martes, 24 de mayo de 2011

Los autómatas irresponsables

Hace milenios que somos felices administrando una justicia que se inspira en odio, venganza y castigo en vez de comprensión, inteligencia y prevención.

Parto de la base de que no somos libres de actuar como queremos sino que estamos determinados por una enorme cantidad de factores que, actuando todos juntos, nos llevan a ser abogados, alcohólicos, genios del humor, homicidas, madres, artistas, empresarios.

Varias razones prácticas han hecho de la responsabilidad una ilusión creída por la mayoría, en base a la cual nos sentimos animados a juzgar, condenar y castigar a los conciudadanos que por algún motivo nos perjudican.

El determinismo por ahora debilitaría la agresividad de la justicia cuando esta no es otra cosa que un violento deseo de venganza que se presenta bajo las formalidades de serias instituciones que le aportan al salvajismo un decorado de racionalidad, moderación y humanitarismo.

Sin embargo, es posible comprender y sancionar para evitar que un desempeño antisocial vuelva a repetirse.

En otras palabras, si un ciudadano comete un delito como es robar un banco atendiendo a su afán de lucro (enriquecerse en poco tiempo), la justicia inspirada por el determinismo no considera que ese asaltante sea alguien que merece ser castigado, odiado, hostigado.

Por el contrario, la idea es entender que esa persona hizo un negocio suponiendo que las condiciones del mercado eran favorables para realizar tal transacción y salir ganancioso.

La sociedad, inspirada por el determinismo, en vez de vengarse de este ciudadano, lo que tendrá que hacer es modificar las condiciones que hacían beneficioso este tipo de prácticas.

Lo mismo ocurre con otras debilidades del colectivo que favorecen torpemente que algunos ciudadanos, bajo el gobierno de su incontrolable carácter (1), terminan perjudicándonos.

Usted y yo no somos culpables sino autómatas eventualmente perjudiciales cuando la organización social ofrece puntos vulnerables.

(1) El carácter
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8 comentarios:

Sandra39 dijo...

Estoy completamente de acuerdo.

A propósito... porqué era que ud estaba de acuerdo en bajar la edad inimputabilidad?

Elena Apassionata dijo...

Es realmente muy importante su planteo. Al fin encuentro alguien que dice de manera ordenada cosas que hace muchos años vengo pensando. Es clarísimo. Lo que tiene que cambiar es la organización social. No se puede separar la organización social de la económica, así que la organización económica también tendrá que cambiar. No podemos seguir defendiendo al capitalismo, el neoliberalismo, la democracia burguesa. Tampoco sirve el socialismo. Lo que sucede es que aún no hemos inventado una organización social acorde a lo que realmente somos. No somos "el hombre lobo del hombre" ni seres solidarios y dispuestos al sacrificio, ni aspirantes al abandono de la carne. Somos cuerpo que busca satisfacción y necesita convivir en paz. Precisamos amor, armonía, placeres e igualdad de posibilidades. Vamos caminando en ese sendero y por el seguiremos caminando en busca de la conformidad.

Gertrudis dijo...

En el mundo que vivimos es lógico que se pida justicia (o mas bien venganza, como ud dice). Al momento son esas las reglas del juego. No puede ser que unos sufran castigo y otros la saquen gratis.

Laura dijo...

Para que robar deje de ser beneficioso, tendría que dejar de existir el dinero. Pero de nada serviría que dejara de existir el dinero, si seguimos teniendo la misma cabeza que tenemos ahora.

Daniel dijo...

Claro Laura, y para que no existan más homicidas tendrían que dejar de existir los seres humanos.

Rosana dijo...

Todo se reduce a tener salud. Las personas sanas no se hacen daño las unas a las otras; a lo sumo alguna maldad chiquita.

Oriente dijo...

Reconozco que soy violento e impulsivo. Me pregunto... qué aspectos de la organización social deberían cambiar para que todos los que somos así pudiéramos funcionar mejor?

Anónimo dijo...

De ahora en más, robaré sin culpa.