miércoles, 27 de noviembre de 2013

La disconformidad con la condición femenina


La mujer tiende a ser monógama, pero cuando se siente frustrada con la condición femenina podría imitar la poligamia masculina.

Como he mencionado en otros artículo, les propongo un punto del vista según el cual las hembras humanas, de forma similar a como lo hacen otras hembras mamíferas, son las que, cuando entran en celo (ovulan), convocan a algún varón para que las fecunde.

Ellos, cuando una mujer los seduce para convertirlos en padres de sus hijos, concurren casi ineludiblemente dejando de lado otros compromisos de fidelidad anteriormente pactados con otra mujer y sus familiares.

En otras palabras: si un hombre es invitado a fecundar una mujer diferente a su esposa, casi seguramente lo hará aunque sepa que eso puede acarrearle la pérdida de la relación matrimonial ya concertada.

Las mujeres no eligen a cualquiera como padre de sus hijos. De alguna manera ellas seleccionan con gran determinación y hasta podrían abandonar su vocación materna si no logra hacerlo con el hombre elegido.

Los varones, por el contrario, casi no eligen sino que atienden sexualmente a todas las mujeres que lo seduzcan.

A veces ocurren hechos que pondrían en duda estas descripciones. Me refiero a las ocasiones en que desean tener sexo indiscriminadamente con cualquier hombre. Cuando esto ocurre suele no pasar de unas pocas (aunque llamativas) experiencias.

¿Qué le ocurre a una mujer que actúa de manera tan poco frecuente?

Desde mi punto de vista, ellas pueden actuar de ese modo porque desean causarle una molestia al hombre que las defraudó. Es muy frecuente que, aplicando la antigua Ley del Talión, caigan en una especie de desenfreno erótico para vengarse del compañero que infringió un pacto de mutua exclusividad.

La mujer tiende a ser monógama pero cuando se siente frustrada con la condición femenina podría imitar la poligamia masculina.

(Este es el Artículo Nº 2.093)


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