viernes, 25 de abril de 2008

Te quiero menos que a mí

Pregunta: ¿Puede el mejor amigo desear que uno se quede ciego?
Respuesta: Depende.

Explicación: Por esas cosas tan curiosas que tiene la profesión de analista llegué a conocer una historia que si no es verdadera, por lo menos es psicoanalíticamente creíble.

Un señor de unos 40 años está en análisis hace más de 2 años y todo funciona normalmente.

En cierto momento me contó que su mejor amigo tiene los valores de azúcar en sangre por encima de lo normal pero que había decidido no consultar al diabetólogo sino realizar un automonitoreo con un medidor de glucemia.

Esta decisión del amigo le produjo una fuerte reacción angustiosa que procesó en el diván describiendo minuciosamente a todos los riesgos que se expone el pre-diabético cuando no se somete al control estricto del especialista.

Naturalmente que los picos angustiosos tenían que ver con la ceguera y la progresiva amputación de extremidades que —según mi analizante— sufriría su mejor amigo.

Otros contenidos ideicos del analizante me permitieron sugerirle hasta qué punto para él no era más tranquilizador que el amigo quedara efectivamente ciego ya que así lograría confirmar una creencia que parecía vital para el equilibrio emocional de mi paciente: — ¿Si su amigo quedara ciego a consecuencia de la diabetes, usted sentiría pena y conformidad al mismo tiempo?, le pregunté en cierto momento que resultó oportuno.

Esta interpelación lo tomó por sorpresa pero tuvo que convenir que el gran afecto que siente por su amigo es menos intenso que su necesidad de ver ratificadas sus creencias.

El motivo de este artículo no es contarles sobre la patología de un analizante sino más bien informarlos sobre un aspecto normal que él posee pero que vulgarmente se consideraría como enfermizo. Una gran cantidad de personas se manejan con esta escala de valores inconciente aunque concientemente están seguros de que piensan todo lo contrario.

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22 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi hermano es un tipo pesimista que cualquier negocio que yo quiero emprender me lo tira abajo y me dice que eso no sirve, que estoy equivocado, y muchas otras negativas por el estilo.

Cuando el negocio me sale bien, tuve suerte, cuando me sale mal: ¡Viste! ¡Viste! ¡Yo te lo dije!

Anónimo dijo...

En el caso que cuenta el licenciado, tambi�n tendr�amos que tener en cuenta otra cosa. Cuando uno tiene un deseo de que algo suceda, no incluye las valoraciones objetivas del eventual cumplimiento del mismo. Por ejemplo, cuando un ni�o quiere que se muera la madre que acaba de ponerlo en penitencia, no es que desee quedarse hu�rfano sino que �l piensa que la madre deber�a ser tan castigada como lo fue �l y la muerte incluye la inmediata resurrecci�n para cuando �l sienta hambre, por ejemplo.

En este caso, el paciente no es que desee las desgracias del amigo tal cual ocurrir�an en la realidad sino que tiene un deseo omnipotente como el ni�o, que las cosas tanto pueden suceder como m�gicamente volver a la normalidad.

Anónimo dijo...

Quizá yo soy algo supersticioso pero me parece que una cierto desarreglo fisiológico puede convertirse en enfermedad crónica por el solo hecho de recibir el bautizo médico. Los componentes del cuerpo se encuentran en cantidades variables pero la medicina da como "cosa juzgada" que existen cierto niveles máximos y mínimos que no pueden ser traspasados. Si esto acontece, cae sobre el paciente la guillotina del diagnóstico y a partir de ahí ya no es más fulano de tal, sino el diabético, el gotoso, el depresivo.

La nueva identidad del sujeto lo obliga a comportarse como tal y debe abandonar los hábitos del antiguo rol de persona sana.

Anónimo dijo...

Mi hijo es un adolescente caprichoso de 19 años y ahora que lo pienso muchas veces deseo que la vida le de un susto para que se de cuenta de que cuando uno lo aconseja debe escuchar lo que se le dice y hacer caso porque es solo por su bien.

Anónimo dijo...

