Muchos malos ratos en la vida ocurren por un error de presupuesto.
Así como los gobiernos y las familias calculan cuánto habrán de gastar en el próximo año o mes, también existe otro presupuesto que no contempla el dinero.
La pregunta que todos nos hacemos en algún momento de nuestras vidas es ¿cuál es la molestia (gasto) razonable para vivir?
Cuando nos planteamos esa pregunta ya sabemos que existen alegrías y tristezas, dolores y placeres, ilusiones y frustraciones, amores y abandonos, triunfos y fracasos.
Si en el presupuesto económico cometemos un error tendremos que hacer algún esfuerzo adicional para conseguir lo que nos falta pero cuando suponemos que vivir es fácil, sencillo, placentero, barato, entonces las molestias pueden agravarse.
Ninguno de los dos presupuestos puede hacerse con demasiado acierto por el simple hecho de que los seres humanos no somos adivinos. Lo más que podemos hacer es imaginar un futuro, calcular «lo que vendrá» suponiendo que será parecido a «lo que ya pasó».
Algunos opinan que mis propuestas son pesimistas e insisto en que están equivocados. Mis propuestas apuntan a propiciar la confección de buenos presupuestos, para evitar la desgastante reiteración de que estamos suponiendo que la vida es un mar de rosas... hasta que alguna de sus espinas nos «pincha el globo» y nos golpeamos contra la dura realidad.
Si presupuestamos que la vida es más alegre de lo que es, sufriremos porque las cosas luego parecerán feas, malas, desagradables, irritantes. Si presupuestamos que la vida es esporádicamente alegre y que para disfrutarla hay que trabajar duro, difícilmente tengamos que padecer desilusiones, frustraciones, fracasos, tristeza, depresión.
Nota: Este artículo se complementa con el también publicado hoy con el título Presupuesto económico.
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14 comentarios:
Para quienes calculamos que la vida es mierda helada, luego nos parece mermelada.
Los filósofos es lo que hace: piensan cómo es todo y luego no sufren desilusiones. Por eso parecen felices o sabios.
Supongamos que la vida es un valle de lágrimas y siempre vamos a estar conformes.
Vivir no es gratuito, aunque sí obligatorio ¡Qué contrariedad!
Si lo que vendrá será parecido a lo que pasó, yo me borro.
Hoy mi vida es un mar de pétalos de rosa, aunque sé que las espinas están, pero de momento quedaron en otra parte.
Para qué dar tantas vueltas, la vida es como es, nada más.
Deje los presupuestos para quienes quieren ganar dineró. No la complique Ud.
Para disfrutar la vida hay que ser capaz de disfrutar. Trabajar duro a veces ayuda.
¿Ud dice que si el dolor no te agarra desprevenida duele menos?
Cuando querés vivir cualquier gasto te parece razonable.
Para dar un presupuesto acertado hay que manejar el arte de la impresición.
Los que te quieren afanar con el presupuesto, enseguida empiezan a resaltar todas las dificultades de la tarea que van a emprender. Te hacen sentir que harán un trabajo poco menos que heroico y que sea lo que sea que te cobren, siempre será poco.
La realidad es dura y por lo general dura bastante.
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