martes, 19 de mayo de 2009

El amor del parásito

¿Cómo hacer para llevarnos bien con nuestro ser amado?

Esta pregunta tiene milenios y probablemente cumpla algunos milenios más, pero algo podríamos pensar a sabiendas de que la respuesta definitiva no sea accesible por ahora.

Una de las claves podría estar en que todos necesitamos por lo menos dos cosas: que nos amen y que no nos molesten.

Luego de ponernos de acuerdo en esta obviedad, también podríamos pensar que el sentido común no es confiable.

Para este caso la sabiduría popular suele recomendar que corresponde demostrarle al ser amado cuán importante es para nosotros. Las demostraciones de amor clásicas suelen consistir en decirle al otro cuánto lo amamos, cuándo nos complace su compañía, que moriríamos si nos faltara y otras ideas similares.

Estas manifestaciones tienen una contracara que habría que conocer y es que si somos tan imprescindibles para alguien, cae sobre nuestros hombros el peso de una responsabilidad que podría convertir a ese amor en algo molesto.

El mismo sentido común nos dice que cuando alguien nos ama con tanta devoción, sería un despropósito sentirnos incómodos, pero, sin embargo, no es un despropósito: algunas formas de amar son muy populares pero en realidad molestan bastante por la dependencia que tiene de nosotros quien tanto nos adora.

Más que una persona enamorada, tenemos un parásito que nos dice palabras lindas, con gestos que deberían gustarnos pero que sin embargo es una carga de la que no sabemos cómo liberarnos porque el sentido común nos obliga a pensar que eso es bueno y nos sentiríamos mal si manifestáramos una disconformidad tan «impopular».

●●●

16 comentarios:

Sofía Adelina dijo...

Estoy de acuerdo, pero en la relación que tienen ciertos hijos con sus padres. La factura que nos pasan es impagable y ahí está el amor molesto.

Luciana dijo...

Los hombres se molestan cuando una sigue cariñosa después que ellos terminan. ¡Cómo se congelan! Recién con mi tercer experiencia comencé a pensar que podría pasarle a todos.

Daniel Piria dijo...

En todo tipo de relación, el valor que uno le da a alguien equivale a la responsabilidad que corresponde a ese valor.

Al dárselo a conocer le estamos diciendo que "lo queremos ahí" y no más abajo.

La adulación también se usa para "exigirle" al adulado su mejor desempeño.

Pato dijo...

He escuchado la sentencia: "Teniendo estos amigos, para qué necesitaría enemigos".

dionisio santiago dijo...

Si la responsabilidad ante el ser amado te pesa demasiado es que todavía no estás preparado para asumirla.

Noemí De León dijo...

Me hace bien sentir que alguien me necesita, no veo cómo eso puede molestar.

Juan Carlos Puentes dijo...

Cuando el amor va acompañado de la necesidad de controlar al otro puede volverse insoportable (para ambas partes).

Pascual dijo...

En cada etapa de la vida necesitás un tipo de amor diferente. En la infancia necesitás el amor de tus padres. En la adolescencia el de tus pares. De adulto el de tu pareja. Y de viejo el de tus hijos.

Sarita dijo...

Es frecuente que los sanos se sientan felices con lo que les molesta a los enfermos.

Casal dijo...

Las palabras lindas molestan mucho cuando no son sinceras. A esta altura percibo el arrumaco falso desde lejos!

Esther Molina dijo...

La dependencia hacia las personas que queremos no debería ir más allá del plano afectivo.

Bettiana dijo...

Con respecto a lo que dice Luciana, una cosa es que queden cansaditos y otra que se transformen en un témpano.

Efraín dijo...

¡Lo que son las cosas! Hace tiempo que preciso que alguien me moleste.

Carmela Céspedes dijo...

Llevarse mal con el ser amado es algo que no se soporta demasiado tiempo; tiene fecha de vencimiento.

López dijo...

Con mi pareja la única forma que tenemos de llevarnos bien es peleándonos.

el rengo dijo...

Mi madre me amó de una manera tan destructiva que quedé lisiado para los afectos.