lunes, 25 de mayo de 2009

El líder natural

Una de mis riquezas más disfrutable es la de conocer a varios cientos de personas.

De todas ellas, sólo dos son líderes naturales y muchas otras son líderes profesionales.

Nuestro instinto de conservación es el que nos inspira el deseo de mandar. Todos —de una u otra manera—, pretendemos que los demás cumplan nuestros deseos, respeten nuestras preferencias y —si fuera posible— que hagan nuestro trabajo.

Esta aspiración queda frustrada en la mayoría de las personas porque, como sugiero en el primer párrafo, son poquísimas las que nacen con el don de mando.

La ideología que sustenta la economía política que llamamos socialismo tiene la siguiente consigna básica: «A cada uno según sus necesidades y de cada uno según sus posibilidades».

Los escasos líderes naturales se caracterizan por intuir de una manera que hasta parece mágica, qué es lo que cada uno puede dar y qué es lo que cada uno necesita.

Cuando estos talentosos conductores se vinculan con alguien, saben qué pedir y con qué estimular. Lo hacen con tanta seguridad y naturalidad que trabajar para ellos es un verdadero placer.

Los líderes profesionales tienen que hacer un largo camino de aprendizaje para lograr resultados que siempre serán inferiores a los del líder natural, pero que de todas formas pueden ser resultados aceptables.

Lo que unos y otros tendrán que tener en cuenta es la consigna usada por el socialismo y que puede ser aplicada a todas nuestras relaciones interpersonales.

Como la mayoría carecemos del talento natural y aunque la fórmula parezca muy sencilla, su puesta en práctica requiere un esfuerzo proporcional a los beneficios que se obtienen.

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17 comentarios:

Lucía Duval dijo...

Es difícil ver que quieren dar y recibir los demás sobre todo porque en general no podemos salir de nuestro propio narcisismo.

Juvenal dijo...

A nuestro entrenador de basquet lo queremos como a un hermano. No sé qué sería de nuestro cuadro sin él.

Guyunusa dijo...

No me gustan los líderes. Prefiero observar y tomar de las personas lo que más me gusta y si es posible imitarlo o adaptarlo a mi forma de ser. El culto a la personalidad en la mayoría de los casos hace más mal que bien.

María Piamonte dijo...

Algunas personas tienen una capacidad de seducir tan grande que es prácticamente imposible huir de su hechizo. Pero cuando volvés a la realidad te queda un gustito amargo porque en realidad sabés que todo eso no tiene sustento, que es sólo una puesta en escena.

Rúben Pratto dijo...

No sé cómo logran algunos líderes mantener el perfil bajo y al mismo tiempo tener un poder de convocatoria enorme.

Esteban Castro dijo...

Si hay algo que me falta es el don de mando, bah, en realidad no es tan así, creo que soy buen conductor con los niños, pero adolescentes y adultos me pasan por arriba.

Manuel Santángelo dijo...

Mis padres siempre me pedían que diera más. Un 8 no alcanzaba, ellos pretendían un 10. Las madres de mis amigos decían que yo era un niño adorable y mi madre focalizaba su atención en que me perfeccionara. Nunca pude sentirme valioso para ellos, hasta que un día, ya en la adolescencia, decidí mandar todas las presiones al diablo y elegir mis propias prioridades.

Hugo Yaffé dijo...

La fórmula de la economía política socialista aplicada como ud dice a todos nuestros vínculos, nos conduciría al respeto del otro y a reconocer que c/u es diferente.

Marta Ponce dijo...

Cuando en la convivencia cada cual quiere hacer las cosas a su manera, todo se complica. Para convivir hay que encontrar un "modus vivendi" en común y dejar los espacios libres que sean necesarios para que nadie pierda su individualidad.

Magalí dijo...

No sabía que Robert Redford era además director de orquesta! Ese sí que nació con estrellas!

CHECHU dijo...

EN MI TRABAJO NADIE SE METE.

Marisa Clemente dijo...

Qué pena que los políticos no tengan ese don de líderes naturales ¿será que ellos no saben lo que el pueblo necesita o que no no saben qué es lo que pueden exigir?

Sebastián dijo...

El líder natural representa lo que la mayoría desea ser. Luego a eso se le suma el efecto manijazo del grupo, todos entronizan a fulano y eso une al grupo.

Abel Pontevedra dijo...

Primero los líderes son los padres y cuando los padres caen elegimos a algún otro que nos parezca superior. Puede ser un amigo, un personaje de las historietas, un famoso...

Laura Paz dijo...

En el ámbito laboral los líderes que son amados escasean ¿o es idea mía?

un amplio sector social dijo...

Una sóla mirada me alcanza para darme cuenta que estos menores infractores no pueden dar nada y lo único que necesitan es mano dura y castigo.

Bruja Sabia dijo...

Querer a otra persona puede ser un acto artesanal o profesional.

Hay gustos para todo. Algunas personas prefieren ser víctimas de muchos errores en el trato del otro porque así sienten que ellas también pueden hacer lo mismo y esa libertad las gratifica más que estar con alguien muy perfectito.