El silencioso vehículo llegó demasiado temprano a la única casona con frente a la carretera que había en muchos kilómetros.
Quien manejaba la vio cuando estuvo a pocos metros porque el color de las paredes era tan gris como la espesa niebla que envolvía el paisaje.
Todo estaba cerrado pero logró divisar a un hombre vestido con saco y calzoncillos largos que cruzaba casi corriendo un patio con baldosas blancas y negras.
Le chistó y el hombre de tan extraña vestimenta se detuvo con gesto de miope.
Se acercaron mutuamente y el recién llegado le dijo que necesitaba una cama para descansar y algo para comer.
El posadero le dijo que a esa hora estaban todos durmiendo y que sólo quedaba algo de la cena anterior.
El viajante casi rogó por una cama y le fue ofrecido un colchón de paja en un galponcito.
De lo que encontró en la cocina eligió algo de pan con una sola cucharada de guiso frío que le resultó insufrible.
Cuando se retiró a «su habitación» para desplomar el cuerpo dolorido sobre el improvisado colchón, sus ojos se cerraron para comenzar el desesperante descanso.
Soñó una serie de acontecimientos que comenzaban con la última noche que durmió con su esposa antes de que esta le informara sobre su aburrimiento, el deseo indeclinable de terminar con el matrimonio y el juramento de que no había en su vida ningún otro hombre como causa de la decisión.
Después soñó con los momentos felices, casamiento de los hijos, cumpleaños, su noviazgo, para finalizar en la primera vez que durmió con esta mujer que ahora lo permutaba por nadie.
Aunque la historia tenía un final triste en la vida real, en el sueño todo era vivido con serena alegría. Soñándola, volvió a disfrutar lo que más amaba de ella: su calor humano.
Cuando despertó vio que un perro dormía acurrucado contra su cuerpo y entonces entendió que esa compañía era la que había entibiado la tristeza del sueño y ahora también de su vigilia.
Al final de una breve estadía, el animalito cambió de dueño porque el posadero leyó en los ojos del viajante que no resistiría un segundo abandono.
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10 comentarios:
Los perros tienen mucho calor humano!
Hoy creo que fue un error esperar tanto para divorciarme. Para ese entonces hasta los recuerdos felices se habían estropeado.
Cuando el motivo que nos lleva a separarnos nos parece poca cosa, le añadimos como causa la aparición de alguien que "nos movió el piso", y no nos damos cuenta de que el piso hacía tiempo ya que se nos venía moviendo.
El hombre que cruzó el patio corriendo, puede que fuera un alfil.
Antes de empezar una nueva relación, aprendí que conviene preguntar al hombre si tiene perro. Ahora sé que con un perro no se puede competir.
Qué asco!
el hombre en calzoncillos-asco
el guiso frío-asco
el galpón-asco
el colchón de paja-asco
el perro-asco
ya ni yo me soporto!
Cuando necesitás desesperadamente descansar, el sufrimiento se hace a un lado.
Cambié a mi esposa por un perro, y al final el perro me está dando más trabajo. Ufa!
Cómo saber si el silencioso vehículo llegó temprano o llegó tarde? Era demasiado tarde como para conseguir alimento y habitación. A su vez era demasiado temprano para que abandonaran una habitación o se preparara el desayuno.
Necesitaba desesperadamente descansar, pero el descanso fue desesperante. Hoy será mejor no cruzársele.
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