Mi madre era una persona muy ingeniosa y con sentido práctico. Cada vez que se enfrentaba a una carencia buscaba y encontraba el sustituto más adecuado y solía enunciar un eslogan muy popular: «A falta de pan, buenas son tortas».
Se había comprado un abrigo largo de paño grueso color verde oscuro, con seis botones grandes y llamativos.
Cierto día de lluvia volvió preocupada porque en alguna de las maniobras que tuvo que hacer para no mojarse tanto, había extraviado uno de esos botones.
De noche les comentó a mis tías y a mi abuela quienes tenían guardados objetos de la más variada índole «por si acaso».
Luego de cenar se reunieron y encontraron un botón igualmente grande pero color marfil.
A la madrugada siguiente mi madre buscó unas pinturas casi secas que guardaba mi abuelo «por si acaso» y juntando algo de azul con algo de amarillo logró el verde del abrigo. Pintó el botón marfil y al otro día lo cosió junto al resto que eran casi idénticos.
Algo similar nos sucede cuando conocemos a alguien: Nos produce ansiedad y buscamos en nuestro recuerdo algún parecido (botón marfil), hacemos imaginariamente los retoques (pintura verde), reducimos nuestra ansiedad (restitución del botón al abrigo) y empezamos a tratar al recién conocido como si fuera el mismo del recuerdo (creemos ver que el botón pintado es idéntico al resto).
Los psicólogos tenemos que tener en cuenta este fenómeno (que llamamos contratransferencia) para poder despegarnos del personaje recordado y poder atender a nuestro paciente como quien realmente es.
Quienes no tienen en cuenta el fenómeno de la contratransferencia, pueden tratar por años a un vecino como si fuera su tío o a su esposa como si fuera su mamá (imaginan que todos los botones son idénticos).
●●●
15 comentarios:
Excelente pieza pedagógica. Ésta sí que puede ser para niños de 10 años.
A mi me hubiera gustado mandar a mi suegra a la recontra- transferencia.
Espero que este mensaje le llegue en dónde pueda estar.
En realidad el botón marfil era más chico que los verdes, pero por su color parecía más grande. Una vez pintado se reveló el error.
Si por botón entendemos hombres, son todos casi idénticos.
A mi madre le pasó exáctamente lo mismo pero no le dio resultado: ella mezcló rojo y azul.
Yo trato a todas las mujeres como si fueran mi mamá. Ella era una persona muy dominante.
¿Cuándo cumplió años el niño que aprende Lacán?
Tengo la sensación de que la gente no me trata como quién en realidad soy. Creo que algo se me nota de mis vidas pasadas.
Mi sicólogo siempre se confunde y me dice "mamita".
Me imagino cómo debe de haber quedado el saco ¡qué mamarracho!
No quiero despegarme de mis recuerdos (los llevo a flor de piel)
El intendente no tiene nada resuelto ese temita, para él todos somos vecinos.
Hay familias y familias. Si mis tías se reúnen después de cenar, no creo que encuentren nada.
Mi madre también era muy ingeniosa. Ella siempre me encontraba un papá sustituto... y si no, usaba el mismo eslogan.
Me gustan las explicaciones con cuentito.
Publicar un comentario