martes, 23 de septiembre de 2008

Engañándome, soy un genio

Un «objetivo encubridor» sería algo así como un antojo muy grande que en realidad encubre disimuladamente otra intención.

La idea la extraigo de una concepto freudiano que él llamó «recuerdo encubridor». Por ejemplo, yo recuerdo con inusitada nitidez que cuando tendría unos 3 años, mi abuela materna quemó con una plancha de hierro, el azúcar esparcido sobre una crema. La estoy viendo, siento el olor del azúcar quemado. Nada más. No recuerdo si después comí esa crema, ni qué pasó antes ni qué pasó después.

Seguramente este recuerdo tan claro me está salvando de recordar algo penoso. El recuerdo encubridor es una artimaña de nuestra psiquis para aliviarnos de otros recuerdos dolorosos, cuya evocación no nos beneficiaría en nada. Nos haría pasar mal gratuitamente.

Lo que ahora llamo «objetivo encubridor» es algo parecido y se lo explico con un ejemplo:

Imaginemos un adulto joven que está empecinado en que una compañera de trabajo tenga un romance con él. Ella es casada igual que él; tiene el convencimiento de que son el uno para el otro y está seguro de que si pudieran tener aunque sólo fuera un encuentro amoroso, todo se aclararía enseguida.

¿Por qué es un «objetivo encubridor»? Porque se propone algo difícil pero cuya resolución depende de otra persona y con eso él se cree que los demás objetivos que no puede alcanzar —porque es incapaz, tiene mala suerte o es ansioso—, también son culpa de otro.

Tener una aventura con la compañera de trabajo condensa todas sus frustraciones. La negativa de la compañera le permite fantasear con que todo lo que no puede lograr es culpa (o responsabilidad) de otro y no de él.

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21 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que lo que ud quiere decir es (o se parece) a aquello de que lo perfecto es enemigo de lo bueno. ¿Puede ser?

Anónimo dijo...

¿y cómo hace uno para saber si lo que está tratando de lograr no es un objetivo encubridor? porque por lo visto cualquier proyecto podría serlo y uno está perdiendo el tiempo como un tonto.

Anónimo dijo...

Hace más de doce años que trabajo en la misma empresa y ya he tenido algún tipo de romance intenso con 5 personas. ¿Por qué me gustan tanto los compañeros de trabajo? ¿Será una enfermedad lo mío?

Anónimo dijo...

Las sandalias de tacón me vuelven loca. Podría cometer algún disparate si las tuviera cerca. Las piernas de las mujeres me parecen el objeto sexual más maravilloso. Esa imagen me hace sentir cosas deliciosas en la pelvis. Terminaré masturbándome, no se ni me interesa controlarme.

Anónimo dijo...

Siempre recuerdo que un día mi madre volvía del mercado y me dijo que si metía la mano dentro de una de las bolsas, encontraría un regalo. Me asusté mucho al tocar esa cosa peludita y tibia y de ahí salió un gatito gris de ojos celeste que se convirtió en mi juguete predilecto hasta que un día se murió pobrecito.

Anónimo dijo...

Algo de esto me dice mi padre, de que me propongo cosas tan grandes que no las puedo concretar a propósito.

Anónimo dijo...

Alicia, soy psicóloga, y lo que se me ocurre comentarte es que tu predilección por los compañeros de trabajo tiene que ver con el Edipo. En realidad tu sientes que ellos son los familiares con los que no pudiste tener relaciones sexulaes dada la prohibición del incesto.Por supuesto que lo que haces no tiene nada de inconveniente excepto que tu o alguien se sientan mal por tu actitud.

Anónimo dijo...

En Colombia, a esa crema le llamamos "crema glaseada" o "acaramelada". Es un postre de confección casera, especialmente en las zonas rurales.

Anónimo dijo...

Siempre escucho y lo creo que las dificultades de los ciudadanos son responsabilidad de los gobiernos, pero unas pocas personas niegan eso rotundamente. ¿Ud tb lo niega?

Anónimo dijo...

El peor error que cometí en mi vida fue tirarme un lance con mi jefa. Se pudrió todo.

Anónimo dijo...

Le hago un comentario a Amilcar. Me parece que cuando uno se plantea proyectos accesibles, realistas, razonables, no son "encubridores". Lo complicado es cuando uno se engaña como Don Quijote de la Mancha.

Anónimo dijo...

Revisando mi historia me doy cuenta de que siempre he tenido en la mira algún objetivio. La fantasía era que alcanzándolo todo andaría bien, casi perfecto. Lo cierto es que aún logrando ese objetivo siempre surgían otros problemas. La falta de paz estaba vinculada a mi postura frente a la vida, más que a la consecución de esos ideales.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con lo que ud. plantea como objetivos encubridores. No sé si será posible desacerse de ellos. Siempre tiene que haber algo que nos impulse a seguir viviendo más allá de la inercia que nos da cuerda. Lo importante como ya dijeron otros que han puesto su comentario, es no darle poderes mágicos a los objetivos, no pensar que nos van a solucionar la vida.

Anónimo dijo...

Me hizo acordar a los famosos antojos de la embarazadas, como una manera de pedir atención, contención y mimos, ante la situación de gran ansiedad que están viviendo.

Anónimo dijo...

Condensar todas las frustraciones en una que sale a la superficie, quizás nos sirva mientras no podemos ver la realidad tal cual es.

Anónimo dijo...

Conzco un montón de gente que siempre está desconforme con el gobierno, sea del color que sea. Esas personas habitualmente piensan que su vida sería otra si el país estuviera mejor gobernado o si vivieran en el 1er. mundo. No estoy de acuerdo. Encubren sus propias dificultades.

Anónimo dijo...

Es un autoengaño proponerse cosas que no dependan de uno mismo. Además injusto con los demás.

Anónimo dijo...

En la empresa donde trabajo no están bien vistos los romances entre compañeros. Esa prohibición los estimula, es increíble el afecto que circula acá dentro!!

Anónimo dijo...

Cada vez estoy más olvidadiza. Capaz que los recuerdos encubridores conquistaron mi cerebro.

Anónimo dijo...

La culpa de todo la tiene la familia disfuncional que me tocó!

Anónimo dijo...

En todos los lugares que he trabajado sufro acoso sexual. La naturaleza ha sido demasiaso generosa conmigo, los entiendo, ellos no tienen la culpa.