viernes, 5 de noviembre de 2010

La gorda libertina y el gordito simpático

Los animales no humanos, tienen sexo con la misma actitud que comen, duermen, orinan o defecan.

Los animales humanos, tenemos sexo y evacuamos a escondidas, dormimos en lugares preferentemente apartados y podemos alimentarnos en público.

Ya lo he mencionado varias veces: disimulamos ser animales.

Además de las características ya mencionadas, hay una que es determinante: los animales no humanos están prisioneros del instinto (no pueden dejar de hacer lo que tienen programado), mientras que los humanos (supuestamente) somos libres de hacer lo que queramos.

Negamos rotundamente estar determinados por factores ajenos a nuestro control.

Necesitamos creer que poseemos libre albedrío, aunque paguemos los costos de sentirnos responsables de lo que hacemos y culpables por lo que nos sale mal.

A partir de la creencia en el libre albedrío y de negar que estamos determinados por factores ajenos a nuestro control (instinto, casualidad, herencia, naturaleza), surgen infinitas consecuencias.

Por ejemplo, a una embarazada tenemos que felicitarla porque nos sentimos obligados a reconocer que es la única forma de conservar la especie.

Sin embargo, en el fondo, reprobamos que tuvo sexo. Si bien no cometió un atentado al pudor, es obvio que fornicó y eso, hasta cierto punto, no deja de ser algo que hacen los animales.

Pero además, una embarazada tiene cuerpo de obesa, y por este motivo también merece la reprobación de los humanos fundamentalistas.

Una mujer obesa es alguien que no controla lo que come, quizá sea una persona que no hace ejercicio porque es haragana.

De esto es posible deducir, que tiene una vida licenciosa, porque si no sabe dominar su gula, tiene tanto descontrol como los animales esclavos de sus instintos.

Como no podemos criticar a la embarazada por haber fornicado, criticamos doblemente a la obesa.

Paradoja: Los varones obesos, sin embargo, suelen ser unos «gorditos simpáticos».

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13 comentarios:

Manuela dijo...

Nuestra sociedad permite que los varones puedan descontrolarse un poquito.
Las mujeres estamos trabajando en eso.

Alba dijo...

Disimulamos ser animales? O será que ya nos hemos diferenciado tanto de ellos que nos hemos convertido en otra cosa distinta?

Filisbino dijo...

Muchas veces podemos hacer lo que queremos; lo que no podemos es manejar por voluntad propia lo que queremos. Por ej: quiero estudiar arquitectura, pero desconozco por qué. Puedo buscar causas probables, hacer conjeturas, pero nunca llegar a conocer la infinidad de circunstancias internas y externas que me llevaron a tomar esa decisión.

Milton dijo...

No puedo dejar de hacer lo que tenía programado. Lo mío es una compulsión.

Blanca dijo...

Mi primer hijo lo tuve a los quince años. Recuerdo que cuando estaba embarazada, toda la gente que me cruzaba por la calle me miraba. Ahora me doy cuenta que eran miradas de reprobación, o cuanti menos de asombro.

Rulo dijo...

Mira esa obesa
qué cuerpo tiene esa
te mira que te besa
se acerca a tu mesa.
Mira esa obesa
que carne tiene a esa
la amasas en la mesa
la comes que te besa.
Ponla de costado
acuéstate a su lado
potréala de espalda
te mira y te agarra.
Te toma por el cuello
"mirá que te degüello"
te tiene asustado
te tiene acobardado.
No fuiste caballero
no tas en el merendero
pedile una disculpa
la gorda a vos te culpa.
La mina no perdona
es toda una leona
llamó al patrullero
si te llevan no te espero.

Emilia dijo...

Parece que Rulo empezó a ir a un Taller de Literatura.

Josué dijo...

A la embarazada la felicitamos para darle ánimo.

M. Eugenia dijo...

Y por qué hay que darle el asiento a todos los reprobados?

Efraín dijo...

Significa que M. Eugenia considera reprobados a los niños, los viejos, las embarazadas y los inválidos?!
No sé... voy a pensarlo.

la gordis dijo...

Soy obesa de metabolismo, ta!

Canducha dijo...

Entonces una mujer obesa cuando se embaraza, mejor que se oculte en un convento.

Raquel dijo...

Mi prima, cuando quedó embarazada estaba igualita. Era como si lo único que hubiese cambiado, fuera la pelota de pilates que llevaba debajo de la ropa.