lunes, 10 de agosto de 2009

El objeto del sujeto

El niño desea comer un helado de chocolate. En este caso el niño está como sujeto (sujetado, prisionero, obligado) a comer un helado. El helado es el objeto que lo liberaría de ese estado de deseo, es el objeto de su deseo, es el objeto deseado.

Cuando la relación se establece entre el niño y el helado todo funciona muy bien, es sencillo de entender y sobre todo es fácil de aceptar.

El fenómeno se complica cuando el objeto de deseo es una persona.

Si yo amo a Susanita es porque la necesito. Ella tiene cosas que a mí me faltan y por eso ella es una persona necesaria para mí.

Simultáneamente, ella es deseada por mí porque su cuerpo me excita sexualmente, porque nuestros encuentros amorosos me resultan placenteros, estimulantes, aeróbicos, creativos, inolvidables. En este caso la deseo como un objeto sexual (ella, para este rol, equivale al helado para el niño del ejemplo).

Al mismo tiempo, Susanita me ama porque poseo cosas que a ella le faltan y yo le soy necesario.

También ella me desea porque mi cuerpo la excita sexualmente, porque los encuentros amorosos le resultan placenteros, estimulantes, aeróbicos, creativos, inolvidables. En este caso ella me desea como un objeto sexual (yo, para este rol, equivalgo al helado para el niño del ejemplo).

Si alguno de los dos se siente menoscabado en su autoestima porque el otro lo usa para complacerse, para disfrutarlo, para producirse sensaciones placenteras, similares a las que podría recibir de un juguete erótico —pero con un plus irremplazable que proviene de ese otro rol de amado y amante—, entonces la relación podrá continuar sólo si se instala la negación de que eso es así.

Negar que somos usados como un objeto no está ni bien ni mal, sólo que es una actitud muy vulnerable como cualquier mentira por piadosa que sea.

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12 comentarios:

Lucía Lacurcia dijo...

Acá se te complica doc. La diferencia entre necesitar y desear al compañero no queda del todo clara.

Tendrás que insistir en esto.

Danny dijo...

Mi mujer es un parque de diversiones: Cocina como los dioses, baila maravillosamente, se lleva bien con mis amigos, tiene unos celos tolerables, en la cama es una re-puta, y no me importa que se levante alunada. Es lo más!!!

Eduardo dijo...

Por lo general los sujetos no aceptamos ser tratados como objetos; tenemos derecho de protesta.

Macarena dijo...

Una persona no se agota después de que se usa, lo más habitual es que siga viviendo.

Lorena dijo...

Un juguete erótico más un plus "irremplazable".
¡NUNCA ESCUCHE NADA MENOS SEDUCTOR!

Sarita dijo...

Los vínculos entre las personas son un poco más complicados que entre las personas y los objetos (como muy bien ud señala). Las personas esperamos que se nos respete, comprenda, tolere, etc.

Aurora Blanca dijo...

Si se me antoja tirar mi helado no pasa nada, pero a las personas no nos gusta que nos usen y nos tiren. ¿A ud tampoco, no?

Paula dijo...

Me parece que el fondo de lo que ud está planteando es que se puede vivir sin necesitar a nadie, por lo tanto ud plantea que tampoco lo necesiten a ud. No sé si lo estoy interpretando bien. Por lo pronto no es mi caso, yo sí necesito a alguien.

Eloísa dijo...

Me alaga sentir que le sirvo a alguien para sentirse bien, sólo que me parece un poco restringido limitarlo al placer sexual.

Margarita Parque dijo...

Si ud entiende por usarse mutuamente, dar y recibir, todo bien. Lo que pasa es que si emplea la palabra "usar" se sobreentiende que en ese uso hay un abuso.

Efraín dijo...

Acá lo que hay es un problema de alcances. En todo vínculo los problemas empiezan cuando uno de los implicados quiere ir más lejos que el otro.

Isabel dijo...

Encuentros amorosos aeróbicos!!
Es lo mismo que me diga encuentros amorosos integrales o por la salud cardiovascular.