lunes, 28 de abril de 2008

Lo mordió una víbora placebo

El efecto placebo es el que se produce en alguien que ingiere una sustancia que sabe que le aliviará un síntoma y se beneficia con el alivio aunque en realidad le fue suministrada una sustancia inerte. Igual obtuvo el beneficio porque esperaba que le sucediera con mucha fe.

Son conocidas las pruebas de laboratorio en las que dos grupos de voluntarios, uno experimental y otro de control son medicados, el primero con la sustancia cuyos resultados se quieren conocer y el segundo con un producto aparentemente igual pero que es comprobadamente inactivo, con lo que se sacan algunas conclusiones sobre si existen efecto terapéutico o solamente efecto placebo.

«La fe mueve montañas» también se dice desde tiempos inmemoriales y el efecto placebo tiene que ver con la fe y por lo tanto con la sugestión.

Estos fenómenos suelen observarse en un contexto favorable, en el cual se espera que una sustancia produzca una mejoría, pero lo interesante es que también existe el efecto adverso.

Si tenemos fe en que ciertos alimentos nos harán mal, que los rayos ultra violeta nos provocarán daños irreversibles, que dormir en ciertas posturas compromete la higiene de columna, que la delincuencia se encuentra en una escalada sin control, que se avecinan inundaciones por el recalentamiento global, es muy probable que estas amenazas también nos produzcan un efecto placebo, pero en contra.

En suma: El efecto placebo puede funcionar como una sustancia curativa o como con un veneno.

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13 comentarios:

Anónimo dijo...

Según cuenta, yo no toleraba que a mi hermano le dieran aspirina y que a mí no. Mi padre le daba el medicamento a él en un cuchara con agua y azúcar y a mi otra cuchara igual con agua y azucar pero sin aspirana, naturalmente.

Al rato me estaba sintiedo tan 'recuperado' como mi hermano.

Anónimo dijo...

Las escenografía tiene mucha influencia en todos los consultantes. Un abogado debe atender en un lugar donde haya muchos libros, preferentemente con encuadernaciones antiguas. Un médico debe tener colgados muchos cuadros con diplomas, sin embargo si incluye alguna biblioteca, ésta debe contener libros con encuadernacioanes modernas. Antiguamente los mejores psicoanalistas fumaban en pipa y ahora no sé que hacen dada la campaña mundial anti tabajo. No creo que estén masticando chicle porque esto forma parte de la escenografía propia de una confiable cajera de supermercado.

Anónimo dijo...

El incuestionable efecto placebo tiene algo que ver con la eficacia del psicoanálisis. En alguna época alguien lo llamó "talking cure" (cura por medio de la conversación).

He constatado que cuando hablo con ciertas personas, un cambio en mi manera de ver un problema que me traía dolorido, puede pasar a ser algo menos doloroso o directamento intrascendente.

Anónimo dijo...

Si hablamos del poder de la mente, pasan cosas misteriosas. Sin caer en las interpretaciones místicas del tipo milagro de santos (que estoy seguro de que los hay), cada vez que me voy a acampar sólo al medio de un bosque, no llevo nada de medicamentos ni anticéptico ni vendas. Ningún botiquín de primeros auxilios.

Esta experiencias es muy excitante para mí y lo vengo haciendo hace más de diez años y nunca me pasó nada. Estando en la ciudad mi familia ha tenido que llamar dos veces un médico de súper urgencia porque me ahogo de golpe y nadie sabe por qué.

Anónimo dijo...

Cuando era joven, recorríamos la ciudad de San Juan (Argentina) un grupo grande de amigos y uno de ellos había dormido muy mal por los intensos cólicos y diarrea que lo afectaba. Era de mañana y vimos que la puerta de un teatro muy moderno estaba abierta y decidimos entrar a ver si alguien nos paraba.

Desembocamos en el auditorio justo cuando una orquesta estaba ensayando una música muy tranquila y nos acomodamos todos en las butacas a escuchar el ensayo.

Cuando los músicos terminaron su trabajo, se fueron y nosotros también. El del cólico nos comentó: "¿Me creen si les digo que la musica de estos tipos me curó? ¡Estoy como nuevo!"

