Los celos, controles y vigilancia sobre el cónyuge ocurren cuando este es imaginado como responsable de funciones vitales del celoso.
Cuidadosamente ocultos por un manto de ideales, tradiciones y normas éticas, las uniones conyugales poseen en el fondo un vínculo de intereses recíprocos y si fuera permitida la desnudez de los sentimientos, ambos podrían llegar a decir «me sirves» en lugar del romántico «te amo».
La metáfora de la «media naranja» es antigua y eficaz.
Puesto que una de las misiones de cada ser humano es conservar la especie (la otra es conservarse a sí mismo) (1), la mujer necesita un varón que la fecunde y el varón se siente irresistiblemente atraído por la convocatoria de ella.
He postulado en otros artículos (2) que ellas se sienten naturalmente atraídas por los varones que poseen la dotación genética más conveniente para tener hijos que mejoren la especie.
Cuando ella encuentran a uno de esos varones que el instinto le señala como mejor dotados para la combinación genética más conveniente, la oímos decir que «conoció a un hombre hermoso, elegante, inteligente, trabajador, de buenas costumbres, divertido», en vez de decir: «encontré un varón que me sirve».
La cultura, las costumbres, las tradiciones, las instituciones, funcionan como una segunda naturaleza que nos influye casi tanto como la naturaleza biológica, física, universal.
Cuando dos personas «se aman» (se sirven mutuamente), crece entre ellos un vínculo que tiene como objetivo asegurar que esa utilidad recíproca sea máxima en calidad y en cantidad (duración).
Al sentir (suponer, imaginar, desear) que podemos contar con nuestro cónyuge, imaginamos que éste posee partes vitales de nuestro propio cuerpo (estómago, manos, corazón).
Los celos, cuidados, supervisión, control, vigilancia, de su existencia, actividades, intereses, intimidades, son similares a los que podemos tener sobre nuestros propios órganos vitales.
El otro es “yo” y viceversa.
(1) Blog La única misión
(2) «A éste lo quiero para mí»
«Soy celosa con quien estoy en celo»
«La suerte de la fea...»
Ellas tienen motivos para llorar ... y celar
●●●
13 comentarios:
Para que Juan se hiciese una idea, lo miré fijo a los ojos y le dije: vos viste como cuido yo mi cuerpo... del mismo modo cuido todo lo que me pertenece, corazón.
El otro es "yo" u "oy".
El otro siempre está presente.
Llamale H.
Me entendés?
Dado que a mí se me ha ido de las manos, desearía dejar en manos de mi esposo el manejo de mi metabolismo.
-Te usaré! te usaré hasta que se me escape el último soplo de vida!
-Ay! Roberto... qué cosas lindas dices...
Antes de comprar un varón, lo pruebo. Y lo uso sólo si me sirve.
Deberíamos seguir el mismo procedimiento cuando compramos pantalones.
No es verdad! Los varones no se sienten 'siempre' irresistiblemente atraídos. Doy fe.
Qué bueno está el fantasmita tlanspalente ese! Yo le aglandalía un poco la espalda, nada más. Qué glande!
Ella es mi vida!!!
No comprendo cómo es que no entiende que yo no quiero que se vaya!!!
Desnuda me sirves muy bien.
Él siempre se hizo responsable de todo lo que es retener, resguardar, conservar. No me queda otra que pasarmela comiendo galletitas de salvado!
Si además de celoso es suicida... agarrate Catalina!
Necesito que me cele, que me controle, que me vigile.
Se imagina lo que podría llegar a hacer si no me vigilara?
"Te amo" es un equivalente a "me sirves", siempre y cuando no implique un "te soporto".
Publicar un comentario