Nuestra mente huye de la duda y de la incertidumbre. Todos desearíamos saber la verdad sobre todo; estar seguros.
Una pregunta inicial es sobre si nos quieren o no nos quieren, puesto que al ser tan débiles al nacer, tenemos mucho miedo de ser abandonados por quienes tendrían que ayudarnos hasta que podamos valernos por nosotros mismos.
Dada esta inmadurez inicial, comenzamos suponiendo que formamos parte de un todo hasta que en cierto momento (entre seis meses y un año), comenzamos a darnos cuenta de que no estamos fusionados con el resto de universo sino que sólo estamos vinculados, conectados pero que somos individuos.
Cuando nos damos cuenta de que somos individuos, empiezan a aparecen los problemas propios de la independencia. Los que nos ayudaban incondicionalmente, nos piden control de esfínteres, dormir solos, guardar los juguetes, ir a la escuela y así, más y más exigencias que debemos cumplir bajo amenaza de ser castigados de alguna manera (golpes, gritos, prohibiciones, desamor).
A medida que nuestra vida se vuelve más compleja, vamos desarrollando funciones imprescindibles para resistir y además conseguir una buena calidad de vida. La formación de un «yo» (la sensación personal de que pensamos y actuamos por nosotros mismos) se vuelve imprescindible. Un «yo» fuerte sirve para estar menos dudosos, más seguros, menos vulnerables, menos angustiados.
Como nuestra percepción depende en gran medida de los contrastes (1) (vemos mejor el color blanco sobre el color negro) y de poder discriminar (2) entre «yo» y «no yo», es probable que muchas veces nos pongamos agresivos (discutimos, nos peleamos, nos rebelamos) al solo efecto de poder reafirmar la sensación de que nuestro «yo» existe, que contamos con él, que podemos seguir viviendo.
(1) – Ver La indiferencia es mortífera
(2) – Ver Obama y yo somos diferentes
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23 comentarios:
Han dicho que a veces los niños se portan mal a propósito para que los castiguen y sentirse reconocidos, existentes. Qué raro!
Hamlet se moderniza. ¿Ya tiene celular? ¿Tiene su número por casualidad?
Por supuesto que no lo recuerdo, pero cuentan que lloraba sin parar todo el tiempo que mi madre estuviera fuera de mi campo visual.
Si por algo no quiero recordar la infancia con ninguna terapia es porque sé que ahí está lo peor de mi vida (y la de cualquiera).
¿Tiene algún sentido pensar en todas estas cosas tan complicadas?
Hay parejas que sólo saben convivir discutiendo. Ahora pienso que quizás inconscientemente estén buscando discriminarse. ¡Qué paradoja, discuten porque se sienten demasiado unidos!
Para no fusionarme buscaré un novio negro.
Ud ve la vida como un campo de batalla en el que uno debe pelear y resistir...que razón tiene.
Los científicos y los investigadores son gente que no huye de la duda.
La vida humana es compleja hasta que se pudre todo y se vuelve de lo más simple.
Una vez mi yo se perdió entre los no yo, entonces decidí que no quería volver a pasar por lo mismo y lo resolví consumiendo productos exclusivos.
Me gustaría conocer a un hombre con un yo fuerte pero sin llegar a lo dictatorial.
Desde que nos independizamos de las Provincias Unidas no terminaron de caernos exigencias y presiones.
No olvidemos que estar a la altura de lo que se espera de nosotros como individuos independientes, nos llena de gratificación.
NUNCA ME AYUDARON INCONDICONALMENTE
Diferentes trastornos pueden impedir que el niño cumpla con las pautas de desarrollo esperadas para su edad. En esos casos debemos consultar, porque los castigos sólo agravan la situación.
Dios es mi Señor y actúo de acuerdo a sus enseñanzas. Él es el camino, la verdad y la vida.
Mi hermana era tan fea pobrecita, que yo pasaba por la linda, cuando en realidad no pasaba de normal.
Se supone que somos seres racionales pero se nos educa mediante amenazas, premios y castigos.
La vida se me volvió demasiado compleja, entonces desarrollé funciones para resistir que me hicieron de titanio y hoy vigilo las calles del Borro por las noches.
Me siento fusionada a mis hermanas las vacas y subyugada por mis primos los potros!
Los estudiantes de medicina se vuelven cada vez más dudosos.
Nunca me sentí individuo sino parte de la familia Signorelli.
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