El prefijo pre- significa «antelación, prioridad» como en los verbos prefijar o preceder, pero también significa «superioridad ó grado máximo» como en la palabra prepotente.
Por lo tanto en la palabra prejuicio tenemos que entender que se trata de un juicio anticipado (como cuando se asegura que alguien es culpable de algo sin tener las pruebas concluyentes), pero también podríamos entender que se trata de un súper juicio (así como pre-potente podría ser un súper-potente).
Entonces, un prejuicio no solamente es una idea frágil, (porque surge de un análisis precario, con una evaluación de pruebas desprolija, tendenciosa y antojadiza), sino que además es una idea que tiene un peso excesivo en nuestro pensamiento. Podría decir que un prejuicio es una creencia no confirmada y prepotente.
Estos tres párrafos están acá como prólogo de una idea muy pequeña pero muy trascendente en nuestra calidad de vida.
Es un prejuicio pensar que los padres y los hijos deben amarse y llevarse bien. Cuando el hijo es pequeñito y muy dependiente, es probable que sea imposible no amarlo por la ternura que a todos nos inspira un niño, pero cuando éste comienza a desarrollar su personalidad, a desplegar su temperamento y a formar su carácter, entonces puede pasar casi cualquier cosa con el vínculo hacia los padres.
Cuando se tiene el prejuicio de que obligatoriamente hay que amar y llevarse bien con los hijos, se suscitan terribles conflictos que se evitarían si los involucrados carecieran del prejuicio y asumieran que, por ejemplo, es adecuado querer más a un amigo que a la mamá.
●●●
22 comentarios:
Es una bendición del cielo llevarse bien con la familia. Todos mis amigos andan a los gritos y viven en una caldera del diablo.
No comparto lo que ud. afirma. Cuando uno se lleva mal con quienes le dieron la vida, seguramente está padeciendo un severo trastorno de desagradecimiento que debe ser rectificado cuanto antes.
Saludo a todos.
Quizá me engaño, pero me resulta tranquilizadora su propuesta. No me siento tan monstrua.
Debe ser un disparate, pero me parece que las peleas y desavenencias no siempre significan que haya desamor entre las personas.
Estas ideas tendría que haberlas leído hace 10 años. Lamentablemente dije e hice cosas que no habría cometido si hubiera tenido presente que no estaba obligada a querer a quienes son agua y aceite conmigo.
Mala suerte.
Un beso.
Cuando me dijeron que un delirio es una idea equivocada que el loco vive como real, enseguida me imaginé defendiendo la existencia de Dios hasta hacerme matar.
También debe ser un pre-juicio pensar que el divorcio perjudica tanto a los hijos que hay que evitarlo pase lo que pase.
Lo que les puedo asegurar que es un prejuicio lamentable es que cuando la pareja anda mal, tiene que concebir un hijo para zurcir lo desgarrado. ERROR!!! SALVENSE LOS QUE ESTEN A TIEMPO!!!
Todo es cuestión de sensibilidad. Mi hermana deja de comer cuando alguien levanta un poquito la voz.Para mi se pueden estar matando que no se me cierra el estómago.
Además estoy de acuerdo con eso del pre-juicio para amar.
Por suerte, al igual que a Beatriz, me va bien con mi flia. Pura suerte. Ojalá no me cambie nunca. Lamentaré el día que me llegue la hora de irme a vivir solo.
Licenciado ¿ud cree en la ley de la gravedad o tb está peleado con Newton? jijiji
Conozco a los hermanos que posaron para la foto. Simulan enojo pero son bienhumorados.
Nos faltan palabras en el idioma para expresar los sentimientos. Bajo la palabra amor se engloban tantas cosas distintas que al final una no sabe de que está hablando. Pienso que es completamente cierto que no siempre hay amor entre padre o madre e hijo. Lo que nunca hay es indiferencia, no creo que sea posible la indiferencia en estos vínculos.
Nos cuesta aceptar el desamor en la relación entre padres e hijos porque, como ud. muy bien dice, es un prejuicio que nos han "tatuado en el cerebro" ya que de él depende la organización familiar que soporta nuestra forma de vida.
En la relación madre-hijo, como en casi todo, primero está el discurso social y luego viene nuestra adaptación a ese discurso. Entonces decimos y creemos realmente sentir, que nuestros hijos son lo primero. Luego si pensamos en cuánto tiempo tenemos ganas de estar con ellos, se nos complica para explicar la distribución que hacemos de nuestro tiempo y a quiénes o a qué se lo dedicamos. Se me podrá decir que el amor no se mide en tiempo y es cierto, no hay forma de medir el amor, pero aún teniendo en cuenta las dificultades del caso, reivindico el factor ´tiempo dedicado` porque revela mucho de nosotros mismos.
Yo tengo un super-juicio prepotente y despiadado dado por un médico.
Todas nuestras creencias son prejuicios ¿quién puede asegurar con absoluta convicción que mañana el sol va a salir?
Una madrugada, después de tres meses de mal dormir, me pregunté con mi hijo en brazos: ¿qué hago yo acá?
Hace poco escuché por la tv a la madre de un homicida preguntarse de manera retórica ¿cómo pude criar a ese monstruo?!
Conclusión: si tu hijo está gravemente enfermo, existe la posibilidad de que dejes de quererlo.
Una vez que se es padre ya no hay vuelta atrás, porque aunque me pelee con mi hijo o se vaya del país o incluso muera, igual va a seguir siendo mi hijo y yo el padre. Esta irreversibilidad tiene una enorme ventaja. Tenemos toda la vida para mejorar ese vínculo.
Por razones personales y que no vienen al caso, rompí con mi familia de manera definitiva. De esto hace 20 años. Ahora estoy rodeado de quienes yo he elegido.
Si me pongo a pensar a quiénes quiero más, de entre mis afectos, me angustio mucho.
Publicar un comentario