martes, 8 de abril de 2008

«Madre hay una sola»

El animal humano se vincula muy fuertemente con su madre biológica y bastante bien pero no tanto con su madre adoptiva. En ambos casos la suerte influye para que el vínculo sea bueno, regular o malo.

El bebito llora cada vez que a su cunita se acerca alguien con cara y olor diferentes a los de su madre (la cara y el olor del padre son aceptados más rápidamente que la cara y el olor de los demás).

Esta dependencia instintiva aumenta las posibilidades de que el bebito se mantenga cerca de la persona que mejor puede cuidarlo. La vulnerabilidad de la cría humana está compensada por estas conductas de hijos y madres.

Ahora me pregunto ¿habrá alguna relación entre este vínculo tan excluyente de otros semejantes con la insoportable ola de celos que padece un cónyuge cuando el otro diversifica sus atenciones a personas ajenas a la pareja?

¿Podríamos pensar que esa incontenible furia celotípica no es más que la reedición de aquel instinto que una vez nos salvó la vida? ¿No existirá alguna relación esencial entre la monogamia y la fidelidad a partir del proverbio que dice «Madre hay una sola» (que se convertiría en «Cónyuge tiene que haber uno solo»)?

En el caso de que ésto fuera así, el cónyuge (bebito) reclama que el partenaire (madre) sólo se dedique a él pero el bebito no tiene porqué dedicarse a la madre. La exigencia tiene un sólo sentido porque para el bebito no era peligroso que él hiciera lo que se le antojara, lo que era imprescindible era que la madre (el cónyuge) sólo tuviera atenciones para nadie más que para con él.

Podríamos decir entonces que algunos celos exagerados pueden tener su origen en que se confunde al cónyuge con la madre y además se conserva el instinto por el cual siendo bebitos sólo nos dejábamos atender por nuestra madre.

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10 comentarios:

Anónimo dijo...

En lo único que quiero dejar un comentario es en que es cierto que a mi no me parece mal tener alguna aventurilla con alguien, por ejemplo con un compañero de trabajo, que es un buen hombre, de buenas costumbres, que sé que nunca me haría daño a mí o a mi familia, pero no soportaría jamás enterarme de que mi marido hace algo parecido porque estoy convencida que lo haría por un interés sórdido, con alguien que no se lo merece y que no tendrá ningún escrúpulo en perjudicarlo porque no lo quiere ni lo respeta.

Anónimo dijo...

Donde me parece que podríamos estar de acuerdo es en que se trataría de una experiencia parecida al miedo a la muerte. Cuando mi ex-amiga me dijo que vio a mi marido con otra, sentí que se me aflojaban las piernas, me corrió un frío, no pude hablar, en la cabeza sentí algo diferente y horrible.

Será eso que siente un bebito en brazos ajenos, con la madre fuera de su campo visual, sin su olor.

Es mi ex-amiga porque pude comprobar que ella me dio una información falsa (gracias a dios!!)

Anónimo dijo...

Cuando tenía cerca de 20 me llevaron a un psiquíatra porque me despertaba gritando desesperada. Siempre era la misma pesadilla. Un bicho monstruoso se me venía encima de golpe abriendo la boca negra llena de dientes y rugiendo. Era un segundo. Se aparecía de golpe.

El psiquíatra me dio somníferos muy fuertes y las pesadillas ocurrieron muchas menos veces.

Ahora hace tres meses que estoy con una psicoterapeuta y al contarle eso eso me dijo en la primer sesión que tuvimos que quizá se tratara del recuerdo imborrable de alguien que me asustó asomándose amablemente cuando yo estaba en mi cuna, pero que a mí me asusto mucho.

Es escreíble pero estoy pudiendo dormir con menos somníferos.

Anónimo dijo...

¡¡Qué cosa más amorosa ese bebito de la foto!!

Si es hijo suyo licenciado, quisiera tener uno igual.

(Nunca sabrá quién soy, quédese tranquilo)

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con el planteo de Mieres. Desde mi punto de vista el problema con los celos en la pareja está porque las dos partes se sienten con respecto al otro como el bebito. Y eso no tiene solución. La única es tener conciencia de hasta dónde puede bancar cada uno.

Anónimo dijo...

Tengo un hijo adoptivo y otro biológico. Me vinculo mejor con el adoptivo. Me gustaría saber en qué se apoya para hacer esa afirmación.

Anónimo dijo...

Creo que sólo soy capaz de mantener a raya mis celos locos si me mantengo a cierta distancia de la persona amada.

Anónimo dijo...

Por eso que ud. dice es que los celos son tan tiránicos. Igual que el bebé exigimos exclusividad pero ni se nos ocurre pensar que nosotros, majestades bebeses, tengamos que dedicarnos en exclusividad a nuestras madres. Todo lo contrario, estamos descubriendo el mundo a pleno y de la misma manera que nos llevamos el pezón a la boca, va todo lo que se nos cruza y somos capaces de manipular, aunque sea la punta de una frazada áspera y desagradable.

Anónimo dijo...

Creo que quien más quien menos, a la mayoría se nos vuelve importante ser especiales para alguien. Podemos ser capaces de cierta flexibilidad, pero yo al menos no despreciaría la oportunidad de ser especial para alguien.

Anónimo dijo...

Ahora que estoy embarazada por primera vez y tomo miles de precauciones para cuidar a mi bebé, mi padre me dice que la naturaleza es tan autónoma que en realidad tendría que seguir haciendo el mismo tipo de vida que hacía cuando me embaracé porque este fenómeno indica que tenía la salud en estado óptimo y si cambio mi estilo de vida, sólo puede ser para peor.