miércoles, 6 de noviembre de 2013

Las matemáticas como arma en la docencia


En los sistemas educativos nos enseñan 90% de teorías coherentes y 10% de prácticas contradictorias. Conviene tenerlo en cuenta.

Los docentes y los alumnos se vinculan en una relación de competencia.

Partamos de la base de que en nuestra cultura, (y en casi todas), la acumulación de conocimientos aporta rasgos de superioridad. Creemos que “vale humanamente más quien sabe más”.

Si bien los maestros están obligados a entregarles conocimientos a los estudiantes, porque para eso les pagan, también desearían no ser superados por estos. En otras palabras: los maestros cumplen con su tarea remunerada, pero no están dispuestos a perder «valor humano» ante nadie.

La prueba de esta aseveración está en la hipocresía con que a veces se dice que el alumno debería superar al maestro. Esta no es, por supuesto, la intención de nadie. Nadie desea ser superado por nadie. Los maestros son seres humanos, obligados a enseñar cosas que saben, pero los que mejor se defienden saben que deben “conocer un kilo para enseñar un gramo”, gracias a lo cual quede bien claro que un alumno jamás podrá superarlos.

Pero, para asegurarse más de que este peligro no debe atemorizarlos, los maestros cuentan con un arma letal e infalible: las matemáticas. Gracias a esta asignatura, que ellos tampoco conocen mucho, se aseguran de que los alumnos más aventajados tengan que egresar reptando como gusanos ignorantes porque las matemáticas les pulverizaron todas las veleidades de que algún día podrían superar al maestro.

Todos estos comentarios, no solo intentan explicar por qué los fracasos escolares en matemática son planetarios, sino también para fundamentar algo mucho más amplio y profundo: que la realidad es como es y no como debería ser.

En todos los sistemas educativos nos enseñan 90% de teorías coherentes y 10% de prácticas contradictorias. Conviene tenerlo en cuenta.

(Este es el Artículo Nº 2.072)


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