Andrea Bocheli me da lástima. Sin embargo no me pasa lo mismo con Ray Charles, José Feliciano y Steve Wonder, que también son ciegos pero éste no sé que rara impresión que me da. Ya que hablo del tema ¿hay alguna ciega conocida?

Anónimo dijo...

Me parece que la vida de un psicoanalista debe ser mil por ciento fascinante. Las historias que le cuenta la gente sin ningún rubor deben ser increíbles.

Además eso de estar dos juntos en un dormitorio. Mmmm!

Anónimo dijo...

Yo no soy tan morbosita como Roxana pero me resultaría divino poder hacer de invetigadora como los grandes detectives de la tele. Los psicólogos se las saben todas y después el paciente va contando cosas que confirman lo que ellos vieron desde que entró al consultorio por primera vez. Me gustaría estudiar para eso pero en la localidad donde vivo sólo puedo estudiar para maestra.

Anónimo dijo...

Mi mejor amigo se casó con mi hermana y ahora me sigue contando las mujeres que sigue teniendo como antes de casarse y no sé que hacer me gustaría mucho que ella se diera cuenta sola pero no quiero traicionarlo porque es mi amigo y se que es un buen tipo pero las mujeres se le tiran encima y él no puede quedar como una estúpido pero mi hermana está muy enamorada de él y confía ciegamente en que él cambió y que le es fiel.

Lo quiero mucho pero me gustaría que mi hermana no quedara como una tonta.

Anónimo dijo...

Ya me convencí que una cantidad de gente, inclusive muy inteligente, está segura que haciéndole caso al médico, no se enfermará nunca.

Tienen una fe ciega y hasta creo que lo hacen por cábala: "si se portan bien con papá-médico, quedarán a salvo de todo mal".

Cuando alguien confiable para ellas les pone en duda la creencia ciega, dogmática y supersticiosa, se irritan mucho porque su estabilidad emocional depende casi exclusivamente de esas certezas un poco necias que tienen.

Anónimo dijo...

Tengo que escribir de vuelta un comentario porque el sistema no lo tomó. ¿Será posible que Google ande mal? ¡No lo puedo creer!

Creo que lo que decía es que uno tiene que cuidarse porque al final cuando las cosas nos salen mal por descuido, terminamos perjudicando a gente que no tiene nada que ver: familiares, seres queridos y hasta el propio estado cuando tenemos un accidente por torpeza y terminamos generando gastos en el C.T.I. de un hospital público.

Anónimo dijo...

Me parece que Aurora tiene razón o por lo menos lo que ella propone me deja un poco más tranquila, porque yo vivo deseándole la muerte y tremendas desgracias a todo el mundo y sin embargo estoy segura de que no lo deseo de verdad, que cuando digo de mi marido "Porqué no reventarás ahora mismo" no es que me haría feliz verlo estallar en mil pedazos, es sólo una forma de decir que a mi me aporta como un cierto sosiego cuando estoy muy alterada, pero después se me pasa todo y me alegra de que sigamos juntos.

Anónimo dijo...

No sé si tiene mucho que ver lo que voy a comentar pero yo veo los PowerPoints que recibo y traen cosas horribles, de gente lastimada, con hambre, lugares en ruinas por la guerra, advertencias de que cuidado con esto y cuidado con lo otro. No hace mucho que tengo Internet en mi casa pero las cosas que circulan en la red me hacen pensar que en la cabeza de la gente hay muchas películas de horror y ahora que leo el artículo pienso si no será porque nos gusta imaginar que a los demás les va muy mal para que, por comparación, tengamos la idea de que no nos va tan mal.

Anónimo dijo...

Esto que ud. plantea me hace pensar que todos tenemos que apoyarnos en algo, si no es la religión, es una cábala, o son los últimos descubrimientos científicos.
Hace más de 20 años que fui declarado formalmente depresivo. Hoy, p. ej. acaba de pasarme algo que va en el sentido de lo que se viene planteando. Me quedé sin medicación y sin dinero. Eso me pone tan mal que literalmente me borro del mundo, llego del trabajo y desaparezco en la cama. ¿Por qué? Porque estoy totalmente convencido de que si estoy dos o tres días sin tomar la medicación voy a tener una serie de trastornos que luego siempre suceden.
Otra interrogante es: si estoy tan convencido de que las cosas van a suceder de ese modo ¿por qué no tomo recaudos? ¿por qué me sucede lo mismo tan seguido?

