viernes, 12 de septiembre de 2008

Sacrificios sedantes

En el artículo titulado Más rendimiento con menor esfuerzo les comento que la naturaleza se vale de provocarnos molestias para que, en nuestro intento de aliviarlas, hagamos algo por nuestra vida.

A pesar de que la naturaleza nos provee de las molestias necesarias (hambre, por ejemplo) para estimularnos, darnos energía, proponernos un camino (buscar alimento, por ejemplo), a los seres humanos no nos alcanza y deliberadamente nos buscamos más molestias (gratificar a mamá, por ejemplo) con la intención de conseguir más estímulos, recibir más energía y para autodeterminarnos un camino (tener un desempeño escolar que a ella la gratifique, por ejemplo).

Por lo tanto nuestro funcionamiento obtiene la energía de dos conjuntos de situaciones: una natural (hambre, etc.) y otra artificial (gratificar a mamá, etc.).

¿Y por qué duplicamos nuestra dificultad agregándonos molestias? Una respuesta posible es la siguiente: los estímulos naturales están fuera de nuestro control y eso nos angustia porque nos sentimos expuestos a la indiferencia de la naturaleza, que notoriamente no nos cuida tanto como lo hacemos nosotros mismos.

Sin embargo, las sacrificios buscados por nosotros mismos (gratificar a mamá, por ejemplo) nos dan la sensación de que sí pueden ser controlados por nosotros y por lo tanto, nos tranquiliza creer que estamos mejor cuidados.

Esta tranquilidad justifica una enormidad de complicaciones innecesarias que sobrecargan nuestra existencia ya que, sinceramente, no nos salvan de ninguna de las vicisitudes inherentes al estar vivos.

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18 comentarios:

Anónimo dijo...

Quiere decir que nos hacemos trampas a nosotros mismos!

Anónimo dijo...

Tengo la misión de no desagradarle a nadie y esto me tiene plus-cuan-podrida. Creo que en cualquier momento me pongo un piercing bien feo, una tatuaje asqueroso, dejo de vestirme a la moda y los mando a todos al infierno.

Espero que así se me cure la psoriasis.

Anónimo dijo...

El primer anónimo dice que nos hacemos trampa. Para mí que es como cuando hacemos fierros: nos ponemos a luchar levantando pesos con el único objetivo de forzar nuestra anatomía creyendo que así estaremos mejor más tiempo.

Anónimo dijo...

¿No será que nos hacemos trampa haciendo fierros? jajaja

Abrazo

Anónimo dijo...

Mi mamá me educó para que me cuide mucho con lo que ingiero. Ella cree -y yo tb- que todo pasa por lo que nos llevamos a la boca. No como chocolate: es lo único que lamento. Lo demás estoy contenta.

Anónimo dijo...

Es muy feo estar pensando siempre en todo lo que nos puede pasar. Es el único tema que hay en mi casa a la hora de comer. Hace meses que sólo me sumo los domingos. El resto del tiempo como en el trabajo y me escapo de ese sufrimiento.

Anónimo dijo...

Tener la sensación de que controlamos algo nos tranquiliza pero es claramente un autoengaño.
Todavía no me doy cuenta cuáles son las ventajas de conocer las verdades más crudas. Esa frase "la verdad los hará libres", goza de mucha reputación pero su veracidad me resulta altamente dudosa.

Anónimo dijo...

Me resulta muy sugerente la foto que eligió para ilustrar el artículo. ¿Por qué la eligió? ¿Qué le sugirió a ud?.
Contésteme vía mail Licenciado.

Anónimo dijo...

Son muchos los estímulos naturales que están fuera de nuestro control. En medio de la civilización, aunque sea tercermundista, las personas más que menos nos la arreglamos para sacarnos el hambre (de comida).
Sea más riguroso para elegir los ejemplos.
Hoy no le paso una a nadie!

Anónimo dijo...

Tener un desempeño escolar que gratificara a mis padres fue la peor muestra de sojuzgamiento de mi vida.
Cuatro décadas después me avergüenzo y grito ¡LIBERTAD O MUERTE! Lástima que no me lo creo demasiado.

Anónimo dijo...

Ya sé de donde viene eso de que gratificar a mamá nos tranquiliza: CONTROL DE ESFÍNTERES. Ahí está la clave que nos marcó para toda la vida: caca en la pelela - mamá feliz. caca en la ropa - mamá inexplicablemente furiosa.

Anónimo dijo...

Nos agregamos molestias porque hay un lote de religiones que piden sacrificios de todo tipo. Esas religiones nos moldean la mente y a su vez, si esas religiones persisten, es porque nosotros los humanos funcionamos así.
Como me dijo un paciente, muy lúcido por momentos, pero con esa enfermedad a la que llamamos esquizofrenia: " el mundo tiene arreglo, todo se puede cambiar" y ahí yo le pregunto ¿cómo pensás que se puede cambiar? y el rotundo: "no existen las personas capacitadas para eso"

Anónimo dijo...

Me parece que el hambre puede estimular al saqueo.

Anónimo dijo...

Cuando gratificás a la vieja porque sino de lo contrario te llena de culpas y se vuelve todavía más insoportable ¿podrán aperecer estímulos no deseados? ¿estímulos homicidas, quizás?

Anónimo dijo...

Sea sencillo hombre, nada de buscar estímulos a través de sacrificios: ACF4 duplica tu energía!!

Anónimo dijo...

PELIGRO - ENFERMEDAD - ACCIDENTE - ENVEJECIMIENTO - Y MUERTE.
¡No se complique compadre!
No le parece que a estos cinco ineludibles, vale la pena minimizarle el sacrificio.

Anónimo dijo...

La palabra sacrificio también se presta a múltiples significados y por lo tanto malentendidos.
Hay sacrificios y sacrificios.
Habitualmente cuando se deja una cosa para tomar otra, se agrega:"todo no se puede, voy a hacer el sacrificio" ¡Minga! ahí no hay ningún sacrificio. Una cosa es elegir (aún dentro de mínimos o nulos márgenes de libertad) y otra es sacrificarse.

Anónimo dijo...

Este hombre es una mezcla de neo-nazi con influencias de W. Reich, los sofistas y los cínicos. En resumidad cuentas usted dice que gratificando a los viejos no nos vamos a sentir a salvo de las viscisitudes de la vida, así que no los gratifiquemos nada, no vale la pena. Nos dieron la vida por una dudoso amor que creyeron sentir. Nosotros no les pedimos que nos dieran nada. Gratificarlos no nos genera felicidad porque cualquier cosa que sea dar nos quita algo (tiempo al menos, tiempo que podríamos usar en hacer dinero, en lugar de caca, como cuando éramos unos mocosos malentendidos)