viernes, 24 de septiembre de 2010

¡Último momento! Madre no hay una sola.

¿Cuánto sabemos sobre la piel que recubre nuestra espalda? Casi nada. Está muy cerca pero para poder verla, tendríamos que recurrir a un conjunto de espejos, que sólo nos aportaría una incómoda visibilidad.

Para compensar este distanciamiento que nos provocan los espejos, tendríamos que agregar algún equipo de aumento óptico (prismático o lupa).

La piel de la espalda está cerca, pero para mirarla, está lejos.

Tampoco es muy fácil tocarla en toda su extensión.

Peor aún, ¡jamás podremos olerla o pasarle la lengua!

El sentido del oído, acá no tiene nada para hacer.

¿Cuál es la buena noticia que compensa toda esta incomunicación con la piel de nuestra espalda?

La buena noticia es que nuestra psiquis, no está interesada en acceder a esas diferentes percepciones.

Podemos decir con cierta arrogancia: «A mi no me interesa la piel que tengo en la espalda».

Y con esta última afirmación, ya podemos pasar a preocuparnos por otros temas.

Podemos meditar sobre fútbol, hacer especulaciones sobre la política de Irán, o elucubrar sobre lo tarde que llega la vecina recién divorciada.

Nunca falta algún paranoico pesimista que interfiera diciéndonos, por ejemplo, ¿no será que tu descalificas lo que te da trabajo conocer? ¿te preocupas por lo realmente importante o por lo que más te gusta, divierte o mejor conoces sin mucho esfuerzo?

Yo tuve la mala suerte de encontrar muchos paranoicos pesimistas en mi historia y por eso ando por la vida, prestándole atención a temas tan inaccesibles como el masoquismo (1).

Las personas no son quienes son, sino quienes nosotros creemos que son.

No es lo mismo nuestra madre de carne y hueso, que la Madre que tenemos en nuestra mente.

Y los deseos masoquistas, consisten en gozar con castigos y humillaciones provocados por nuestra Madre, pero no por nuestra madre.

(1) La pareja ideal
El masoquismo

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12 comentarios:

Marta dijo...

Cuesta llevarse bien con los hermanos porque todos somos de madre y padre diferente.

Alicia dijo...

Mi espalda se entera de cosas que yo ignoro.

Camila dijo...

Qué buena la comparación entre lo que nos sucede con la piel de la espalda y nuestra madre, doc.

Elbio dijo...

Tratándose del conocimiento de nuestra Madre, el pensamiento objetivo no tiene nada para hacer.

Margarita dijo...

no entiendo por qué los paranoicos pesimistas lograron que se interesara por la psicología

Aldo dijo...

Soy paranoico optimista; estoy seguro de que me persiguen para amarme.

Paty dijo...

Es buena idea lo de mirar el espejo con la lupa, pero medio raro no?

Marcos dijo...

La madre que yo tengo en mi psiquis es solo mía.

Tiago dijo...

Para llegar a las profundidades de nuestro psiquismo no queda otra que ponerse el equipo de buceo.

CHECHU dijo...

NINGUN TEMA ME PREOCUPA

Filisbino dijo...

La piel de la espalda no es mercado para las cremas de belleza.

Marcelo dijo...

Deben ser pocas las circunstancias en las que la incomunicación con nosotros mismos sea una buena noticia.