jueves, 7 de mayo de 2009

Dos gotas de agua

Las personas tenemos más cosas en común de lo que imaginamos.

Si yo estuviera en su lugar, haría y pensaría exactamente lo mismo que usted hace y piensa.

Cuando digo «en su lugar» me refiero a todo: Fui hijo de sus padres, me tocó el mismo cuerpo, pasé por las mismas experiencias.

Lo que quiero decir es que usted y yo somos diferentes por una cantidad de detalles pero que en el fondo somos idénticos.

¿Cómo llegamos a ser lo que somos? Sobre una base uniforme determinada por las características de nuestra especie, se fueron sumando situaciones casuales que transformaron aquella esencia humana idéntica en algo que hoy nos parece (con suficiente razón) muy distinta.

Por lo tanto esto no lo está escribiendo usted por pura casualidad y yo no estoy leyendo «lo que usted publicó» en este blog, también por pura casualidad.

Si usted y yo nos aceptamos mutuamente es porque las sucesivas casualidades que nos fueron convirtiendo en este resultado final que somos ahora, permiten que nos aceptemos. Como la aceptación es placentera, podemos decir ¡qué suerte que nos aceptamos!

La trivialidad con la que puede ser comprendido un fenómeno tan agradable como es la mutua aceptación, también puede utilizarse para comprender el mutuo rechazo. Dos personas se rechazan porque, a pesar de ser idénticos, una serie de casualidades dieron por resultado dos individuos que no se agradan, pero en el fondo, son dos gotas de agua.

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17 comentarios:

Anabel dijo...

Muchas veces estoy enojada conmigo misma. No soporto ni el ondulado de mi cabello. Cómo no me voy a pelear con mi marido y mis hijos.

Diana dijo...

El día que incorpore el concepto de CAUSALIDAD, voy a creerle que
podríamos ser parecidos.

Mónica Val dijo...

La suya parece una fórmula para la paz infalible. Por qué andamos todos a los golpes y a los gritos?

Florida Cairo dijo...

¿y por qué entonces tenemos tan clara sensación de que un chino, un indígena, un islamita o lo que sea, son insoportablemente diferentes?

Iván el Terrible dijo...

Esta hermosa semejanza podría haber sido filmada por Walt Disney, si no fuera por lo que le pasó, pobre hombre. jajaja

Grafito Paredes dijo...

Tenemos todo en común pero nos mata un sentimiento de mutua paranoia.

Yoel dijo...

A veces me pregunto por qué me tocaron estas casualidades tan fuleras.

Rosana Cienfuegos dijo...

Este intento por nadar hacia el fondo del parecido me está ahogando!

Esther Catena dijo...

Hoy escuché por la radio que según estudios que se han hecho últimamente sobre la felicidad, se ha llegado a la convicción de que no es el dinero ni la salud lo que nos hace más felices, al parecer lo que nos aporta mayor felicidad son los vínculos humanos positivos.
Vale la pena tratar de dejar a un lado las diferencias.

Casilda dijo...

Se da la casualidad que las casualidades que me juntaron con mi marido dejaron de ser relevantes y casualmente me siento atraída hacia otro hombre. Casualmente todo cambia.

Abigail dijo...

Nos llevamos bien con los perros porque son de otra especie.

López dijo...

Cuesta aceptar que por pura casualidad nos tocan cosas tan diferentes. Es mejor creer en nuestras virtudes (cuando nos va bien)

Mariana Prado dijo...

Antes me sentía comprendida cuando alguien me decía que se ponía en mi lugar.

Gerónimo dijo...

Si nos parece que somos todos muy distintos ¿de qué nos sirve saber que en el fondo somos iguales?

el japonés dijo...

Me gusta su planteo. Es una bomba en contra del racismo.

Sarita dijo...

Dos casas en el fondo son dos casas pero yo prefiero vivir frente al mar.

Mª Eugenia dijo...

¿Le parece que esto me sirva como argumento en contra de mis enemigas?