Anónimo dijo...

Me parece sumamente importante aclarar que cuando se desea la muerte de un ser querido por bronca, es porque persiste en nosotros el pensamiento mágico del niño, que incluye la resurrección una vez pasada la bronca. Veo que varios comentaristas lo han entendido también de eso modo.

Anónimo dijo...

¿Qué pasa con el sexo de los posteadores escriben en masculino y firman en femenino o al revés? Me parece que el hermafroditismo está haciendo furor.

Anónimo dijo...

Yo respeto mucho lo que me dicen los médicos. Si hay que guardar cama, hago como puedo pero la guardo en el ropero. Si debo tomarme la fiebre voy con la lengua debajo de las axilas he intento absorver todo lo que soy capaz. Si debo tomar antibióticos cada 6 hs, secuestro 4 médicos por día y los voy metiendo en el living, que aunque no muy grande, da para unas 28 tomas.

Anónimo dijo...

Mi suegra es diabética y se está quedando ciega. No es famosa pero es una mujer increíble: come torta alfajor y después toma la medicación regularmente.

Anónimo dijo...

Aquí en el Río de la Plata siempre han sido muy independentistas! Hombre, que así no vais a llegar lejos. Confiad en el consejo de una colega del Viejo Mundo. No olvideis que ustedes cambiaron oro por baratijas. Dado que no sois muy hábiles deberíais ser más obsecuentes, coño!

Anónimo dijo...

El automonitoreo es lo mejor que hay. Se los digo porque pertenezco a una comunidad terapéutica en Bs. Aires, capital. Allí vivimos 15 locos pero sin el loquero. En su lugar tenemos 5 monitores. Los monitores eran al principio gente a la que se instruía con un cursillo para que supieran como tratarnos en caso de que nos pusiésemos muy espesos. En lo demás éramos autónomos. Una vuelta pintó asamblea pero los monitores estaban en otra. Así que nos reunimos en asamblea los locos solos. Decidimos por unanimidad el automonitoreo, es decir, eliminamos a los monitores que sólo eran una carga para el Estado. Ahora cuando necesitamos algún tipo de ayuda externa, deliramos o vamos a un cuartito que le pusimos "el confesionario" y jugamos a Gran Hermano. Otras veces jugamos a la Inquisición, pero sólo cuando sopla el viento norte.

Anónimo dijo...

Cuando habló de progresiva amputación de extremidades, me hizo acordar a mi perro Tronco. Es una historia triste, pero necesito contarla para superar la angustia que me embarga. Tronco tuvo 4 accidentes, ninguno de ellos fatal, pero en cada uno perdió una extremidad. El primer accidente fue el peor porque era la primera vez que nos enfrentábamos a la frase del veterinario: "lamentablemente hay que amputar; lo siento".
En el segundo accidente el impacto no fue tan fuerte, por la experiencia acumulada y por además por algo primordial: ideamos un carrito que suplía las extremidades inferiores perdidas.
El tercer accidente nos agarró en un momento de crisis familiar y si no es por los nenes, a Tronco lo tirábamos del piso de la tía Élida (10º).
El cuarto accidente puso las cosas en su lugar; basta de prótesis y sustos, desde que Tronco quedó inmovilizado nuestra existencia pegó un vuelco (y para Tronco fue el último); ganamos en calidad de vida.

Anónimo dijo...

Cuando murieron mis padres, por algún motivo que no alcanzo a comprender, me nombraron única heredera. Desde ese momento mi hermana desea en lo más profundo de su corazón_ yo lo sé_ que me quede ciega, para afanarme todo lo que pueda.

Anónimo dijo...

Mi papá siempre me dijo que daría la vida por mi ¿será que miente?