miércoles, 13 de abril de 2011

El miedo es odioso aunque está para cuidarnos

Aprendemos por miedo a la muerte y las buenas noticias carecen de interés porque no excitan nuestro instinto de conservación.

Nuestro aprendizaje depende de observar, recordar, imitar, repetir.

Para que todo esto funcione, tiene que existir un estímulo en quien aprende.

Cuando escuchamos un informativo, prestaremos mayor atención a las noticias angustiantes y menos atención a las menos angustiantes.

Por ejemplo, nos atrae la atención la existencia de un proyecto de ley por el que aumentará nuestra contribución económica al estado y no prestamos atención al retorno a su casa —sano y salvo— de un jovencito que se había dado por desaparecido.

Esta diferencia de intereses depende de cómo funciona el instinto de conservación.

Este quizá sea el instinto más poderoso que nos va quedando —sin el cual ya no quedaríamos nosotros sobre el planeta— y su funcionamiento incluye estimularnos enérgicamente para ser observadores de todo lo que pueda poner en riesgo nuestra existencia (la propia y la de la especie toda).

Por lo tanto, para que haya aprendizaje tiene que haber angustia porque este es el sentimiento que se activa cuando el instinto de conservación detecta que en el entorno puede haber algún peligro.

Por ejemplo, si aumentan los impuestos, tendremos que trabajar más, gastar menos en otras cosas, nuestra calidad de vida disminuirá ... y acá tenemos el factor irritante del mencionado instinto.

Cuando nos llegó la noticia de que un jovencito había desaparecido de su hogar, el instinto se alteró porque temió la muerte prematura de un ejemplar de la especie, porque imaginó que eso podría pasarnos a nosotros. Sin embargo, cuando el muchacho volvió con sus padres, nada de nosotros se puso en riesgo; con el reintegro al hogar la especie no corría peligro.

En suma: Las buenas noticias no nos importan porque no nos angustian (atemorizan).

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10 comentarios:

Laura dijo...

Muchos noticieros intentaron mantener un espacio dedicado a las buenas noticias y fracasaron. Quizás comprobaron que durante ese tiempo el rating bajaba. Pienso que es así como dice Fernando, las malas noticias exitan nuestro sentido de conservación, a la vez que nos alivian dado que no las protagonizamos.

Lorenzo Guarda dijo...

La angustia es desagradable pero dentro de ciertos límites, te salva la vida.

Yoel dijo...

Observo, recuerdo... aunque imito y repito lo que no sirve.

Nazareth Inglese dijo...

De tan miedoso
se convirtió en odioso
y tuvo un final escabroso.

Iris dijo...

Como dice Nazareth, cuando el miedo pierde su justa medida, no sirve. Nos inmoviliza.

Mariana dijo...

Al fin no me siento culpable por prestarle tanta atención a la crónica roja!

Roque dijo...

Lamentablemente a todos se nos disminuye la vida.

Roberto Futur dijo...

De no ser porque nuestro instinto de conservación no se ha debilitado, el planteta se habría salvado de nosotros.

Verónica dijo...

La verdad, la verdad, preferiría que me cuidara mi mamá.

Martín dijo...

Perdonen a Vero, no sabe lo que dice.