lunes, 7 de abril de 2008

¿Quién mató a nuestro amor?


Pesquisemos cómo sucedieron los hechos.

1) Su mamá le hizo saber que lo amaba y usted, a partir de ahí, le dio a la palabra “amor” un significado específico, claro, personal, incuestionable.

2) Su mamá le hizo saber que ella se sacrificaba mucho para que usted estuviera bien, para que no le faltara nada. Ella se privó de muchas cosas para que usted fuera feliz. A partir de ahí usted asoció que el significado específico de la palabra “amor” incluía que el otro debe sacrificarse por el ser amado. Es más, sin sacrificio del amante el amor no es amor.

3) Usted llega a grande con un capital verbal bien prolijo, lleno de palabras y su correspondiente significado. Conoce lo que significan esas palabras según el diccionario pero sobre todo según lo que usted entiende que significan. NO TIENE NINGUNA DUDA, por lo menos en palabras tan importantes como «amor».

4) Se enamora perdidamente de una mujer maravillosa, que casualmente es dueña de una fábrica de automóviles de lujo. Al cumplir el año de noviazgo usted le envía a ella un hermoso ramo de doce rosas rojas: una por cada mes de pasión. Este ramo de flores usted lo paga usando su tarjeta de crédito y en dos cuotas sin recargo. El regalo de ella consiste en un automóvil de los que ella fabrica, pero edición especial.

5) Usted, cuando logra salir de su asombro, se siente mal. ¡Pero muy mal! Lo primero que piensa es que esa relación no puede durar porque las diferencias socio-económicas con su novia son insalvables. Nota con mucha tristeza como esta revelación lleva a su apasionado amor por ella a temperaturas varios grados bajo cero.

6) Se perderá de disfrutar del amor de su vida porque en vez de evaluar que usted tiene un concepto de amor asociado al sacrificio de quien lo ame (y supone con razón que a ella no le costó ningún sacrificio mandarle uno de los autos que fabrica), está pensando que las diferencias socio-económicas son insalvables.

Este es un motivo más de por qué el psicoanálisis nos puede enriquecer, pero no solamente en dinero sino para no perder las oportunidades que nos ofrece la vida y que dejamos pasar porque nuestros criterios dejaron de evolucionar cuando teníamos dos o tres años de edad.

●●●

15 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi madre tuvo que estarse quietecita durante los últimos cuatro meses de embarazo, no pudo estar en el casamiento de su hijo mayor (de su anterior matrimonio), tuvo mucho miedo, mi padre estaba malhumorado porque a ella había que cuidarla mucho, estoy casi segura que fui un embarazo no deseado y estoy en manos del mejor psicoanalista de México D.F.

Estoy muy triste pero menos que antes.

Anónimo dijo...

Las historias familiares en las cuales se cuenta todo lo que mis padres hicieron por mí me llenan de regocijo. Creo que si ellos no se hubieran abstenido de hacer viajes, de comprarse ropa nueva, de salir a pasear los fines de semana para que yo pudiera estudiar en uno de los mejores colegios y universidad del país, hoy no podría ser un exitoso arquitecto, que vive en una posición social muy superior a la de ellos.

Tengo un gran placer en que ahora habiten una casa de ellos construida por mí, siguiendo fielmente los sueños de mi madre de cómo ella quería que fuera su casa. Supongo que no les falta nada, estamos en contacto personal y telefónico muy a menudo y me resulta muy estimulante tener este sentimiento de gratitud infinita.

Me parece que en nuestra familia sí que había mucho amor.

Anónimo dijo...

Me reconozco que le hago saber a mi hija que la amé y que la amo mucho, que deseo lo mejor para ella y que daría cualquier cosa con tal de que ella esté siempre bien.

No me doy cuenta si alguna vez que presenté las cosas como que hice sacrificios por ella, pero lo más parecido es que le digo lo que haría si fuera necesario. Le planteo sacrificios posibles pero en realidad nunca sufrí por ella más de lo tolerable proque fue una niña maravillosa y ahora es una hija divina.

Quizá ella pueda tener relacionado en su cabeza que el amor debe incluir promesas de sacrificios exagerados, eso sí que puede estar pasando.

Anónimo dijo...

El primer intercambio de regalos entre dos personas es el más difícil porque puede establecerse un desecuentro espeluznante.

A mi hermano le pasó en una navidad con su novia que él la llamó bien temprano y después fue a la casa sin nada comprado y ella lo esperaba con una remera muy cara. Me contó que en la reunión familiar se puso colorado y no sabía dónde meterse.

Anónimo dijo...

Una persona podrá comer hasta saciarse, dormir hasta que le moleste la cama, fornicar hasta quedar exhausto, pasear hasta el aburrimiento, pero difícilmente siente plenitud en el amor que recibe de los demás. Este apetito no tiene límite.

Anónimo dijo...

Cuando llegaban los Reyes Magos en la época posterior a la trágica revelación sobre su verdadero origen, nos reuníamos todos los primos para mostrarnos lo que nos habían dejado.

En aquel entonces yo sentía con total claridad y convicción que mis padres no me quería tanto como los padres de mi prima porque a ella le dejaban cosas muy vistosas, brillantes, con control remoto, grandes, pesadas, que hacían ruidos maravillosos, en cajas llenas de dibujos y explicaciones sobre las maravillas que un niño lograría con aquel obsequio.

Lo había olvidado y ahora al leer este artículo lo recuerdo como si hubiera sido hace poco. Las dificultades económicas de mis padres para mí equivalían a desamor. Pero el problema no termina ahí: ¿qué siento hoy día?

Anónimo dijo...

De todo lo que vengo leyendo en este blog hace ya como un mes, me queda la sensación de que una persona bien psicoanalizada no está pendiente del dinero ni de ninguna otra cosa artificial inventada por el hombre sino que con un estilo que se me antoja budista, comienza a desprenderse de las tonterías artificiales y se queda con lo esencial, que a la postre es muy poco, sencillo y barato.

Anónimo dijo...

Y además de AMOR, otras palabras tienen seguramente unos adornos como ésta. Deberes, mío, padre o madre, tener que, deseo, me divierto, compromiso, mala suerte, valentía, verdad, enfermedad, duelo, dar ó pedir, reclamar, ... Hay un diccionario por persona!!

Anónimo dijo...

Siempre pensé que lo más importante de un regalo no era su costo. Y que cada cual regala de acuerdo a su posibilidad.

Anónimo dijo...

El cuento de Papá Noel y los Reyes Magos se está volviendo cada vez más cruel para los niños pequeños.

Anónimo dijo...

El cristianismo también asocia amor con sacrificio. Dios entregó a su único hijo para que nos fueran perdonados los pecados.

Anónimo dijo...

El sacrificio que no trae recompenza es malsano. Así que un amor basado en un sacrificio que no de frutos está destinado a un final trágico.

Anónimo dijo...

Lo que mata al amor es pretender encontrar en el otro todo. No es raro que en fondo del corazón esperemos eso del ser amado porque el primer modelo de amor (madre-hijo) tuvo esa característica. De la madre dependía incluso la vida del niño

Anónimo dijo...

En el amor entre padres e hijos a veces todo tiende hacia la realización mutua y otras hacia la frustración. Eso es muy dinámico y se puede pasar de una situación a la otra varias veces en el día.

Anónimo dijo...

En el ejemplo de los regalos el novio debería pensar que aunque en esa ocasión ella haya hecho un regalo descomunal sin sacrificio, van a ver incontables momentos en que por distintos motivos de la vida, los sacrificios los tendrá que hacer ella (qué importa si son de índole económica?).