscardón. Me tienen bichao!
Algunos me dicen que no puedo decir lo que estoy pensando, que eso es para los niños o para los locos.
A las 20:16 ella le dijo: "¡me voy a la casa de mi madre!"
Cuando se trata de un conjunto de ideas religiosas o políticas, el valor de lo que opina el otro no es nulo, es estratégico.
Mi novio es un divino. Me endulza los oídos y en cada uno de ellos tengo, un nido de colibrí.
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