viernes, 29 de abril de 2011

El poder de lo impronunciable

Un trauma es una experiencia que no podemos describir, representar, dibujar, simbolizar. Nos ocurre por accidente pero también es usado por los gobiernos, religiones y publicitarios.

«¡Esto no tiene nombre!»: «Mira, no tengo palabras para decir lo que presencié»; «¡Nos dejó mudos de espanto!», … hay varias expresiones para decribir lo que no se puede describir.

Contamos con algunos adjetivos para calificar aquello de lo que no se puede hablar: inefable, impronunciable, indecible, inenarrable y quizás existan otros que no recuerdo.

Las cosas, sucesos o fenómenos que puedan calificarse como inefables, o son maravilloso, geniales, sublimes o son terroríficos, espantosos, demoníacos.

Así parece funcionar nuestra psiquis.

Enterados de esta forma de reaccionar, no faltaron quienes inventaron formas de utilizar la característica en beneficio propio.

Cuando la psicología es utilizada para someter, se utilizan apremios físicos que tienen por objeto producir estados de ánimos inefables, de pánico, horror, parálisis mental, alienación, lavado de cerebro.

Cuando la psicología es utilizada para imponer ideas, se utilizan imágenes atractivas pero de defícil descripción verbal o directamente se quitan los vocablos, sustituyéndolos por logos que representan una marca, una idea, una ideología.

El caso más efectivo del que tengo noticia es el de Dios cuya representación imaginaria está explícitamente prohibida. Quienes creen y quienes no creen, nunca han visto un dibujo o un monumento que lo evoque. Sólo nos entendemos por esa palabra.

Esta ausencia de representación simbólica (imagen, nombre) aumenta su estatus, su valor, su significatividad.

Quizá suene extraño pero este procedimiento es similar al utilizado por el terror, aunque sus fines estén generalmente en polos opuestos.

Psicológicamente, un trauma es una experiencia que no se puede simbolizar, no se puede describir, dibujar. Esta particularidad es la que le aporta su fijedad, inamovilidad, estabilidad, inalterabilidad, dominándonos sin que podamos controlarlo (al trauma).

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12 comentarios:

ana dijo...

¡¡¿¿Que la representacion de la imagen de Dios está explícitamente prohibida??!!
Apenas googleando "Dios imágenes"habrá bastante tela para cortar...
Solo desautorizando a las iglesias como referentes podría afirmarse tal cosa.
O es que tal vez yo no entendí sutilezas en el post.

Gipsi dijo...

Cierto, nunca la vi.

Luján dijo...

Por qué dice usted que la representación imaginaria de dios está prohibida? Nunca me pareció que fuera así. Los griegos representaban a sus dioses, sus esculturas han llegado hasta nuestros días. Lo mismo podemos decir de los mayas, los aztecas y los incas. Los cristianos representan más a menudo al hijo de dios y a María, pero en la capilla Sixtina está representado Dios entregando las tablas de la ley a Moisés.

Lautaro dijo...

Creo que el terror es un ingrediente importante de toda religión. Cuando se habla de tener 'temor de Dios', parecería que la palabra temor está usada como sinónimo de respeto, aunque sabemos que el respeto no pasa por el temor. Digo que toda religión impone terror porque los dioses tienen grandes poderes (cuando no son omnipotentes) y nosotros los simples mortales, estamos regalados, tratando de no probocar la ira de Dios, sabiendo que no podemos ocultar nada ante Dios, que nos va a juzgar y a imponer terribles castigos si no logramos "salvarnos".

Cuanto menos civilizados somos, más terribles tienen que ser los dioses que nos inventamos.

Marta dijo...

La pipa de Nike representa prestigio.

el poeta dijo...

Por suerte me quedo sin palabras en la boca pero las sigo teniendo en la mano. Con mi mano y un lápiz o con mis manos y un teclado, puedo decir las palabras que no saben acomodarse cuando las digo.

Martín dijo...

Cuando mi madre dice que no tiene palabras para decirme lo horrible o lo maravilloso que fue algo, después vienen los dos puntos y una enorme chorrera de palabras.

Gabriela dijo...

Es cierto su planteo. Lo que no se puede poner en palabras o representar de algún modo, obra en nuestros actos, a veces de modo trágico.

Alexa dijo...

Cuando pueda definir qué es lo que me pasa, sabré a que atenerme.

Iris dijo...

Por qué usaremos eufemismos para hablar de aquello que nos resulta doloroso? Será que evitamos la concentración del significado terrible en un vocablo, en unos sonidos? Si el concepto queda delimitado por la palabra... será más fácil de incorporar a una cadena asociativa?

el sombrerero de Alicia dijo...

Tengo a la venta sombreros de esparto y sombreros de espanto. Con cuáles se anima?

Pancho dijo...

Ella es demoníaco-maravillosa, por eso no nos vemos todos los días...