Varias veces he comentado que todos necesitamos ser amados. Los humanos no podemos vivir aislados, aunque para vivir en sociedad también tenemos que hacer algunas cosas para diferenciarnos del resto.
El funcionamiento mental reclama que sepamos diferenciarnos del resto (discriminarnos) y también nos reclama sentirnos integrantes de la sociedad. Para que se cumplan ambos propósitos contrarios, tenemos que atraernos y rechazarnos mutuamente.
En algunos momentos debo sentir que formamos una pareja, una sociedad y un equipo usted y yo, pero en otro momento debo tomar distancia de usted para sentirme individuo. Cuando estoy en esta fase de nuestro vínculo, se presentan situaciones en las cuales mis emociones me llevan a establecer que soy yo o usted.
Con el Y nos unimos y el la O nos separamos.
Como habrá podido apreciar la palabra YO no deja de ser una sigla que significa unión (usted Y yo) o significa desunión (usted O yo).
En ambas circunstancias, nuestras fases de unión o desunión están mediadas por palabras. Para unirnos o separarnos apelamos al diálogo. Si no usamos las palabras para procesar ambas modalidades de nuestro vínculo, apelaremos a formas de conducta más primarias, más arcaicas y probablemente más rudas, precarias, bestiales.
Por lo tanto, cuando digo YO, le estoy informando que tanto quiero unirme con usted como mantenerme independiente. Dicho de otro modo: deseo que estemos juntos pero no fusionados.
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21 comentarios:
Esto más que una explicación científica como las otras, está más parecido a un juego, a una curiosidad, a una casualidad divertida.
Por algo usted lo pone acá.
Está bien la explicación de cómo se forma la palabra YO. Ahora entiendo algunas cosas sobre las que nunca había pensado.
Esto me hace acordar a la paranoia. Cuando desconfiamos del otro es como si pensáramos: "Es él o yo". Esa amenaza que sentimos es porque no podemos ser los dos a la vez.
Está ingenioso lo que opina. Tengo algo para comentar con mis colegas.
La violencia doméstica es por culpa de la poca comuniación verbal que tenemos las presonas. Mi marido y mis hijos ahora gruñen. La única que dialoga en casa soy yo, pero no sé por cuánto tiempo, porque también puedo cansarme y empezar a los golpes y a los empujones: estatura y fuerza no me faltan.
Siempre que hago algo para destacarme, diferenciarme, individualizarme, respecto al resto...siempre, siempre, termina incorporado por las masas.
Te tiro un pique: cuando te dicen juntos pero no fusionados es que no quieren compromiso.
Puede que todos necesiten ser amados, pero no todos lo necesitan de la misma manera, algunos lo necesitan más y otros menos. Esas sutilezas, después en los hechos hacen a la diferencia.
Ud propone vínculos histéricos en la pareja. Así no llegamos a ningún lado.
Si le dice que es ud o él ¿qué se piensa que va a elegir?
La sigla YO me parece ingeniosa aunque un tanto ambivalente.
Con la Y nos unimos y con la O juramos eternidad.
Cuando él tome distancia ud aproveche para ir al baño.
Es siempre lo mismo, van hasta la fase y después se vuelven egoístas.
Tengo que reconocer que mi osito es más rudo, aunque después del zamarreo nace siempre el diálogo.
Ya entendí! Por ej: cuando preparo la comida estamos en la fase Y. Cuando la comemos, pasamos inmediatamente a la fase O.
Nuestras fases de desunión están mediadas por intrusos.
Es un bestia precario, primario, arcaico y rudo! (pero siempre está en fase Y)
Intentaré no tatuarme para evitar la masificación.
Rechaza la fusión porque no quiere poner su capital.
DIJO "YO" PORQUE NO SE LA JUEGA.
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