sábado, 25 de septiembre de 2010

Hay quienes no aguantan pulgas

¿Cuánto tiempo puede estar privado de libertad alguien atado de pies y manos con un hilo de coser?

Depende: puede estar desde un milisegundo a cien años.

La debilidad del hilo de coser es tal que, no ejerce aparentemente ningún efecto inmovilizante.

Los efectos van desde la fuga inmediata a la perpetuidad porque, en este caso más que nunca, depende de cuánto desee la condena el prisionero.

Este ejemplo está acá porque, si a cualquiera de nosotros nos preguntan a boca de jarro ¿es más sabio un perro o un ser humano?, no nos escapamos de responder que el más sabio es el ser humano.

La respuesta está fuertemente teñida de narcisismo, amor propio y orgullo de especie. No es muy objetiva y mucho menos, meditada.

Desde hace unos años, los humanos venimos cambiando nuestra forma de adiestrar a los perros, y hemos pasado del sistema llamado «de premios y castigos» al de «reforzamiento» (positivo o negativo).

Más recientemente se ha incorporado algo que los expertos llaman «click».

En poquísimas palabras, la idea consiste en esperar a que el alumno haga algo que preferimos y activamos un botoncito que emite ese sonido (click).

Casi inmediatamente, es preciso darle su recompensa (comida, juegos, caricias).

Si fuéramos capaces de sentirnos, por lo menos tan sabios como los perros, admitiríamos de buen grado que la técnica del «click» también sirve para nosotros.

Ya algunos lo están haciendo, aunque sin reconocer esta semejanza entre especies que hiere nuestro orgullo.

El reforzamiento positivo entre humanos consiste en demostrar inmediatamente qué nos gusta de la conducta del otro (llamarnos por teléfono, atender nuestra solicitud, mirarnos con ternura), para que su cerebro se vaya impregnando de cuál es su conducta que preferimos y la repita cada vez más seguido.

Eso sí, el terrón de azúcar, ¡evítelo!

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13 comentarios:

Su dijo...

Llegado al punto de tener el reflejo condicionado de exitarse con el solo ringg telefónico...del llamado "para ver en que anda" del ex novio.
Estupidos humanos, cuando aprenderemos de los animales.

Nóbel dijo...

Al perro si le abrís la verja sale corriendo, no pasa lo mismo con el canario, que ha demostrado tener menos espíritu libertario.

Mirna dijo...

Algunas personas sienten con frecuencia que pueden llegar a hacer algo terrible y necesitan salir del lugar en donde están. Otras sienten que algo espantoso les puede pasar y también se van. Si en ambos casos esas personas se hubieran quedado, es altamente improbable que sucediera alguna desgracia.

la osita dijo...

Mi osito ya sabe cuáles son todas las conductas que a mí me gustan de él, entonces las repite y yo soy la osita más feliz del mundo.

Rubén dijo...

Esa osita es un empalago de miel. Insoportable.

Delia dijo...

Con mis hijos uso el reforzamiento positivo solamente. Desde que están más altos que yo, temo que si uso el castigo, me bajen de una trompada.

Mary dijo...

Soy maestra y hace poco se me ocurrió una forma de premiar los comportamientos positivos de mis alumnos. Antes es preciso aclarar que tengo a cargo primer grado, y teniendo en cuenta la edad de los chicos se me ocurrió lo siguiente: conseguí unas plantillas muy baratas de pequeños pegotines con los personajes que les gustan a los niños de esa edad. Lo que hago es pegarles un pegotín cada vez que realizan un trabajo con empeño. A ellos les encanta y muestran con orgullo los pegotines que tienen en el cuaderno.

Filisbino dijo...

Tal y como nosotros definimos la sabiduría, más sabios son los perros. Nosotros mostramos una conducta más compleja y variada, nada más.

Graciana dijo...

Son tantos los hilos que nos mantienen atados... algunos muy débiles y otros son cuerdas de barco. El asunto es cortar los correctos, sean fuertes o débiles.

Joe Black dijo...

No me gusta comprar flores, pero a mi mujer le encantan. Entonces tuve que buscar una solución salomónica: le dije que le regalaría flores cada vez que me sintiera feliz a su lado.
Por ahora a la florería ni he entrado.

Manuel dijo...

Lamentablemente mi cerebro se ha impregnado de tarjetas de crédito y visitas al shopping. Ella se ha encargado.

Esteban dijo...

Me gusta llamarla por teléfono pero no quiero recordarla con frecuencia, así que uno menos uno da cero.

Dayana dijo...

Ya mismo besaré a quienes me miren con buena cara.