lunes, 27 de abril de 2009

La desconfianza de supervivencia

Está ampliamente difundida la norma de convivencia que dice: «Los derechos de una persona terminan donde empiezan los derechos de los demás».

Una norma tan clara y evidente sin embargo no es fácil de entender y mucho menos de aplicar.

La misma idea puedo expresarla así: «Tus derechos empiezan donde terminan los míos» y lo que ahora estoy estableciendo es que el otro se debe conformar con los derechos que yo no utilice.

La desconfianza hacia los demás es un sentimiento que se nutre de nuestro instinto de conservación. Entre los humanos existe una fuerte necesidad de convivencia junto a la posibilidad de que sea un semejante quien nos provoque las peores pérdidas (inclusive de la vida).

Cuando esa desconfianza es un sentimiento predominante, hablamos de paranoia. En este caso la desconfianza está presente en casi todos los vínculos.

La paranoia es una característica que aísla a quien la posee. La división «derechos propios» y «derechos ajenos» está marcada prácticamente por un muro que entorpece y hasta imposibilita la construcción de vínculos.

La antigua receta de Maquiavelo «divide y reinarás» continúa vigente. Muchos operadores del poder (políticos, sindicatos, fabricantes, comerciantes) tratan de que las personas se vinculen solamente con ellos pero no entre sí.

Gran parte de su anhelada rentabilidad depende de nuestra paranoia.

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23 comentarios:

Mariela Garrido dijo...

En todo el mundo cada vez hay mayor inseguridad. De seguir esto así, no sé a dónde iremos a parar. Habrá que tener un patovica por persona. ¡Imposible!

Claudia Bidondo dijo...

Hay un asunto estadístico. La urbanización hace que las personas estemos más alejadas de otros bichos y por eso los más peligrosos somos nosotros mismos.

Mauricio R. dijo...

Fui adoctrinado en la más feroz de las paranoias. Mis padres fueron hijos de judíos que se salvaron de los campos de concentración nazi y no podían confiar más que en ellos mismos.

locateli dijo...

Me paso de desconfiado. A mi me parece que Facebook es una trampa para incautos. La gente, en lugar de conectarse directamente lo hace a través de ellos y todo queda visible para gente que no sé que uso hace de eso que se entera. Dicen que esta empresa es un 3% de la CIA. Lo leí en Wikipedia. Confirmen.

Omara Garcilaso dijo...

Los enemigos que tenemos en las zonas urbanas son tan chicos que es difícil luchar contra ellos: Bacterias, micróbios, virus.

O más grandes, mosquitos que trasmiten dengue o fiebre amarilla, moscas que se posan sobre la caca (qué asquete), cucharachas horribles, ratas y ratones a montones. Es una selva Claudia Bidondo! ¿Qué dices tú?

Popeye dijo...

Mi empresa gana sumas astronómicas ya que estamos todos paranoicos.

Guyunusa dijo...

Depende en boca de quién ponga eso de que "tus derechos empiezan donde terminan los míos". Algunas personas se adjudican una lista tan grande de derechos que si miramos al horizonte no vemos dónde termina.

Renata Garrido dijo...

Muchos nos hacemos problema por los derechos que se toman los demás, pero es cierto, también a veces molestan los derechos que no se toman. Muy sutil e inteligente.

Antonio dijo...

A mi tía lo que le produjo la mayor pérdida fue un gran danés que ella se encaprichó en conservar aunque estaba loco como una cabra.

Grafito Paredes dijo...

La paranoia es como el Muro de Berlín, lleva mucho trabajo derribarla.

Marcelo Ocaña dijo...

Mis padres murieron en un accidente (Dios los tenga en la Gloria) y su muerte desató una gran confusión en la familia porque todos encontrábamos en un lugar diferente la línea divisoria entre lo propio y lo ajeno.

Chucky dijo...

Lo mejor que pueden hacer los paranoicos es aislarse, porque los que son muy sociables no hacen más que pelearse con todo el mundo.

Sarita dijo...

y bueno...en todos los vínculos hay un poquito de desconfianza, hasta en el vínculo con uno mismo.

Angélica dijo...

Mi madre tiene tanto instinto de conservación que se baña con formol.

Mª Eugenia dijo...

¿Maquiavelo era nutricionista?

Nepomuceno dijo...

Le digo a Claudia que en el campo los bichos peligrosos siguen siendo los mismos.

el magno dijo...

¿Por qué mis derechos tienen que terminar en algún lado? Háganme un favor, pongan un poquito de voluntad y córranse un cachito.

Small Planet dijo...

Yo dividí mi monoambiente hasta lo inimaginable y cada vez siento que reino menos.

Marosa dijo...

Cuando las ideas son justas no alcanza con difundirlas bien, hay que imponerlas a punta de cañón!

Lola dijo...

El momento más humillante de mi vida fue cuando le dije a mi novio que podía tomarse todos sus derechos y no hizo más que darme un besito en la boca.

Anónimo dijo...

Desconfío de mi padre hasta que no se haga un ADN.

Ricardo Spinetta dijo...

En los camping es habitual que se pueda escuchar música fuerte hasta las 22 o 23hs. Música de cualquier género ¿me entiende?.
A veces los demás son crueles en el ejercicio de sus derechos.

Emiliano dijo...

Según la sensación térmica los demás están muy zarpados.