jueves, 24 de abril de 2008

Más aburrido que bailar el himno

Cuando una persona se aburre es porque en ese momento está pensando que es inmortal.

Desde este enfoque, el aburrimiento es un sentimiento que tiene un trasfondo que seduce al instinto de conservación.

Aunque la apariencia es negativa, no es sencillo lograr que alguien deje de aburrirse mientras el instinto de conservación está nutriéndose de ese componente tan positivo. La persona NO PUEDE DEJAR DE ABURRIRSE mientras el instinto de conservación está “mamando” la sensación de inmortalidad.

El aburrimiento se produce por una falta de estímulos atractivos. Si bien es cierto que pueden no existir suficientes estímulos, también es necesario tener en cuenta que el sujeto —presionado por el instinto de conservación— rechaza activamente los estímulos que pudieran existir para conservar las circunstancias favorables a la creencia en la inmortalidad.

El ánimo deprimido que generalmente acompaña al aburrimiento suele valorarse como una circunstancia totalmente penosa porque su faceta visible lo es. Observado desde esta otra perspectiva podría decirse que el sujeto paga con ese pesar el beneficio de la creencia satisfactoria por excelencia... ¿pero es lógico suponer que el sujeto paga un costo por aburrirse?

No. No es lógico suponer que el sujeto voluntariamente pueda pagar algo. Lo que se nos presenta como un costo en realidad es una actitud —convincente hasta para el propio sujeto— que logra el aislamiento narcisista, el encapsulamiento, la “uterinización” gozosa. Algo semejante a la unidad armónica que conforma la madre con su bebé lactando. El deprimido reedita esa situación. Para lograr la imprescindible puesta en escena es preciso una actitud replegada, de rechazo al mundo exterior en cuanto pretenda pedirle responsabilidad adulta. El malhumor del aburrido puede explicarse porque se da cuenta que no es aquel niño lactante por el que siente nostalgia.

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14 comentarios:

Anónimo dijo...

Es parecido a eso, por lo menos en mi caso. El pensamiento que tengo en la cabeza es "esto no termina más". El aburrimiento es un estado de "no pasa nada y quiero que pase algo, ¡porfa!".

Anónimo dijo...

No querría morirme nunca pero por otro lado pienso: ¿cómo sería estar seguro de que pasarán los años y los años y nunca habrá un fin? Sería horrible pero es cierto que no me quiero morir.

Es raro esto de querer dos cosas opuestas a la vez.

Anónimo dijo...

Parece que uno de los problemas que tienen los perros es que se aburren. Una vez leí que en algunos de los primero intentos de atravesar la Antártida, probaron con burros pero se murieron de frío y probaron con perros pero se aburrieron y no sé qué lío hicieron que tuvieron que matarlos y casi se mueren todos los expedicionarios.

Lo que sé es que mis dos perros, cuando llego saltan como locos y no me creo que sea de alegría por mí sino porque por lo menos les entra otro olor en el ambiente y salen de la monotonía que tenían de estar nueve horas siempre con el mismo olor en el ambiente.

Anónimo dijo...

Releí eso de que el sujeto paga un costo por aburrirse y no logré entenderlo. ¿Qué quiso decir? Con el asunto de que ud se especializa en los temas del dinero, mete los cobros y los pagos por todos lados. ja-ja

Anónimo dijo...

Puede ser que para un psicoanalista el malhumor que tengo cuando me aburro sea porque tengo nostalgia de cuando era bebita pero eso no me soluciona nada. ¿Qué hago con esa información? ¿Dejo de aburrirme? ¿Dejo de ponerme malhumorada cuando me aburro porque en mi vida no pasa ABSOLUTAMENTE NADA?

Anónimo dijo...

Claro, un condenado a muerte que está esperando que le informen día y hora de la ejecución, seguramente no tendrán un segundo más de aburrimiento hasta ese trágico momento.

El razonamiento que hace el licenciado quizá sea este que estoy diciendo porque él menciona la muerte dos por tres y lo que dice en el primer párrafo del artículo me llevó a esta conclusión.

Si una persona tiene muy presente que se va a morir con la única diferencia que ignora el cómo y el cuándo, estará pendiente de aprovechar hasta el último segundo la vida que le queda.

Anónimo dijo...

Hace dos días que mi familia hizo una gran fiesta porque yo cumplí 50 años y tuve la necesidad de estar contento para no frustrarlos, pero desde que me conozco todo el mundo dice que a esta edad uno dobla el codo o empieza la bajada.

El sacerdote de mi parroquia -que me lleva más de diez años- me dijo una frasecita que decía algo así como que cada minuto puede ser el último pero seguro que es el primero de lo que nos queda por vivir.

Sin haberlo entendido demasiado, me gusta esto de que un mismo momento pueda ser el último y también el primero. Me dio ánimo. Estoy mejor que el día de mi cumpleaños.

Anónimo dijo...

Yo he encontrado estados de ánimo aburridos donde en realidad lo que se pretendía era justamente imaginarse que no tenía ninguna obligación, ninguna preocupación.

Por ejemplo, se supone que una persona cuando es rica y poderosa no tiene de qué preocuparse y por lo tanto tiene que estar aburrida. He visto gente que se hace la aburrida para disfrazar su espíritu e imaginar que es rica y poderosa.

Si no logré explicarme, disculpen. Alguien me va a entender y me pareció importante agregar esta idea al blog.

Saludos

Anónimo dijo...

Me he aburrido incontables veces y nunca sospeché que en realidad podría ser inmortal!!!

Anónimo dijo...

Mis depresiones son muy particulares porque fuí una bebé de proveta. Cuando me deprimo no me alcanza con dejar de comer, dejar de bañarme y meterme en la cama. Mi lejano pasado me inclinó a tomar una decisión: tuve que llamar al vidriero del barrio para que pusiera unas mamparas de vidrio alrededor de mi cama.
Desde que cuento con las mamparas mis depresiones son mucho más fructíferas y acogedoras.

Anónimo dijo...

¿Ud. dice que una persona aburrida mama instinto de conservación en la mejor de las glorias? ¡Qué raro es el inconsciente!

Anónimo dijo...

El aburrido se pone de mal humor a veces,si, pero raro que el deprimido se ponga de mal humor, porque su humor no es bueno ni malo, es humor en baja. Lo fácil es pasar de la depresión a la agresión. Suponete que después de un buen tiempo de acumular energía que el cuerpo no gasta e incentivado por emociones internas, el aburrido sale con toda la bronca a desaburrirse, con una fuerza descumunal, desencajado. Para que te lo imagines, igual que Hulck (el gigante verde)

Anónimo dijo...

En mi barrio hay un boliche donde vos pagás por aburrirte. Abre los domingos a las 19 hs. Apenas entrás pagás la consumición que tiene dos únicas variantes: en invierno mondongo hervido sin sal y en verano agua natural (de la canilla, rica en cloro). Tiene asientos que se distribuyen de a 3
como los de los ómnibus, de espaldas a las ventanas. Los grupos se distribuyen de a 6 entre personas que no se conocen. Está prohibido hablar pero tenés que mirar a los que tenés enfrente con inocuidad, sin insinuar ningún sentido a la mirada. Después de 4 horas suena la alarma de un auto durante 2 horas en forma ininterrumpida; a los 120 minuntos exactos se apaga. En ese momento todos los presentes deben levantarse y salir en fila y tomando distancia por la puerta trasera. Cuando llegás al patio detrás del boliche tenés dos opciones: una cuerda que cuelga de un ceibo albino o seguir directo para tu casa.

Anónimo dijo...

¡Yo quiero lactar con papi!