jueves, 3 de abril de 2008

No hay mal que por mal no venga

En todos nuestros sistemas educativos ocurre que se nos habla maravillas de los héroes que lucharon por las ventajas que hoy disfrutamos. En todas las historias siempre hubo por lo menos un gran personaje de cualidades fantásticas: valiente, inteligente, capaz de tirar frases célebres como una ametralladora, de una generosidad ilimitada. Cuando salimos de la escuela donde recibimos ese adoctrinamiento, nos topamos con monumentos que continúan glorificando a esos personajes mitológicos pero de carne y hueso como nosotros.

Las calles llevan sus nombres, en las fiestas cantamos poemas en los que insistentemente continúa la idealización de esos conciudadanos tan dignos de nuestro más profundo amor, respeto y recordación.

¿Existe alguien que no desee ser amado, respetado y recordado? NOOO.

Por lo tanto, los planes de estudio diseñados por el Estado en el que vivimos nos inducen a pensar que para lograr eso que todos deseamos, tenemos que ser básicamente como los modelos ideales de quienes se nos habló abundantemente.

Como es muy poco probable que alguien alcance hoy en día esos estándares tan altos, seguramente entraremos en un conflicto interior que se manifestará en nuestra calidad de vida y en nuestro comportamiento como ciudadanos.

Al sentirnos tan poca cosa, seguramente generaremos algún grado de resentimiento, frustración, agresividad y otras particularidades que el mismo Estado que las generó luego se encarga de criticar y combatir.

●●●

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Los ídolos son un referente al que todos queremos copiar. Está bueno eso de poner ciertas figuras en el firmamento de los niños para que traten de acercarse. Me parece que el licenciado lo que está queriendo decir es que puede haber un efecto rebote cuando el ídolo es demasiado inaccesible y ahí muchos bajamos los brazos y tratamos de convertirnos en anti-ídolos.

Anónimo dijo...

Qué carita triste que tiene el graduado. Se ve que le pesa mucho la responsabilidad de ser como el prócer de su país. Ahora que consiguió esa gorra tan popular como extraña, se preguntará ¿y por qué llegué hasta acá? ¿a qué vine? Está más desorientado que cuando empezó.

Háganme caso: estudiar es nocivo.

Anónimo dijo...

No entiendo por qué tenemos que seguir aplaudiendo después de que se terminó el concierto.

Los héroes de hace doscientos años ya hicieron lo que tuvieron que hacer y lo importante y lo urgente es que los héroes de hoy no se queden mirando el techo y que hagan lo que prometieron hacer cuando pidieron el voto para ser gobernantes.

Anónimo dijo...

¿Quiero yo ser amada, respetada y recordada? SIIIIIIIII QUIERO!

Anónimo dijo...

Quizá al licenciado no le gusta mucho idealizar pero a otros sí nos gusta. Cuando era chica creé un club de fans de Chayane y para nosotras era un placer adorarlo como a un dios. Todo eso ahora pasó, pero debo decir que "lamentablemente".

Ninguna de nosotras quiso ser como él. Era sólo disfrutar del estado de éxtasis y el placer de que todas sintiéramos los mismo.

Anónimo dijo...

Estoy a favor de los que toman como protagonistas a los antihéroes. De ese modo se profundiza más en el ser humano. Hasta los antihéroes tienen momentos heroicos y nosotros también.

Anónimo dijo...

Estoy radicalmente en contra de que se convierta en semidioses a personas de carne y hueso. Es un engaño que nos enseñan a tragar desde chiquillos. Seamos sinceros y basta ya de tanta charlatanería!

Anónimo dijo...

No creo que olvidar el pasado nos haga perder energía. Conocer el pasado no gasta, más bien creo que aporta insumos para producir.

Anónimo dijo...

Me habría gustado ser especial en vida (que me recuerden después personalmente no me sirve) Sé que es un pensamiento egoísta. Cuando te recuerdan después de muerto es porque hiciste cosas muy buenas o muy malas. Un buen ciudadano debería aspirar a hacer cosas buenas, al menos pequeñas cosas buenas. Si, eso es así, pero yo me siento como el graduado de la foto que describe Fernando: desorientado.

Anónimo dijo...

Vivo en un país (Chile) donde la religión católica tiene mucha importancia. Aquí la religión actúa como un arma de doble filo, por un lado contiene y saca aspectos positivos en la persona y por otro genera un nivel de exigencia tan grande que nos dificulta sentirnos alegres o realizados.

Anónimo dijo...

Hay personas que quieren ser amadas, pero no. ¿Qué es eso? Discursean que necesitan amor pero cuando llega el momento de darlo y recibirlo, corren como cangrejos a esconderse debajo de las piedras.

Anónimo dijo...

¿Por qué piensa que hoy en día es más difícil que antes alcanzar esos estándares tan altos?
Para mi siempre fue, es y será igual de difícil. Salvo cuando las circunstancias se ensañan con algún pueblo. Ahí hay más oportunidades de conseguir laburo como héroe.

Anónimo dijo...

Creo que un problema que tenemos es que hoy en día poca gente quiere agarrar el laburo de héroe. Es muy exigente, estresante y nadie te garantiza si vas a recibir la paga.