martes, 1 de abril de 2008

Jóvenes etimológicamente enfermos

Es muy frecuente que uno tropiece con etimologías tramposas. La que más complica la existencia hasta donde he podido investigar es la palabra adolescente.

El sonido de esta palabra lleva a que mucha gente inteligente y culta, esté segura de que deriva del verbo adolecer y que por tanto todos los jóvenes en esa etapa están sufriendo y haciendo sufrir. Como si la juventud (etimológicamente) fuera una enfermedad.

Sin embargo ese vocablo está tomado del latín adulescens (o adolescens) que significa «hombre joven». Este vocablo del latín es el participio activo del verbo crecer (adolescere), es decir creciente.

Lo que sucede entonces es que a partir de una opinión generalizada (que los jóvenes deben estar enfermos por las cosas que hacen y piensan) se inventa una etimología para fundamentar el prejuicio.

En general podríamos decir que las etimologías no son muy útiles para entender algo que nos sucede porque siempre se remiten a ideas predominantes en épocas que, con todo el respeto que me merece lo antiguo y obsoleto, poco pueden iluminar las preocupaciones actuales. A esto se agrega la tendenciosidad de la que doy cuenta con nuestros preciosos adolescentes que, complicados y todo, se merecen lo mejor.

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15 comentarios:

Anónimo dijo...

¡No lo puedo creer! Nunca se me ocurrió constatar si era cierta o equivocada esta etimología que siempre tomamos por buena desde que éramos estudiantes de psicología.

Lo grave no termina ahí: ¿Cuántas otras cosas creo saber?

Anónimo dijo...

Me alegro de encontrar esta definición (que ya corroboré. Disculpe el atrevimiento). Me estaba sintiendo bastante mal por este destino inevitable de adolecer. Quizá nada cambie pero me siento más tranquila.

Anónimo dijo...

¡Qué irónico! "Con todo el respeto que me merece lo antiguo y obsoleto"... A mi me causa gracia pero mi marido si lo agarra al licenciado lo pisa con el auto. Ja-ja- Los hombres son unos payasos.

Anónimo dijo...

Algunos escritores empiezan sus novelas por el final. Acá es lo mismo: se necesita una justificación para una creencia y con la etimología puede llegarse a cualquier origen "auténtico".

Anónimo dijo...

A un adolescente hay que quererlo mucho para no romperle la cabeza con un sillazo. Son insoportables, agresivos, irónicos, prepotentes, incoherentes, violentos, torpes. No les falta nada.

Ahora que me siento sin el respaldo de la etimología, no se si les va a ir mejor o peor con migo a estos desgraciados.

Anónimo dijo...

Estuve hablando de este artículo en el Messenger y yo soy la única que no asocié adolescencia con adolecer. El resto de mis amigas sí.

Anónimo dijo...

Para mi las adolescentes (tengo 55 años) son preciosas mujeres pero imposibles de seguir mucho rato. Son tan cambiantes que me pierdo. Me gustaría tener una amante adolescente pero si fuera un poco madura, aplomada, tranqui, estable, previsible, coherente. Por ahora tendré que seguir pagando.

Anónimo dijo...

Ahora me siento más comprendida. No es que sufrimos y por lo tanto nos ponemos inbancables. Crecemos (para los costados es horrible) y por lo tanto sufrimos.

Anónimo dijo...

me gustó eso de adulescens. los adultos nos pasan adulando a los adolescentes para vendernos todo lo que puedan. y nosotros andamos siempre sin un mango. no adulen más a la juventud, tenemos bien claro que la sartén y el mango es de ustedes adultens.

Anónimo dijo...

Me gusta una canción de Estramín donde dice que los adolescentes reviven los sueños que pierde la gente y le da una bienvenida a su limpia sonrisa. No quiero caer en idealizar pero estoy bastante de acuerdo, no digo del todo porque entre un adolescente y otro hay un mundo de diferencia.

Anónimo dijo...

Soy docente y pienso que lo más importante que debemos transmitir a nuestros jóvenes es que tomen conciencia de la etapa de la vida en la que están y aprovechen oportunidades. Corran riesgos muchachos porque si se equivocan, los van a tolerar y tendrán tiempo de volver a intentar. El fin de la adolescencia coincide con el fin de la tolerancia social.

Anónimo dijo...

Los jóvenes no estamos enfermos; todavía no nos formatearon.

Anónimo dijo...

Yo tampoco puedo creer que adolescere no tenga nada que ver con adolescer. ¡Se escribió un libro basado en ese origen etimológico!
Ud. es mi héroe licenciado, desenmascara a los/las rufianes/nas.

Anónimo dijo...

Papito, no te ocultes en el anonimato. Te aseguro que soy una adolescente muy aplomadita, tengo 15 pero soy retranqui y estable.

Ciudad Escrita dijo...

me parece que muchas personas como usted ayudan a excarvar en la realidad de las cosas y acontecimientos. Siempré escuché el clisé de que el adolescente venía de adolecer, sin embartgo como Lic. en Letras (filólogo) no estaba tan seguro y por supuesto que lo reafirmé con la etimología de la palabra que es lo que usted publica.