El escritor austríaco Leopold von Sacher-Masoch (1836-1895) disfrutaba de un gran éxito, cuando le ocurrió algo poco frecuente: su apellido fue usado para denominar una patología: el masoquismo.
Esta denominación apareció en un libro escrito y publicado en 1886, por el psiquíatra alemán Richard von Krafft-Ebing (1840 -1902).
Dieciséis años antes, el escritor austríaco había publicado una novela titulada La Venus de las pieles.
Cuenta una historia de amor en la que el protagonista extorsiona a su amada para que lo maltrate física y moralmente.
Ella teme no poder cumplir la solicitud de su amado, pero ¡hace todo lo posible por humillarlo!
“El dolor posee para mí un encanto raro y nada enciende más mi pasión que la tiranía, la crueldad y —sobre todo—, la infidelidad de una mujer hermosa” —exclama este hombre de gustos eróticos tan especiales.
Leopold von Sacher-Masoch fue autobiográfico al escribir La Venus de las pieles. Él mismo hizo un contrato con una mujer para que lo tratara como a un esclavo y lo sometiera.
Como suele ocurrir, la mayoría de los datos íntimos que conocemos del prestigioso masoquista, provienen de su secretario.
Además de suscribir una especie de contrato de humillación y castigos físicos, también disfrutaba imaginando ser un delincuente perseguido y apresado; dedica mucho recursos imaginativos y materiales para representar escenas en las que una mujer lo maltrata con un látigo.
Sus preferencias tienen muchos aspectos teatrales, dependen de efectos visuales, incluían un tercer participante en sus relaciones matrimoniales, y —usted ya lo habrá notado—, nada mejor para un masoquista que un partenaire (cónyuge) sádico.
Así se logra un estilo de pareja erótica ideal, que otros se adelantaron en bautizar como sadomasoquista.
Llama la atención que la psiquiatría se haya inspirado nuevamente en un escritor: El Marqués de Sade.
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El masoquismo
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10 comentarios:
Habrá algún vínculo entre el masoquismo y la necesidad de ubicarse siempre en un lugar de víctima?
Las parejas sadomasoquistas que viven esta complementariedad, por lo general sólo lo hacen en el plano moral. Pero con eso alcanza y sobra.
Usted tiene razón, nada mejor que un secretario para ser presentado en sociedad.
Es lo que pasa con los aristócratas, ya no encuentran con qué entretenerse.
Ella le dijo "haré todo lo posible por dañarte" y él sonrió lleno de júbilo.
Quizás los sentidos abotargados hagan necesarias estas prácticas conmocionantes.
A la Venus de las pieles, también le faltaba un brazo?
No Martina, le faltaban los dos.
Sería interesante saber si Leopold von Sacher-Masoch, había leído a Sigmund Freud.
Lo mejor para Leopold era que la mujer incumpliera el contrato de castigarlo. Ahí sí que sufría.
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