lunes, 22 de septiembre de 2008

Más vale malo conocido

Una buena estrategia para pasarla bien —o menos mal, si usted prefiere— es aumentar la tolerancia con uno mismo.

Si creo de mi mismo que soy una persona deshonesta pero cobarde, es muy distinto a creer de mi mismo que soy una persona honesta.

Todos somos un poco deshonestos. Nos gustaría aprovechar el descuido de alguien para quedarnos con su billetera, o salir a pasear en un hermoso auto cuyo propietario dejó olvidadas las llaves puestas o ser infieles y dejarnos llevar por la seducción de alguien muy atractivo/a.

¿Por qué nos abstenemos de caer en la tentación? Por miedo a las consecuencias. Bajo amenaza somos mejores personas que en estado de absoluta libertad. Entonces no somos honestos sino deshonestos miedosos, que es algo diferente aunque con resultados similares.

Cuando digo que pasaríamos menos mal si fuéramos más tolerantes con nosotros mismos, estoy proponiendo que nos amemos a pesar de reconocer que somos peor de lo que desearíamos. Si para amarnos tenemos que recurrir al autoengaño es como estar enamorados de alguien porque aún no sabemos quién es realmente.

El amor entre las personas es casi imprescindible para tener una buena calidad de vida porque somos animales gregarios. El aislamiento es una forma de castigo en las cárceles donde se desconocen los derechos humanos.

Para que el vínculo sea genuino, tiene que apoyarse sobre la mayor sinceridad posible y para lograrlo es imprescindible ser tolerantes. ¡Muy tolerantes! ... Empezando por nuestras debilidades más vergonzosas.

●●●

22 comentarios:

Anónimo dijo...

Una de mis primeras conquistas psicoterapéuticas fue aceptar que los hombres también podemos desear ser penetrados por otro hombre aunque eso no signifique dejar de disfrutar de las mujeres. Ahora me siento mejor pensando que son una especie de "machote con reservas".

Anónimo dijo...

A veces tengo ideas suicidas y he pensado que si algún día tengo los motivos y el coraje suficientes, mi última voluntad será chuparle la pija a un negro. Capaz que me gusta tanto que eso me salva la vida. No sé. Estoy algo confundido.

Anónimo dijo...

Jajaja, parece que el casamiento de Roberto Piazza y Walter Vázquez está estimulando a los señores. Chicas, ¿tendremos que empezar a mirarnos con más cariño?

Anónimo dijo...

Me parece que ud dice que si fuéramos más tolerantes con nosotros mismos, seríamos simultáneamente más tolerantes con los demás y eso, x ej bajaría la violencia?

Anónimo dijo...

Cuando caí preso por un error o por averiguaciones o por no sé qué me encontraron, me dejaron sólo cerca de 5 horas y casi me vuelvo loco.

Anónimo dijo...

Hay cosas con las que uno no debe tomar contacto: ni visual ni táctil ni auditivo y mucho menos ingerir. No estamos preparados para resistir cualquier cosa. Somos vulnerables en extremo. Digo así porque también hay cosas que no debemos saber, aunque sean referidas a nosotros mismos. Nos intoxicarían innecesariamente, sin ganar nada por eso. Pura torpeza.

Anónimo dijo...

Es muy interesante todo lo que ud dice y lo leo a menudo, pero sólo porque me entretiene y me deja cosas para pensar, pero no porque crea que podamos cambiar algo de los que sucede. Somos marionetas del viento... o casi.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con Paulino pero también estoy de acuerdo con que si pudiéramos fortalecer la tolerancia en gral, nos iría mejor. Para mí es como el sistema inmunógeno. Si somos tolerantes somos menos vulnerables. Sé que me voy a morir pero preferiría que fuera sin enfermarme, sin gradualismos. De golpe.

Anónimo dijo...

Dejé de leer libros de autoayuda porque todos me brindaban solamente un momento de ensoñación, pensando que ya podría resolverlo todo y entrar en un mundo de paz y armonía. Después me daba cuenta que todo se terminaba con la lectura del libro. Ud no es tan de autoayuda porque no da recetas mágicas sino que más bien describe situaciones, características, pero igual, sigo sin encontrar en todo lo que leo la posibilidad de sentirme mejor.

Anónimo dijo...

Para mí una persona es agradable cuando me hace sentir que ella llegó a ser feliz. La belleza de los rostros para mí es un símbolo de esperanza de que algún día puedo llegar a sentirme plena, tranquila, sin este dolor permanente como si mis zapatos fueran dos números más chicos.

Anónimo dijo...

Hoy es lunes en Belén y escribo esto sólo porque quiero dejar en algún lado algo en castellano. Todos acá hablan portugués y me tienen patilludo.

Anónimo dijo...

Para ser tolerantes debemos comenzar por aceptarnos a nosotros mismos (ardua tarea), conocer al otro, y con respeto y entendimiento mutuo se logrará una convivencia pacífica; comprender que los seres humanos nos complementamos de una u otra manera.
Así que tendremos que empezar a minarnos con más cariño TODOS/AS.
(Buena idea adelaida!).

Anónimo dijo...

Para mí la intolerancia más grande es con la incertidumbre. Me molesta más sospechar que alguien es ladrón a saber que lo sea, por ej. La incertidumbre me hace volar la imaginación. A veces llego a extremos como empezar y terminar un vínculo con otra persona,sólo dentro de mi cabeza, a pura interpretación de la realidad.

Anónimo dijo...

Lo que más plena me deja en la vida es dar y recibir amor. Hay tantas formas distintas de vivir ese sentimiento, que me confunde bastante.

Anónimo dijo...

Conmigo mismo soy muy tolerante, nunca llego a cuestionarme.

Anónimo dijo...

vivo como si estuviese en una cárcel porque lo que aprovecho de la vida es mínimo.

Anónimo dijo...

Sólo logro la honestidad bajo amenaza.

Anónimo dijo...

Estando en cautiverio, saber quién es alguien realmente, te puede llevar a la ruptura. Por el contrario estando en libertad, llegás a disfrutar las particularidades de cada persona.

Anónimo dijo...

No puedo ser tolerante conmigo mismo. Si queremos prosperar, genuinamente lo que sentimos es el deseo de ser mejores. Puedo aceptar al otro tal cual es pero para mi mismo deseo siempre más porque quiero avanzar.

Anónimo dijo...

¿Por qué Adolfo ve como contrarios el deseo de mejorar con la tolerancia a si mismo? Al contrario, me parece que las dos cosas van de la mano.

Anónimo dijo...

Mi vida se divide en dos mitades: en la primera mitad yo era la persona que cuando conocía a alguien se desilusionaba; en la segunda mitad soy alguien que cuando conoce se enamora. Antes me decían que había tenido mala suerte. Ahora me dicen que soy una puta. Prefiero ser una puta con buena suerte.

Anónimo dijo...

Lamentablemente hay que tener mucho de deshonesto miedoso para poder vivir en sociedad.