La agresividad se manifiesta siempre en defensa propia, sólo que a veces, entre quienes evalúan —con su criterio— qué debe entenderse por «en defensa propia», surgen opiniones diversas e inclusive contrapuestas.
Si un hincha siente que el juez de un partido de fútbol toma una decisión que perjudica al equipo de sus amores, puede sentir sinceramente que lo están atacando con peligro de morir (de un infarto, por ejemplo).
El efecto de contagio que es propio de nuestra especie (si alguien grita ¡fuego! en un cine, es probable que mueran varias personas tratando de huir) inducirá a que otros se sumen a la furia y que esa decisión del juez se convierta en una chispa incendiaria.
En nuestra especie, todo lo que es percibido como amenaza, activa automáticamente mecanismos de defensa que se nutren de nuestra agresividad y se apoyan en todo lo que podamos usar como armas eficaces.
Como los peligros que nos amenazan también pueden provenir de otros seres humanos, creamos leyes que establecen algo muy parecido a las tarifas o aranceles que deberán pagar quienes agredan injustificadamente. El pago que deberá realizar el agresor injustificado suele ser en derechos: a la libertad, a la circulación, al voto, etc.
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22 comentarios:
Acá está en juego el instinto y cuando digo instinto estoy diciendo que el que juega y actúa es el animal que llevamos dentro, que no pasó ni por la escuela ni por la iglesia.
Las leyes y la ropa pasan de moda y es necesario remozar los códigos y el guardarropa.
¡Excelente metáfora la ley con una tarifa! Es así. Se entiende mejor.
Cuando uno se ataja instintivamente de algo que se le viene encima, todos lo entendemos y lo justificamos, pero cuando la reacción está precedida de una elaboración más sofisticada, ahí aparecen las diferentes bibliotecas y todo se vuelve polémico, discutible, político, filosófico, INMANEJABLE!!!
Sería lindo vivir sin miedo, sin amenazas, sin enfermedad, sin heridas, sin pérdidas, sin pobreza, sin muerte. Para mí que no se puede. ¿Y para qué seguimos pensando sobre algo que no tiene modo?
La resignación es aplaudida desde diferentes plateas, pero al suicida se lo juzga como un cobarde. ¿Qué los diferencia a uno de otro?
Las leyes tendrían que ser perpetradas por los mejores delincuentes que se presten para traicionar a los demás delincuentes.
Se la dejo por ahí. Estudienla. Cualquier duda me llaman. Siempre ando por acá.
¡Qué lindo es el billete de Derecho Moneda Nacional! ¿Lo conocen? Yo tengo uno de 5 Derechos. Está un poco rotito pero supongo que si lo quiero usar me lo aceptarán. Mejor no hago la prueba y me quedo con la esperanza que me mantiene contenta.
Si un hincha teme morir de un infarto, habría que pedir certificación médica para concurrir a la cancha.
No me parece práctico.
¿Y si se nos escapa y lo mira por la tele?
Yo me lavo las manos.
No estoy de acuerdo con la violencia. Una vez mi marido me pegó un golpe feo en la cara. Juró que me lo busqué. No quise verlo nunca más pero la saqué de las casillas y no lo reconoceré ante nadie.
Uno de los test de nivel de inteligencia pregunta qué haría si encuentra un sobre cerrado caído en la calle y que haría si ve fuego dentro de un cine.
Las respuestas correctas son poner el sobre en un buzón de correos y avisar prontamente al encargado de la sala. Las incorrectas son leer el contenido y gritar FUEGO.
Me acuerdo porque a mí me reprobaron. Era muy joven aún.
Por suerte todavía no han legislado con respecto a la autoagresión. Claro, eso cuando pasa desapercibida, pero si te desmadrás te meten en un loquero.
Por lo general el que se calienta pierde, así que más vale aprender a controlarse.
(Por supuesto que esto no es válido se hablamos de sexo)
A veces voy por el mundo cargado de agresividad, contra todo y contra todos. Esas veces los que cobran son inocentes.
Estoy trabajando para cambiar.
El problema con los hinchas es que por definición, hinchan las pelotas.
Las masas calientes se convierten en multitudes enardecidas.
Cuando mi padre decidió vender la T.V. mis hermanos y yo nos sentimos sinceramente atacados, con peligro de morir en un mar de aburrimiento.
Hice un experimento. Me paré en medio de la plaza Constitución y grité lo más peligroso que se me vino a la mente, para ver cuál era la reacción de la gente. Entonces, al grito de PASTA BASE, empezaron a rodearme una cantidad de monos munidos de licuadoras, equipos de audio, armas, celulares y toda clase de cosas de las más diversas.
La mejor forma de huír de una multitud es cazando a una chica por la cintura y gritando ¡un médico por favor!
Yo creía que en caso de incendio lo mejor es acercarse sigilosamente a la salida y una vez allí gritar:¡FUEGO! . Podrá parecer individualista, egoísta y todo lo que quieran, pero lo que pasa es que no tolero ser pisoteado. Por otro lado, eso de llamar al encargado me parece muy utópico, nunca está.
En el tránsito, el uso indiscriminado y estridente de la bocina, ayuda a descargar tensiones. Pero claro, no hay soluciones perfectas, porque la tensión va a parar a otro conductor...
Yo no pago nada porque soy un agresor justificado. Más que eso, soy una víctima inocente. ¿Ud. que haría si su mujer eliminara la carne de la dieta familiar?
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