En el artículo publicado ayer con el título El señor Alérgico Martínez les comentaba el apego que tenemos y necesitamos hacia nuestra identidad.
Les planteaba como una ficción algo humorística (aunque no totalmente) que el castigo más efectivo, disuasivo y ejemplarizante para un delincuente podría consistir simplemente en cambiarle oficialmente su nombre.
Quienes tienen más tiempo que la mayoría para pensar en nuestra psiquis hacen descubrimientos más asombrosos que los astrónomos, pero llaman menos la atención que un viaje a Marte porque en el fondo todos adherimos (de una u otra forma) a la consigna «ignórate a tí mismo».
Por ejemplo, observe si no es algo curioso lo que han pensado personas como Jacques Lacan:
Él se preguntó: ¿Qué le pide un paciente a su médico (o psicoterapeuta o analista)?
Todos correrían a responderle que un paciente le pide a su médico que lo cure.
Sin embargo, y continuando con lo que les adelantaba en el artículo de ayer que les mencioné al principio, lo que le pide es un diagnóstico.
Como la mayoría han consultado a un médico y sólo una minoría a un psicólogo, pongo el ejemplo más popular:
El paciente visita al médico, le informa qué le duele, lo que le pasa, el médico lo revisa, le hace estudios diversos y al final el paciente le pregunta: ¿Qué tengo doctor?
El Dr. Lacan ha demostrado que este paciente lo que en realidad pide es que el médico lo bautice (imagen) con alguna patología (denominación nosográfica): «usted es un reumático», «usted es un diabético», «usted es un obsesivo».
Luego empezará un tratamiento pero con la tranquilidad de saber quién es realmente.
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12 comentarios:
Soy docente de la Universidad de Buenos Aires y me parece muy pedagógica su manera de explicar la resistencia a la cura.
Lo plagiaré descaradamente por que sé que no lo tomará a mal.
Gracias y un cálido abrazo al compatriota que se nos fue cuando era muy chiquito.
Psicólogos y psiquiatras acostumbran bautizar con diagnósticos diferentes.
Me pregunto por qué esa necesidad de fortalecer la identidad en torno a una enfermedad, cuando podría hacerse con respecto a aspectos positivos de la personalidad.
Hice varios tratamientos y nunca los comencé con la tranquilidad de saber quién era.
No veo que abunde mucho eso de ignorarse a uno mismo.
Creo que todo lo que pensó Jacques Lacan es algo curioso.
Al médico le pido que me cure y al psicoanalista que no me cobre demasiado!
Prefiero tener patologías a ser con patologías, porque lo que se tiene se puede perder, pero lo que se es, nos acompaña siempre.
Lo que dice Adela es muy esperanzador... por suerte no todas las enfermedades son mortales o crónicas.
Nunca correría para responderle nada a un médico. Hay que tomarse su tiempo (acá también; todo lo que digas puede ser usado en tu contra)
Si el médico te dice que no tenés nada te queda la sensación como de que sos pobre o caprichosa.
LUCY:
Los males y las curas de los mismos lo podemos en un 50% solucionar cada persona, la mente es una medicina importantisima, si un médico por error te dice que tienes cáncer sin tenerlo este se desarrollara en tu subconsciente y hace que te sientas con todos los sintomas y hasta buscas la muerte, cuantas personas enfermas de verdad sin saberlo estan totalmente sanas.
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