Ya que hice algunas confesiones sobre los neuróticos en Rezo para que deseen satisfacer mi deseo, y dado que los comentarios ingresados al blog y los recibidos por e-mail no me provocaron mucho miedo, hoy me animo a efectuar algunas revelaciones más.
Para poder escribir esto mi cabeza debe pensar que son ustedes los que necesitan saber y que no soy yo el que desea escribirlo. Este punto es importante: Recuerden que a los neuróticos no nos gusta desear sino que preferimos ser deseados.
Siempre es importante observar en nosotros cómo pretendemos ser personas libres, autosuficientes, capaces de controlar casi cualquier cosa que se nos antoje.
El afán de control procura erradicar de nuestras vidas todo tipo de pérdidas. Con la actitud exagerada que siempre caracterizó a Freud, a esta particularidad nuestra la llamó complejo de castración.
Como también le gustaban las fábulas y hacer historias, él también decía que este complejo habría surgido en la niñez, cuando comprobamos que algunos teníamos pene y que otros no.
Los varones seguimos preocupados por no perder tan preciado apéndice y la nenas, que ya habían nacido sin él, concentraron todo su interés en conseguir algo de valor similar, como podría ser tener un hijo, preferentemente con su papá, pero la historia del incesto la veremos cuando junte más coraje.
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21 comentarios:
"Todo va a salir bien" dicen una y otra vez en las películas como fórmula de aliento multiuso.
Esta frase me golpeaba la cabeza por algún motivo y al final dejó de preocuparme cuando leí que los varoncitos pensamos que a las nenas les va a crecer el pene, o sea que "todo (el pene) va a salir bien".
Ya tengo medio asumido que no puedo orinar parada.
Jugar a los doctores es más lindo que el Play Station 2.
A mi me gustaba jugar a las maestras pero yo era muy severa y el castigo a los alumnos que se portaban mal consistía en desnudarlos y pegarle palmadas en las nalgas. Adoraba tanto hacer esto que los castigaba casi por nada y además ahora soy maestra realmente.
También Freud habló de la envidia del pene y puede ser que haya algo de eso pero en mi no funciona como una envidia común. Lo que a mí me gusta de los hombres en lograr que me dejen meterme su pene dentro de la boca y en segundo lugar en el ano. La vagina para mí ocupa el 3er lugar. No es que me lo quiera comer pero para mí es el placer más grande cuando lo siento crecer dentro de mi boca.
Mirna, me pasa lo mismo pero sin sentir ninguna envidia y sin las demás opciones porque lamentablemente soy varón y no tengo vagina que para tí ocupa un trecer lugar. Dios da pan a quien no tiene dientes. Te mando un beso.
Soy obsesiva con las rutinas y los reglamentos y los horarios. Quiero controlarlo todo, pero no es una ilusión ni una fantasía: cuando dejo de hacerlo por algún poco frecuente motivo, todo se me complica. Realmente puedo controlar todo lo que me concierne y hasta a veces me piden que yo les ponga orden en la casa de mis padres y mis hermanos. Quizá tenga ese don.
La última vez que recibí una golpiza más avergonzante que dolorosa fue cuando ya tenía once años y se me ocurrió levantarle la pollera a una niña en la escuela. El hermano y otros niños se volvieron locos y quisieron matarme. Fue horrible.
Copio y pego porque es muy verdadero: "Recuerden que los neuróticos no nos gusta desear sino que preferimos ser deseados". Eso es: estoy muerto de ganas de una cantidad de cosas pero pierdo todo el tiempo y la energía disponible en tratar de complacerme sin que los demás sepan que lo estoy logrando.
Con que pudiera intentar hacer la mitad de lo que pienso que podría hacer, ya sería un loco de atar. No hago nada porque yo pienso que son todas locuras y por eso mis propios temores me tienen enchalecado.
Esto no sé bien qué es y no me animo a preguntar, pero tengo muchas ganas de tener algo con mi hermanastro.
Desde que me conozco, nada me importa más que todo lo que sea amor y sexo (en ese orden). Cada vez que aparece alguna información sobre eso, me intereso.
También las niñas odiamos a nuestra madre por no habernos puesto ese accesorio tan valioso. No sé si será por eso, pero con mi madre nunca pude tener una relación aceptable.
Con otra palabras, el esritor uruguayo Horacio Quiroga, decía que no se apartaba un ápice de los que sus personajes deseaban.
Es curioso, tuvimos en la niñez un miedo atroz a perder el pene y hay un enorme porcentaje de posiblidades de que no lo perdamos nunca. Sin embargo, todos los días, en forma permanente, vivimos en riesgo de perder algo.
Ampliando el planteo de Lautaro: no sólo estamos expuestos a perder algo todo el tiempo, sino que efectivamente lo perdemos. Cada día perdemos vida, perdemos juventud, hasta que dejemos de perder porque nos hemos muerto.
Usted necesita escribir en sus blogs y yo deseo leerlos. A eso le llamo una buena transacción productiva.
¿Qué fue lo que marcó a la nenas en su más tierna infancia para generarles el temos a perder?
Mieres, no le llame apéndice a eso tan precioso que tiene ustedes entre las piernas, suena desvalorizante. Merece un nombre tierno, exitante, poderoso, sublime, lleno de sinceridad. Ahora, a mi no se me ocurre cuál. Ninguno de los que existen me parece suficiente.
¿Un pene lleno de sinceridad? ¿Qué es eso?
Bueno, voy a tratar de explicarte Diego, aunque en realidad no es tan difícil. Lo que quiero decir es que el pene no puede simular, cuando siente se pone durito.
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