miércoles, 20 de abril de 2011

Las manos invisibles de la naturaleza

Las pérdidas, inconvenientes y malestares reiterados, cumplen un propósito beneficioso imposible de entender con sentido común.

Un chiste étnico dice: «Si ves que un judío se tira por la ventana, tírate tras él porque es buen negocio».

La creencia en el libre albedrío tiene sus pros y sus contras (1). De igual forma, creer en el determinismo nos aporta una vida más distendida pero nos perdemos los placeres del protagonismo: si me va bien o me va mal, no es por mérito o culpa mía sino porque la naturaleza y el azar (la casualidad) participaron a su manera para que «eso» me ocurriera.

Hasta que alguien me ayude a salir del error, pertenezco a la minoría que cree en el determinismo y les cuento qué se ve desde este lugar que me tocó en suerte.

El chiste del judío es una metáfora de lo que deseo comentarles.

La naturaleza siempre hace los mejores negocios, los más convenientes para la supervivencia individual y colectiva.

También es cierto que a veces ocurren excepciones. Por ejemplo, si a la naturaleza se le ocurre provocar un tsunami, podremos morir aplastados por un edificio o ahogados por una ola enorme.

Desde este lugar al que vine a parar (el determinismo) se ve que no existen fuerzas mágicas, ni misteriosas ni espirituales. Las energías que nos influyen pueden ser conocidas o desconocidas. Dependerá de nuestra sabiduría o ignorancia.

Los malos hábitos, los actos reiteradamente perjudiciales, las inhibiciones simples pero muy molestas, son como la defenestración del judío (tirarse por la ventana): seguramente no podremos comprenderlas pero también seguramente es lo mejor que nuestra naturaleza nos tiene asignado para preservarnos como individuos y como especie.

Quienes creen en el libre albedrío se lamentan, se quejan y dedican mucho esfuerzo a tomar precauciones para que nada (inevitable) ocurra.

(1) Libre albedrío y determinismo

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11 comentarios:

Elena dijo...

Parecería que la duda se emparenta con la libertad. Cuando hay un tiempo para dudar es cuando parece que decidimos. Es más fácil aceptar que no existe la libertad, si analizamos aquellos actos que realizamos arrastrados por un impulso, o cuando una cosa nos llevó a la otra y así de pronto nos encontramos ubicados donde estamos. Pero cuando optamos sentimos que hacemos uso de nuestra libertad. Esta ilusión se nos viene abajo si analizamos las causas que nos llevaron a valorar de determinada manera. Nos encontramos con que los elementos que nos permitieron juzgar una situación, nos fueron dados por el azar. Nuestra educación, la ideología, los valores, los parámetros, la química de nuestro organismo, todo eso, nos fue dado. Por eso nuestras decisiones están digitadas. Tendremos que aceptar la naturaleza de nuestras opciones. El material con el que están hechas es nuestro cuerpo puesto en situación, y no elegimos nuestra situación ni nuestro cuerpo.

David dijo...

El comentario de Elena me parece absurdo. Si digo "mi decisión", "mi opción", estoy dando por hecho y diciendo de manera implícita, que lo decidido es mío, forma parte de mí, por lo tanto está determinado. Libertad y determinismo no son dos conceptos antagónicos. La libertad implica determinismo. La libertad se refiere a sujetos individuales o colectivos.

Ingrid dijo...

Cuando nos referimos a la libertad de un ser, inevitablemente estamos hablando de una cualidad humana. Diferenciamos libertad de instinto. Decimos que el instinto determina los comportamientos y que el ser humano puede cambiar porque es capaz de superar la fuerza del instinto. Esa posibilidad de cambiar, parece diferente a las mutaciones que generan las cucarachas, los virus o las bacterias, para sobrevivir. De todos modos me veo inclinada a pensar que esencialmente nos referimos a un mismo fenómeno.

Hugo dijo...

Recién acabo de leer: las energías que nos influyen pueden ser genocidas.
Sería deseable que fueran conocidas o desconocidas, pero uno nunca sabe...

López dijo...

Descreer del libre albedrío no nos inhibe de tomar precauciones y creo que está bien. Si tomo agua de río, la hiervo antes. Aunque creo que ud no se refería a eso.

Néstor G. dijo...

Algunas personas creen en la magia, pero en realidad no creen. Se comportan como si creyeran porque les resulta poético y divertido.

Yoel dijo...

No creo que a la Naturaleza le interese la supervivencia. Se mueve hacia la supervivencia pero es como el fototropismo de las plantas.
Si muere una estrella, no es asunto de la Naturaleza. Algunos hechos no son asuntos de nadie.

Inti dijo...

El lugar del determinismo está en la cima de una montaña. Quien se ubica allí mira los aconteceres desde arriba. Con comodidad o con espanto. De forma antípatica pero sincera, con aires de superioridad. Es feo decirlo. Es desagradable porque yo me siento en ese lugar. Si tú te sentaras allí, yo lo diría con desparpajo. Lo que mantiene mi amor propio es una certeza: sé que si me siento tocado, bajaré al valle para trenzarme en el fragor de la batalla.

Anónimo dijo...

Recién me doy cuenta de que son zapatos. Las cosas rojas del macaquito que ilustra el artículo me parecieron dos pares de tetas.
Estoy necesitando sexo.

Alba dijo...

Por qué dice que las pérdidas, inconvenientes y malestares reiterados cumplen un propósito beneficioso. Acaso el ángel de la guarda ahora se llama inconsciente.

Delmira dijo...

siempre insistís con el determinismo y creo que tendrás que seguir insistiendo porque no logro estar de acuerdo.