martes, 9 de noviembre de 2010

El álbum de fotos familiares

En otro artículo (1) les proponía entender algo divertido de nuestra mente, haciendo una comparación con el juego llamado caleidoscopio.

Ahora les propongo algo similar.

Si usted logra ubicarse entre dos espejos que estén casi paralelos, podrá ver repetida su imagen, una de frente y otra de atrás, hasta el infinito (imagen).

Al igual que con el caleidoscopio, este es un fenómeno visual que no significa más nada que eso: la repetición de reflejos dada la particular ubicación de los espejos y del objeto reflejado (uno mismo).

Ahora pensemos en algo referido a nuestra psiquis.

Esas imágenes nuestras que se repiten hasta el infinito, cada vez más chicas, hasta que nuestra vista deja de verlas por lo pequeñas, pueden darnos una idea sobre cómo se construye nuestra personalidad.

Casi todos los animales con Sistema Nervioso Central, padecemos transformaciones orgánicas (neuronales y hormonales), que nos predisponen (condicionan), para repetir las experiencias favorables a nuestra existencia y para evitar las experiencias desfavorables a nuestra existencia.

A este proceso, le damos —entre otros— el nombre de aprendizaje.

Repetimos lo que nos gusta y evitamos lo que nos disgusta.

Por lo tanto, (si bien, «sobre gustos no hay nada escrito») podemos decir que nos gusta lo que nos hace bien y evitamos el resto.

Nuestra personalidad es la acumulación organizada y armónica de todas las características que hemos ido conociendo de otras personas.

Esa sucesión infinita de nuestra imagen en los espejos, representa (podemos compararlo con) a lo que hemos copiado (imitado) de nuestra madre, del tío solterón, de la profesora de literatura, de un cierto religioso, político o artista.

El instinto de conservación, proveedor número uno de estímulos para protegernos y vivir bien, capturó esas características, las incorporó a nuestra forma de ser y las consolidó en lo que es nuestra personalidad actual.

(1) La filosofía profunda, simplificada

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9 comentarios:

Martín dijo...

Lo que es de mi madre, yo tomé todo lo enfermo que hay en ella. Fue imposible tomar lo bueno porque no existió.

Narciso dijo...

Del tío solterón es que me viene esa cosa tan coqueta!

Elbio dijo...

En los espejos no se puede reflejar, pero está también, toda la herencia genética y filogenética que hemos recibido.

Casilda dijo...

De mi padre tengo la puntualidad y de mi madre la desorganización. Sufro horrible para poder conciliar ambas cosas.

Andrea dijo...

Yo trato de evitar las experiencias desagradables, pero siempre me peleo y después vuelvo con mi novio.

Juan Degracia dijo...

Mi personalidad no es organizada ni armónica.
Será que todas las personas que conocí eran un desastre?
Por otro lado sé que los genes no me ayudaron porque tuve un tío psicópata y una abuela pedófila.

Leticia dijo...

Así que el aprendizaje es pura imitación.
Qué falta de personalidad!

Canducha dijo...

Puede ser que el Sistema Nervioso quede descentrado? Le digo porque después del surmenage que tuve, nunca quedé del todo bien.

Fagundez dijo...

Mis imágenes se repiten en los espejos cada vez más grandes, más fabulosas, más enérgicas, más poderosas, más autocráticas, más ricas, más bellas, más... ay! perdón, estaba soñando en escritura.