Los analgésicos —y la mayoría de las intervenciones médicas—, frenan, estropean, distorsionan el casi perfecto proceso de autocuración del que estamos provistos.
El dolor es un mensaje interno ruidoso, llamativo, es una señal de alerta bastante específica.
Todo nuestro organismo funciona automáticamente, como la cisterna del baño que cuando se llena de agua, cierra sola el grifo que la alimenta.
Quizá sea algo muy complejo pero también es posible pensar que nuestra inteligencia sea excesivamente limitada.
Como no podía ser de otra manera, nos hemos puesto de acuerdo en decir que la anatomofisiología es muy compleja porque sería más incómodo reconocer que somos demasiado tontos para comprenderla.
En general entendemos el mensaje del dolor, aunque no estemos seguros de qué significa exactamente.
Por ejemplo, si sentimos dolor de hambre, sabemos que comiendo se alivia y deducimos que ese dolor nos informa que debemos comer.
Cuando nos duele la cabeza, parecería claro que tenemos que dejar de lado las tareas mentales, entre otros motivos porque con dolor de cabeza se vuelve muy difícil pensar.
Si nos duele una pierna, nos parece oportuno dejar de caminar, entre otros motivos porque nos aumenta mucho el dolor si movemos la pierna.
Esta cisterna súper-compleja utiliza el dolor como si fuera un mensaje de texto, un mail, una orden que un órgano le da al cerebro gritándole «¡mándame más cortisona!», «¡dile al páncreas que detenga por una rato la producción de insulina!», «ya puedes liberar un poco de endorfinas que no necesitamos tanto dolor».
Reconozco que me ataca la necedad cuando esta poesía de la naturaleza es atacada por seres humanos que pisotean las flores, cazan un colibrí o matan a una nutria para usar su piel.
Los analgésicos, tan amados por todos nosotros, también sirven para estropear esa maravillosa autorregulación de nuestro cuerpo.
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13 comentarios:
Qué me sacó el dolor? El funcionamiento natural de mi organismo o el analgésico que tomé? Sin dudas el analgésico. Por el pagué 20 pesos.
El problema comienzó en nuestra infancia, cuando descubrimos la existencia de Remedios. Nadie escapó a sus encantos.
El dolor es la señal de alerta para comenzar a buscar una farmacia de turno.
Cómo me voy a curar?
Jamás pude hacer nada por mi mismo.
Si te lastimas mientras te corre un perro, no sentirás el dolor hasta estar a salvo. Así de sabio es nuestro cuerpo.
Básicamente estoy de acuerdo con su opinión, pero no olvidemos que el cuerpo se desregula sin necesidad de que intervengamos con medicación nosotros.
La naturaleza nos lleva miles de millones de años de ventaja.
Mi cerebro no permite que nadie le grite.
Tenemos que aprender a escuchar el dolor psíquico.
Si todos nos comportaramos como la cisterna del baño, no habría tantas personas con sobrepeso.
La poesía de la naturaleza es feroz y sangrienta.
Estaba en pleno proceso de autocuración cuando llegó el mano santa. Él lo arruinó todo.
Nunca somos lo suficientemente inteligentes como para entender todo.
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