viernes, 15 de abril de 2011

Escribimos más sobre dudas que sobre certezas

Paradójicamente, hablamos y escribimos más sobre lo que tenemos dudas angustiantes y menos sobre lo que tenemos certezas tranquilizadoras.

Si nos preguntáramos sobre la igualdad entre los seres humanos, tendríamos que llegar a la conclusión de que la igualdad no existe pero queremos que exista, porque se ha hablado y escrito demasiado sobre la pretendida igualdad.

De acá podemos sacar la conclusión de que nuestra mente trata de utilizar el lenguaje para rellenar aquellos huecos que la molestan.

En el ejemplo propuesto nos molesta que falte la igualdad entre los seres humanos y por eso no paramos de hablar y escribir para fundamentar a favor y en contra, con lo cual logramos entretenernos mientras nos quedamos sin saber si la igualdad existe o no existe y qué podríamos hacer en caso de llegar a un acuerdo.

De hecho hay algo que no debería ser motivo de discusión: dentro de nuestra especie existen dos sexos diferentes.

Sin embargo, tampoco podemos apoyarnos en esta verdad porque el deseo de que seamos todos iguales (característico en las perversiones) puede llegar a desconocer las visibles diferencias anatómicas y funcionales.

Imagino que la humanidad siempre discutió sobre estos asuntos, aunque para los pueblos de occidente es un hito histórico la Revolución Francesa, cuyo lema reivindicaba tres reclamos como importantes: Libertad, Igualdad y Fraternidad.

Como vemos, estamos ante un hecho de gran trascendencia en la construcción de nuestro pensamiento y para eso recurrimos a tres palabras, capaces de activar acciones que involucran a millones de personas.

Retomo el primer párrafo para terminar con una interrogante.

Si hablamos tanto de la igualdad porque desearíamos que exista pero no existe, ¿no podríamos pensar también que hablamos muchísimo de libertad y fraternidad porque tampoco existen y desearíamos que existieran?

Mi respuesta es afirmativa.

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13 comentarios:

Rosana dijo...

Es que la tranquilidad la vivimos casi sin darnos cuenta.

Martín dijo...

Ya conozco a mi madre. Habla hasta por los codos porque está llena de angustia.

Gonzalo dijo...

El neurólogo dice que en mi zona de Broca tengo una sopa de letras.

Sandra39 dijo...

Si llegásemos a la conclusión de que la igualdad existe, tendríamos que volvernos ciegos y sordos para mantener la postura.

Filisbino dijo...

El problema empieza cuando hablamos de igualdad; ya ahí todos estamos pensando en cosas diferentes.

Iris dijo...

La fraternidad, al menos existe por momentos.

Raquel dijo...

Si existe el vínculo fraterno, existe la fraternidad. Más allá de que por momentos el vínculo fraterno es el menos fraterno de todos los vínculos.

Maruja dijo...

No terminó con una interrogante. Terminó con la respuesta a la interrogante. Fraternalmente le digo que ud es un incoherente y un abusivo.

Gabriela dijo...

Existen distintos niveles de libertad, igualdad y fraternidad. Estos conceptos sólo son operativos cuando se remiten a su contexto.

Carolina dijo...

Hoy no cree en nada, doc! Vamos, ahuyente esa nube negra!

Milita Sueiro dijo...

Tuve que cerrar mi cuenta de twitter porque me la habían copado los grupos activistas. Enviaban mensajes que parecían cifrados, y yo ni me animaba a abrirlos.

Ma. Eugenia dijo...

Y al final... del dinero hablamos o no hablamos?

Marina dijo...

A mí me pasó lo mismo que a Milita. Una vez le twittié a uno que defendía a los peces de no sé qué charco. Le dije que si los peces estuvieran solos, nadie los depredaría (aunque malo, quería ser un chistecito). El hombre me contestó diciéndome que los peces no vivían solos y que debíamos cuidar los ecosistemas. Entonces me di por vencida. Pensé: ellos creen que todos somos idiotas.