Anónimo dijo...

Mi vida antes y después del psicoanálisis es absolutamente distinta.

Casi no había ninguna comida que pudiera comer sin tener algún trastorno y tener que ayudar la digestión con medicamentos.

Progresivamente fueron cambiando mis pensamientos y ahora podría decir que como con fe, con confianza. Si me toleran la cursilería: con amor.

No les voy a mentir diciéndoles que todo está perfecto: mis atracones con chocolate tienen algún efecto. He detectado que mi dosis de 9 bombones excede en dos al límite superior, pero por ahora sólo puedo detenerme en 9 y parece que no puedo dejar de sentirme con un poco de asco durante dos o tres horas, pero confío en que algún día el psicoanálisis resolverá esto también.

Ya con el tema de la cursilería no le tengo tanta fe. Quizá sea genético. :-)

Anónimo dijo...

Dos veces me picó una abeja y con un poco de hielo se me fue el dolor y no pasó más nada. Un día tuve LA MALA SUERTE de leer una información para la que mi cabeza no estaba preparada y a pertir de ese momento le tengo terror a esos insectos porque temo padecer un shock anafiláctico que no tengo ni la menor idea de lo que se trata pero ese texto decía que existía esa posibilidad y el sonidos de esas dos palabras se ha conviertido para mí en un monstruo persecutorio.

Las inteligentes obreras de la miel ahora para mi son peores que los virus, capaces de causarme daños terribles.

No siempre es bueno informarse. Cuando era ignorante la pasaba mejor.

Anónimo dijo...

Cuando el artículo menciona las pruebas de laboratorio me acordé de algo que pensé cuando supe la cantidad de cosas que se inventaron indirectamente cuando se buscaban manera de matar más gente en las primera guerra mundial, en la segunda, en la guerra fría, y todos los desastres que nos causamos unos a otros.

La ciencia se presenta como una señora muy amigable pero tiene un pasado tormentoso. Y lo seguirá teniendo.

Anónimo dijo...

Cuando se suicidó mi madre, mi padre rejuveneció como diez años. A partir de su viudez, pudo empezar a comer según su filosofía que incluía huevos fritos, carne gorda, picantes, vino y otras maravillas de la gastronomía rioplatense que mi madre estuvo demonizando desde que se casaron. Es triste pero él se liberó de mi madre.

Anónimo dijo...

Cómo deseo que se case mi hermana y que otro le soporte las dietas contra la celulitis. Esa palabra se menciona por lo menos tres veces por día y la comida especial que hay que hacerle a la nena porque "fijate mamá cómo tengo estas piernas, soy un asco" a veces me la tengo que comer yo también porque la pobre madre-cocinera no puede hacer un menú a la carta y la nena se va a casar por iglesia y se mandó hacer un vestido de novia dos talles más chicos y eso lo tenemos que adelgazar entre todos. Está loca. Ojalá se case cuanto antes.

Anónimo dijo...

Tengo una víbora placebo colgada del tobillo hace 25 años. ¿Cuánto viven las víboras? Dígame la verdad, le prometo que no me voy a sugestionar.

Anónimo dijo...

Como se me acabó la medicación y es una MEDICACIÓN QUE NO SE DEBE INTERRUMPIR EN FORMA ABRUPTA decidí afanarme unos cuántos blister. Nunca había laburado con tanta pasión.

Anónimo dijo...

Mi doctor me dijo que doblara la dosis de la medicación que tomo en forma diaria e ininterrumpida. Le comuniqué que debería pasarme a Salud Pública porque mis ingresos no eran suficientes para esa dosis. Él me dijo que por ahora no podía pasar a Salud Pública, dado que mis ingresos son dentro de la pobreza, poco pobres. Él me dijo también que solidariamente me proporcionaría la medicación si le avisaba con tiempo. Procedí de la manera que el Doctor me aconsejó. El Dr. que vive estresado se olvidó de conseguirme la medicación y además sospecho (pero esto es subjetivo) que se arrepintió de habérmelo propuesto.
Finalmente quedé en una situación de mierda.